
Solange Tenorio, nueva rectora UMCE: “Las universidades estatales competimos de manera desigual con las privadas”
La nueva máxima autoridad de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y quien asume este lunes el cargo señala, eso sí, que uno de los desafíos de las instituciones del Estado es mostrar que pueden dar un servicio sistemático de formación, manejando de mejor manera los paros y tomas.

Solange Tenorio (58) ha hecho casi todo su camino profesional en la estatal Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE): allí estudió Educación Diferencial, fue ayudante, hizo un magíster, fue directora del Departamento de Educación Diferencial, secretaria académica del mismo y luego decana de Educación. Y desde el lunes será su flamante nueva rectora luego de vencer en los sufragios a Elisa Araya, quien iba por la reelección.
En esta entrevista la también doctora en Ciencias de la Educación y hasta hace poco presidenta del Confauce (Consejo Nacional de Facultades de Educación de Universidades del Cruch) aborda los desafíos que cree le tocarán enfrentar al mando del ex-Pedagógico.
Hace no mucho era extraño ver mujeres rectoras de universidades. ¿Por qué demoró tanto en normalizarse esta situación?
Es bien curioso. Yo soy decana de la Facultad de Educación y hace poco tiempo realizábamos fotos que ni siquiera en los decanatos del resto de las universidades había mujeres. Se ha demorado porque somos un país bastante tradicional, pero hemos ido creciendo y comprendido el aporte que hacemos las mujeres en los distintos ámbitos del desarrollo para un país. Esto ha traído muchos cambios relevantes, sobre todo en los estilos de gobernanza, liderazgos más participativos, más democráticos, que es el sello que quiero dar a mi rectoría.
¿Cómo ve a las universidades estatales? ¿Han perdido terreno con las privadas?
Es un tema complejo, sobre todo porque tenemos un sistema de financiamiento que no favorece a las universidades públicas. Hoy competimos con las privadas por temas de gratuidad y no ha habido una mirada del Estado que privilegie a sus universidades, que tenemos bastante más burocracia, lo que sin duda complejiza los procesos. Lo que sí creo es que la formación, sobre todo en el ámbito de la pedagogía, ha logrado una regulación que permite que las universidades públicas lideren estos procesos.
¿Pero es solo un tema de contar con más recursos, o el avance de las privadas también responde a alguna deficiencia que pueden tener las estatales?
Hay ambas miradas. Las universidades estatales competimos de manera desigual con las privadas, pero también hay que hacer un mea culpa respecto de poder darle continuidad al proceso de enseñanza y aprendizaje de nuestros estudiantes, por paros, por todas esas cosas que no contribuyen para quienes quieren formarse en un proceso sistemático. También competimos con infraestructura bastante desigual con las privadas. Parte de nuestro tema es que tenemos que mostrar que podemos otorgar un servicio sistemático de formación y manejar mejor este asunto de paros y tomas.
¿Cómo ha visto el debate en torno a las modificaciones que se intentaron para los requisitos de ingreso a las pedagogías? Esta semana la Comisión de Educación rechazó ese proyecto.
Como Consejo Nacional de Facultades de Educación hemos sido bastante claros sobre la necesidad de hacer modificaciones al proyecto ley. El sistema de desarrollo profesional docente tiene que ser revisado y contextualizado, pero en el ámbito que está en discusión sobre si se suben o no los puntajes, eso es un retroceso. El hecho de centrarse en el puntaje de ingreso no asegura tener un buen profesor. Centrar la discusión en los puntajes limita mucho la visión y es poner el foco en algo que a la larga no tiene el impacto que se piensa que tiene. Después hay que retener a los estudiantes y luego, que una vez titulados, se mantengan en el mundo laboral. Tenemos que ver el sistema educacional completo, no solamente el ingreso a pedagogías.
¿Cómo se ataca entonces el déficit docente del país?
Primero, recuperar el valor que tiene la profesión. Estas discusiones no nos hacen un gran favor, sino que debilitan la discusión en los temas relevantes. Hay que fortalecer ese rol que los profesores cumplen con una campaña mucho más potente. Nosotros no somos un servicio social exclusivamente, sino que hacemos un aporte relevante a la sociedad. También hay que fortalecer distintas vías de ingreso, buscar otras formas alternativas.
¿Comparte las formas de manifestar este descontento del Colegio de Profesores?
Es una pregunta muy compleja, porque la posibilidad de asociarse y manifestarse es legítima. Sin embargo, también tiene el otro lado de la moneda que es el dolor que implica que jóvenes y niños dejen de formarse en esos tiempos. Es difícil conjugar ambas cosas, pero creo que el Estado tiene que jugar un rol mucho más potente y decisivo para poder abordar esta temática antes que ocurran los conflictos. No debiésemos llegar a las manifestaciones que impliquen que los niños y niñas y jóvenes se queden sin educación en esos momentos.
¿Ha cambiado el tipo de persona que llega a estudiar una pedagogía?
La sociedad en general ha ido cambiando. Los jóvenes han ido cambiando. Por lo tanto, en cualquier profesión yo creo que los jóvenes han ido mutando bastante. No somos la misma sociedad que hace 20 años. Los que entran a estudiar pedagogías son jóvenes que tienen una gran vocación, que saben lo difícil que puede ser la carrera docente, pero eso no les importa, tienen un compromiso por aportar al país.
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