Cómo aprender sin saber español

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Miles de niños, dentro de poco, rinden el Simce, para medir su aprendizaje. Sin embargo, 372 escolares extranjeros se eximirán del test, pues no hablan nuestro idioma. Adaptar los colegios y sus docentes resulta clave para integrarlos de forma efectiva.


En la Escuela Básica Unión Latinoamericana, de Estación Central, los chilenos son minoría. Ahí, el 40% de la matrícula es de niños haitianos, lo que supone grandes desafíos para sus profesores. Sobre todo, considerando que muchos de ellos ni siquiera saben hablar español.

Si bien la migración es un fenómeno ya instalado en el país, los colegios todavía tienen el reto de integrar a aquellos escolares que no manejan nuestro idioma. De hecho, este martes y miércoles, 245 mil escolares de 8° básico, de todo el país, rendirán el Simce, pero 117 de ellos están eximidos de dar el test, pues no saben hablar español.

Lo mismo ocurre para los estudiantes de 2° medio, que tendrán el examen el 22 y 23 de octubre. Y para los en 4° básico, a quienes se les aplicará la prueba el 5 y 6 de noviembre. En esos niveles, hay 255 niños que no darán el Simce por no manejar el español. Según cifras de la Agencia de Calidad de la Educación, en total son 372 los escolares que se eximirán de la prueba por no saber el idioma, tres veces más de los que había hace tres años. La mayoría están en colegios municipales y provienen de Haití (250) y China (26).

Esta es una realidad que conoce bien Luis Bravo, director de la Escuela Básica Unión Latinoamericana. Cuenta que ahí tienen dos facilitadores, que les traducen a los alumnos haitianos cuando no entienden la materia que se les pasa. Pero también disponen de un programa de enseñanza del español como segundo idioma, que resulta más efectivo.

"Creamos un departamento de enseñanza del español, en el que contamos con psicopedagogas que trabajan en la conciencia fonológica de los niños, porque adquirir el español es más fácil de forma hablada que escrita, y los niños haitianos no pronuncian igual que nosotros. Por ejemplo, no pronuncian la r", explica.

De esta forma, la enseñanza del español ha sido más integradora que el trabajo con los facilitadores. Pero eso no es suficiente. "En el colegio necesitamos más recursos para contratar a personal que atienda a estos niños, pero como son inmigrantes, no figuran como prioritarios para la Subvención Escolar Preferencial", asegura Bravo.

Adaptar la escuela

En Estación Central, otros establecimientos viven la misma realidad, como en la Escuela República de Austria. El alcalde de la comuna, Rodrigo Delgado, cuenta que cuatro colegios tienen facilitadores para los alumnos migrantes que no manejan nuestro idioma, los que gracias a capacitaciones ahora no solo traducen, sino que "potenciaron sus habilidades de enseñanza".

En la municipalidad también trabajan con la Oficina de Integración Intercultural, que apoya la labor de los facilitadores. Incluso se han valido de la tecnología para integrar a las familias foráneas, pues crearon una aplicación que les permite revisar las notas de sus hijos y los horarios, en español y creole.

"Es imperativo una adecuación curricular que reconozca, en el proceso educativo, la multiculturalidad que hoy viven los niños nacionales y migrantes. La integración de las familias en las comunidades educativas es fundamental. Por eso, el Mineduc debe trabajar con el Ministerio de Desarrollo Social para desarrollar en conjunto planes socioeducativos", plantea el alcalde.

Los expertos coinciden en que hay que repensar las escuelas, porque los niños extranjeros no solo enfrentan una barrera idiomática, sino que también tienen que adecuarse a las metodologías de enseñanza y a veces sufren discriminación.

Luis Eduardo Thayer, experto en inmigración de la UC Silva Henríquez, recomienda que el Mineduc genere políticas de integración, "con competencias interculturales y capacitación a los docentes para adaptar la escuela a los niños y no solo que los niños se adapten".

De lo contrario, agrega Thayer, "la responsabilidad queda en la sala de clases, y el profesor tiene que hacerse cargo, sin ninguna herramienta, de un niño que viene de un contexto distinto y que más encima no entiende el idioma, los métodos de enseñanza, ni las materias tal como se las pasaban en sus países de origen".

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