Quién es Kirill Dmitriev, el “ambicioso” enviado de Putin detrás de la redacción del polémico plan de paz para Ucrania
El director del fondo soberano de Rusia, graduado de Harvard, ha ascendido a un puesto clave a pesar de tener poca experiencia diplomática. Fue su rol en el borrador del acuerdo, que favorece ampliamente a Moscú, lo que lo puso en el centro del escenario internacional tras hablar con su contraparte estadounidense.
Cuando las relaciones entre Donald Trump y Vladimir Putin se deterioraron este otoño, con el Presidente estadounidense acusando públicamente al líder del Kremlin de bloquear el camino hacia la paz en Ucrania y anunciando importantes sanciones contra el sector petrolero ruso, un hombre vio una oportunidad.
Kirill Dmitriev, el director del fondo soberano de Rusia, experto en Estados Unidos y graduado de Harvard, se embarcó en un avión rumbo a Florida a finales de octubre, donde se reunió con Steve Witkoff, el promotor inmobiliario que actuaba como enviado independiente de Trump para Ucrania.
Su viaje a Estados Unidos fue una manera de reparación de daños por parte del Kremlin, tras las agitadas reuniones y desacuerdos con Washington, dado que anteriormente Sergey Lavrov, el jefe de la diplomacia rusa, dejó en evidencia que Moscú no mostraba ninguna voluntad de negociar, según afirmó el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio.
Desde entonces Dmitriev se encuentra en el punto de mira mundial por un borrador de plan de paz que surgió después de que pasara tres días con Witkoff en Miami. Según comentaron al diario The Guardian personas que conocen de larga data a Dmitriev, aquella atención era algo que el enviado ruso anhelaba desde hacía mucho tiempo.
Su equipo se ha negado a comentar sus propuestas, que parecen una lista de deseos de Putin, y que exigen a Ucrania ceder territorio bajo su control y reducir drásticamente el tamaño de sus Fuerzas Armadas. Volodymyr Zelensky, el Presidente de Ucrania, ha tenido cuidado de no rechazar sus términos, pero dice que cualquier acuerdo debe traer una “paz digna, con términos que respeten nuestra independencia y nuestra soberanía”.
Hijo de científicos nacido en Kiev
Una fuente que lo conoce desde los círculos empresariales de Moscú a finales de la década de los 2000, dijo al diario británico que “Dmitriev está obsesionado con aparentar ser importante”. “Es despiadadamente ambicioso”, añadió la fuente, describiéndolo como “poco sustancial, pero excepcionalmente bueno para venderse a sí mismo”.
“Finge hasta que lo consigas” era el modus operandi de Dmitriev, según la fuente citada por el periódico, que, al igual que otras fuentes, prefirió no identificarse para poder hablar con libertad. “Y, objetivamente, ha llegado muy lejos”. Por esa razón puede que a algunos les sorprenda que uno de los defensores más acérrimos de Moscú naciera en la Ucrania de la época soviética.
Hijo de destacados científicos, Dmitriev creció y estudió en el prestigioso Liceo n.º 145 de Kiev, una escuela de matemáticas y física de alto nivel donde causó buena impresión entre sus compañeros como un alumno aplicado y obsesionado con Estados Unidos.
“Era bastante arrogante… pero muy sistemático, y si quería lograr algo, trabajaba para conseguirlo”, dijo Volodymyr Ariev, quien era compañero de curso de Dmitriev y ahora es diputado ucraniano. A los 15 años Dmitriev fue seleccionado por su escuela para un viaje a Estados Unidos, una experiencia que, según Ariev, consolidó su fascinación por el país.
Posteriormente se matriculó en la Universidad de Stanford y luego cursó un MBA en Harvard. En un artículo del diario The New York Times del año 2000 sobre la escuela de negocios de Harvard, Dmitriev se maravilló de las oportunidades que le brindaba su nuevo programa. “Hay un gran sentido de compañerismo con los compañeros. Se vive en comunidad, se sale por la noche a celebrar las victorias o a ahogar las penas”, señaló.
También anticipó su propia ambición y su habilidad para establecer contactos: “También voy a Nueva York cuatro veces al mes para el desarrollo de negocios, para establecer alianzas estratégicas y reunirme con clientes”.
Tras trabajar en McKinsey y Goldman Sachs, su verdadero éxito empresarial no llegó en Moscú ni en Nueva York, sino en Kiev. De 2007 a 2011 dirigió Icon Private Equity, un fondo ucraniano que gestionaba aproximadamente mil millones de dólares, la mayor parte perteneciente al oligarca Victor Pinchuk, yerno del expresidente ucraniano Leonid Kuchma.
Plan con Witkoff
Dmitriev ha sido una figura clave en las iniciativas diplomáticas entre Estados Unidos y Rusia prácticamente desde el inicio de la segunda presidencia de Trump, y Steve Witkoff ha sido su contraparte habitual.
Los dos hombres, ninguno de los cuales tiene experiencia diplomática real, comenzaron a elaborar un plan que impondría condiciones draconianas a Ucrania y otorgaría a Moscú una influencia abrumadora sobre la soberanía política y militar del país.
“Estamos seguros de que estamos en el camino hacia la paz, y como artífices de la paz debemos hacer que suceda”, dijo Dmitriev en una conferencia celebrada en Arabia Saudita a finales de octubre.
Parece ser que ambos se conocieron en febrero de 2025, cuando el enviado de Putin desempeñó un papel importante para lograr la liberación de profesor estadounidense Marc Fogel de una cárcel rusa.
“Hay un señor de Rusia, se llama Kirill, y tuvo mucho que ver con esto. Fue importante. Fue un interlocutor importante que tendió un puente entre las dos partes”, dijo Witkoff a los periodistas.
Días después, cuando diplomáticos estadounidenses y rusos se reunieron en Arabia Saudita, poniendo fin de facto al aislamiento diplomático de Rusia en Occidente, Dmitriev participó en conversaciones sobre relaciones económicas y Witkoff también estuvo presente.
El enfoque directo de Dmitriev hacia los funcionarios de Trump no siempre ha dado resultado. Cuando el inquilino de la Casa Blanca anunció el mes pasado sanciones contra las dos principales petroleras rusas, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, lo tildó de “propagandista ruso” por sugerir que eso implicaría precios más altos del combustible en las gasolineras estadounidenses.
A diferencia de la mayoría del círculo de Putin, el enviado del líder ruso se siente cómodo en un estudio de televisión estadounidense. Se esmera en elogiar las habilidades diplomáticas de Trump al tiempo que presenta a los televidentes occidentales la versión del gobierno ruso en su propio idioma.
Dmitriev no es militar, es un especialista en inversiones privadas con buen ojo para los negocios. “No soy militar… pero la postura del Ejército ruso es que solo atacan objetivos militares”, declaró recientemente a Jake Tapper, de CNN, días después del bombardeo de un jardín infantil en la ciudad ucraniana de Kharkiv. “Simplemente trabajo para entablar un diálogo y asegurar que el conflicto termine lo antes posible”.
Un ferviente usuario de X, Dmitriev publica a diario sobre la “crisis” migratoria de Europa, acusa a los “globalistas” de adoctrinar a niños con “programas pro-trans” y promueve regularmente una retórica conspirativa; una vez incluso agregó un eslogan al estilo de QAnon, popular entre la base más extremista de Trump, apunta The Guardian.
Según la BBC, se afirma que Dmitriev ha acumulado una fortuna inmobiliaria con su esposa, la presentadora de televisión Natalia Popova.
Popova es amiga y colega de la hija de Vladimir Putin, Katerina Tikhonova, y subdirectora de Innopraktika, la empresa tecnológica de Tikhonova. Dmitriev también es visto como parte del círculo íntimo de Tikhonova, agrega la cadena británica.
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