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León XIV: ¿por qué el cardenal Prevost eligió ese nombre para Papa?

El último Papa que eligió el nombre León fue hace más de 100 años. León XIII dirigió la Iglesia de 1878 a 1903.

El recién elegido Papa León XIV, Robert Francis Prevost, llega al balcón central de la Basílica de San Pedro por primera vez, tras la clausura del cónclave de los cardenales en el Vaticano, el 8 de mayo de 2025. Foto: AFP ALBERTO PIZZOLI

El nuevo pontífice que liderará la Iglesia Católica fue dado a conocer este jueves, al salir al balcón de la Basílica de San Pedro alrededor de una hora después de que apareciera la fumata blanca sobre la chimenea de la Capilla Sixtina, donde 133 cardenales estaban reunidos desde este miércoles para elegir al sucesor del fallecido Papa Francisco.

Se trata de Robert Prevost, que eligió el nombre papal de León XIV. El cónclave entonces dio una sorpresa porque, por primera ocasión, un católico estadounidense ha sido elegido para liderar la Santa Sede.

Según destaca la cadena Telemundo, históricamente se había evitado elegir a un estadounidense dado que se considera que Estados Unidos ya tiene fuerte injerencia global sin que alguien de ese país tenga además poder de decisión en el Vaticano. Además, según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Sin embargo, el diario italiano La Repubblica llamó a Prevost “el menos estadounidense de los estadounidenses” por la moderación de sus palabras. Y es que el cardenal devenido en Papa también posee nacionalidad peruana y vivió durante muchos años en Perú. Tiene 69 años.

Moderado, cercano al Papa Francisco y misionero durante años en Perú, Prevost se convierte en el 267º pontífice de la Iglesia Católica. The Washington Post dijo que el nuevo pontífice “es un ejemplo perfecto del estilo de Francisco”. “El ‘Yanqui Latino’, como se le conoce en Roma, se enamoró tanto de Perú durante las décadas que pasó allí que se naturalizó. Su predecesor, Francisco, recurrió a él en repetidas ocasiones”, agrega el periódico.

En declaraciones al diario británico The Independent, el sacerdote católico y bloguero Ed Tomlinson dijo que la elección de Prevost había sido una sorpresa. “Parece probable que sea una continuación de la liberalización de Francisco”, declaró.

En cuanto a la elección de Prevost de llamarse León XIV, Tomlinson afirmó que tiene una larga historia. “El nombre papal León, como era de esperar, representa a un Papa que se mantendrá firme en tiempos de crisis, históricamente”, afirmó.

El último Papa que eligió el nombre León fue hace más de 100 años. León XIII, dirigió la Iglesia de 1878 a 1903. El primer Papa con ese nombre, León I el Magno, lo hizo entre 440 y 461.

El Papa León XI tuvo uno de los pontificados más cortos de la historia, con una duración de menos de un mes, desde el 1 de abril de 1605 hasta su muerte el 27 de abril de 1605.

Según Infobae, la elección que hizo Prevost de su nombre papal rinde homenaje a León XIII, uno de los pontífices más influyentes de la historia moderna. Este acto simbólico subrayaría su firme compromiso con los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia, que fue inaugurada por León XIII con su encíclica Rerum Novarum (Acerca de las Nuevas Cosas) en 1891. Este documento fue un hito en la historia de la Iglesia, ya que abordó de manera directa las preocupaciones sociales del siglo XIX, especialmente las condiciones de los trabajadores en un mundo marcado por la Revolución Industrial.

Así, el Papa León XIV, al elegir este nombre, no sólo rinde homenaje a León XIII, sino que también reafirma su compromiso con los principios que marcaron el pontificado de su antecesor. Reflejaría la intención del nuevo pontífice de continuar el trabajo iniciado por Francisco en defensa de los derechos de los trabajadores y de una economía más justa y equitativa.

Un Papa Francisco II habría señalado la continuidad del enfoque del difunto pontífice en la atención pastoral y los marginados, señala The Independent. Curiosamente, el propio Jorge Bergoglio sugirió en broma que su sucesor podría ser Juan XXIV, en referencia al Papa progresista de la época del Concilio Vaticano II.

Conocido como “el Papa bueno”, Juan XXIII fue el gran reformador: convocó el Concilio Vaticano II, que implicó el mayor “aggionamiento” de la Iglesia en los últimos siglos, en un intento de actualizar y adecuar su relación con el mundo contemporáneo, apunta el diario español ABC. Su pontificado fue un símbolo de apertura, diálogo interreligioso y reformas pastorales, y se ganó el cariño de los fieles por su humildad y cercanía.

Por el contrario, elegir Pío, el nombre papal más usado del siglo XX, habría indicado claramente que un tradicionalista estaba tomando el mando, agrega el periódico británico.

Durante la mayor parte del primer milenio de la Iglesia Católica, los Papas usaron sus nombres de pila. La primera excepción fue Mercurio, romano del siglo VI, quien recibió el nombre de un dios pagano y eligió el nombre más apropiado de Juan II. Fue el Papa número 56 de la Iglesia Católica de 533 a 535.

La práctica de adoptar un nuevo nombre se arraigó durante el siglo XI, un período en el que los Papas alemanes elegían los nombres de los obispos primitivos con el “deseo de simbolizar la continuidad”, según el reverendo Roberto Regoli, historiador de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Durante muchos siglos, los nuevos jefes de la Iglesia Católica tendían a elegir el nombre del Papa que los había elevado al cardenalato. Juan fue el más popular, elegido por 23 pontífices, seguido de Benedicto y Gregorio, cada uno con 16.

Solo a mediados del siglo XX los nuevos Papas comenzaron a elegir nombres que indicaran el objetivo de su papado, afirmó Regoli. Antes de que se conociera el nombre del nuevo Papa, el historiador señaló: “Incluso ahora, mientras esperamos al nuevo Papa, el nombre con el que se presentará nos ayudará a comprender el horizonte hacia el que quiere avanzar”, señaló.

Por ejemplo, el Papa Francisco, elegido en 2013, adoptó el nombre de San Francisco de Asís, conocido por su humildad, su vida de pobreza y su amor a todas las criaturas. Con ello, Bergoglio marcó un papado centrado en quienes a menudo son vistos como marginados, como los pobres, los presos y la comunidad LGBTQ+, a la vez que promovió la paz, la fraternidad y el cuidado del medio ambiente.

Su predecesor, Benedicto XVI, declaró que con la elección de su nombre quería rendir homenaje a Benedicto XV, quien dirigió la Iglesia durante la Primera Guerra Mundial y se dedicó a sanar las heridas de la guerra, y a San Benito, fundador del monacato occidental y fundador del cristianismo en el siglo VI, quien contribuyó a difundirlo por toda Europa. Una de las prioridades del cardenal alemán Joseph Ratzinger fue intentar reavivar la fe en Europa. “Si tenemos un Benedicto, sabremos que los cardenales optaron por ver a Francisco como una anomalía”, dijo Natalia Imperatori-Lee, directora de estudios religiosos en Manhattan College, en declaraciones a The Independent.

El periódico británico recordó que el primer nombre compuesto del papado fue elegido por el cardenal italiano Albino Luciani en 1978, como Juan Pablo I, en honor al Papa Juan XXIII, quien inauguró el proceso del Concilio Vaticano II que reformó la Iglesia Católica, y a Pablo VI, quien lo clausuró.

El nombre, apunta el medio británico, señalaba un compromiso con las reformas, incluyendo la supresión de la misa en latín en favor de las lenguas locales y la apertura a otras religiones, especialmente el judaísmo. El papado de Juan Pablo I duró solo 33 días. El cardenal polaco Karol Wojtyla, quien lo sucedió, eligió el nombre de Juan Pablo II.

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