
Instituto Nacional y su problema sin fin: un tercio de las jornadas se vieron afectadas por paros docentes o encapuchados
El tradicional recinto educacional vio cómo en 23 de los 71 días de clases del primer semestre las movilizaciones de profesores o las salidas de capuchas derivaron en la no realización de clases o despacho de estudiantes a sus hogares.

Para los apoderados del Instituto Nacional (IN) ya es habitual que un correo electrónico anunciando suspensión de clases o el despacho de alumnos a sus casas les llegue de tanto en tanto. Así ocurrió, como viene pasando ya desde hace años, durante el primer semestre, afectando el normal desarrollo de las actividades académicas.
Sin ir más lejos, el año escolar del IN, al igual que los otros recintos públicos dependientes de la Municipalidad de Santiago dirigida por Mario Desbordes (RN), no comenzó normalmente junto al resto de los establecimientos del país debido a un paro docente por desacuerdos entre el edil y los profesores por diferencias en el pago de bonos. A eso se suma que los encapuchados, aunque en grupo son reducidos, siguen alterando el día a día del recinto educacional.
Y es que aun cuando hay instancias de recuperación de clases, lo cierto es que la comunidad institutana se ha ido acostumbrando a que su año escolar no sea como el de otros establecimientos.
En concreto, entre paros docentes y salidas violentas de encapuchados, durante el primer semestre fueron 23 las jornadas escolares que se vieron afectadas, ya sea sólo en su jornada de mañana, la de tarde, o ambas. Esto quiere decir, en otras palabras, que un 32,3% de los 71 posibles días de clases se vieron afectados, considerando un calendario escolar programado desde el miércoles 5 de marzo hasta el martes 17 de junio y que entre medio tuvo tres feriados (18 de abril, 1 y 21 de mayo) y un interferiado (2 de mayo).
El recuento señala que los días miércoles 5, jueves 6, viernes 7 y lunes 10 de marzo, las clases no se realizaron con motivo del paro de profesores santiaguinos. Ahí se perdieron cuatro jornadas, puesto que recién comenzaron regularmente el martes 11.
“El inicio del clases por calendario escolar en el Instituto Nacional se desarrollará mañana 5 de marzo con la ausencia del cuerpo docente, lo que dificulta brindar clases a los estudiantes”, decía el mail enviado a los apoderados.
El jueves 20 de marzo llegó la primera salida de encapuchados, de un total de 10 registradas por el municipio.
“Hoy, siendo las 09:10 horas, un grupo de estudiantes salieron encapuchados hacia el portón de calle Prat, portaban bencina en un bidón. El hecho implicó un amplio despliegue de profesores y asistentes de la educación para volver a la calma y mantener las clases de acuerdo al horario establecido. Sin embargo, durante el segundo recreo, a las 10:40 horas, hubo llamado a asamblea y posteriormente los estudiantes determinan toma negra. Hubo destrucción de mamparas, agresión entre estudiantes, funcionarios agredidos, y presencia de externos, por lo que se determina el despacho de la jornada a las 11:00 horas”, se lee en el extenso comunicado enviado ese día a la comunidad. La jornada de tarde, eso sí, mantuvo su desarrollo normal.
Luego vino una seguidilla de hechos similares con término anticipado de clases de la jornada de mañana el miércoles 26 de marzo, el lunes 31 de marzo, el miércoles 2 de abril, el miércoles 9 de abril y el martes 29 de abril.
“Hoy después de un incidente violento entre estudiantes y carabineros, tuvimos que proceder a despachar a la jornada de mañana, porque las vidas de todos los que estaban por calle Arturo Prat estaban en riesgo”, fue parte del duro escrito, por ejemplo, de la rectora, Carolina Vega, explicando lo acaecido el 26 de marzo en la jornada de mañana. La de tarde sí realizó actividades.
El viernes 11 de abril, además, hubo modificación en los horarios de clases por una especie de banderazo con motivo del Superclásico del fútbol chileno entre la U y Colo Colo que se avecinaba. Y aunque al final el partido fue suspendido por los hinchas colocolinos fallecidos en el Estadio Monumental el día anterior, la actividad igualmente se realizó, aunque más enfocada en criticar el actuar de la policía el día anterior.
Así llegaron los días desde el lunes 5 hasta el viernes 9 de mayo, cuando la Asociación de Asistentes de la Educación de Santiago (AFESA) se movilizó exigiendo “condiciones laborales justas y dignas para todos”.
Este paro provocó que nuevamente la jornada de mañana no se pudiera desarrollar normalmente, debiendo programar asistencia de alumnos en bloques, divididos por cursos. La tarde se desarrolló medianamente normal, finalizando a las 17 horas, sin impartirse talleres, academias y preuniversitario, y sin atender a apoderados ni entregar documentación, lo que se retomó desde el lunes 12 de mayo.
El jueves 15 de mayo, en tanto, fue el paro nacional docente, mientras que al día siguiente -viernes 16- un grupo de diez encapuchados volvió a interrumpir las clases.
“Se produjeron intentos incendiarios contra diversas instalaciones, entre ellas la Enfermería, situación que no prosperó”. Esto, igualmente, provocó el despacho de los alumnos a sus hogares.
Asimismo, hubo otro paro nacional docente entre miércoles 4 y jueves 5 de junio, lo que obligó a terminar la jornada de mañana ambos días a las 10:40 horas, y la de tarde a las 17:00 horas, suspendiendo a su vez academias, talleres y preuniversitario.
Pilar Sazo, hoy directora de Educación Municipal (DEM) de Santiago, dice al respecto que “si existe una situación que ha generado mayor impacto en la pérdida de clases es la violencia. Desde marzo a la fecha el establecimiento ha tenido más de una docena de episodios de violencia, únicamente en la jornada de la mañana”. Esto, como se ha dicho, ha significado el despacho anticipado de los estudiantes, afectando a 1.776 alumnos distribuidos en 48 cursos.
“El impacto negativo que estos hechos tienen en el desarrollo de los estudiantes es inmenso y, por esta razón, desde la DEM hemos instruido con carácter urgente y obligatorio la implementación de los planes de recuperación de clases. Esto, por supuesto, también aplica para las jornadas de paro de profesores”, agrega.
Y cierra: “La situación del Instituto Nacional nos tiene preocupados, pero también ocupados para impulsar distintas acciones. Hay una captura de la comunidad escolar por parte de un grupo minoritario, una forma de violencia política que se ejerce por encapuchados y con bombas molotov, probablemente alentados por personas adultas sobreideologizadas. En ese contexto, estamos trabajando en coordinación con policías y fiscalías, porque es urgente identificar a los involucrados y a quienes los respaldan para poder frenar esta crisis de una vez por todas”.
Mientras, María Teresa Romero, directora de Escuelas Abiertas, señala que estas situaciones no están siendo abordadas ni de manera general ni específica. “La rectora hoy no tiene ninguna autoridad para prevenir situaciones como estas, enfrentarlas y sancionarlas de manera drástica. El Estado le ha quitado libertad y autonomía a los directivos tomando el control de los colegios y dejándolos atados de manos. Esto ha afectado a la gran mayoría de estudiantes que lo único que quieren es poder aprender y tener clases normales todos los días”, analiza.
El tema es que esa normalización está lejos de ocurrir. Y es que en lo que va de segundo semestre, el Instituto Nacional ya ha sido testigo de tres situaciones de salidas de encapuchados, con despacho de sus estudiantes, siempre en la jornada de mañana. Esto ocurrió el viernes 11, lunes 14 y viernes 18 de julio.
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