Víctor Orellana, exsubdirector de Onemi: “Las medidas que se tomaron no fueron excesivas, pero sí tardías”

Víctor Orellana, ex subdirector de Onemi
Víctor Orellana, ex subdirector de Onemi.

La exautoridad de la extinta Oficina Nacional de Emergencias aborda la respuesta del gobierno al frente de mal tiempo que afecta a buena parte del país. Y aunque asegura que decisiones como la suspensión de clases fueron correctas, critica el poco tiempo que el Ejecutivo le dio a la ciudadanía para prepararse.


Este jueves se vivió una de las jornadas más intensas del sistema frontal que desde comienzos de semana afecta a la zona centro-sur del país y que obligó a desplegar a las autoridades entre las regiones de Coquimbo y Ñuble y a tomar medidas como la suspensión de clases en siete regiones durante dos días.

Con eso como contexto, Víctor Orellana, exsubdirector de la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior (Onemi) entre 2014 y 2018, afirma que frente a esta situación lo que más se ha visto afectado es el día a día habitual de las personas, pues las medidas y los resguardos que se tomaron cambiaron el funcionamiento de las rutinas y de las ciudades.

Además, el arquitecto asegura que desde el punto de vista urbano y más allá de estas lluvias en particular, el país no está preparado para enfrentar estas emergencias, ya que las ciudades colapsan con solo algunos milímetros de agua. Pero, además, cree que los avisos de cambios de rutina de parte de las autoridades se pudieron haber dado antes: “Por ejemplo, el sistema de trabajo no alcanzó a responder para organizarse”, dice.

Los mensajes que se transmitieron antes de las lluvias, ¿fueron suficientes?

Sí, porque efectivamente estamos frente a un evento singular y eso se comunicó. Eso sí, los efectos han sido diversos. Por ejemplo, los fallecimientos han sido bastante puntuales, entonces a nivel de vidas humanas, se está bajo control. Este sistema frontal ha afectado la cotidianidad de las personas y ahí faltan ajustes para prepararse mejor para enfrentar esos cambios en la rutina.

¿En qué se notó menos preparación?

Como estas lluvias afectaron en mayor medida a centros urbanos, cambiar la cotidianidad de un día para otro ha sido complejo, porque las personas tienen una planificación, entonces los cambios significan que la población tenga que generar toda una nueva logística. Igual, hace días sabíamos que esta jornada iba a ser compleja, entonces hubo medidas que se pudieron haber tomado antes.

En ese contexto, ¿era necesario suspender las clases?

Sí, era necesario, el tema es cuándo se avisa, porque la decisión fue de un día para otro y las personas no se alcanzaron a organizar. Hay que tener eso en consideración. Tener el decreto de emergencia preventivo también fue un poco encima, porque se firmó un día antes.

¿Las medidas que se tomaron fueron excesivas?

Las medidas que se tomaron no fueron excesivas, pero sí tardías. Por ejemplo, en el Biobío tuvieron que decretar zona de catástrofe, teniendo la herramienta de emergencia preventiva. Además, no solo es necesario que el Estado se organice, también hay que permitir que las personas lo hagan. Se estaba avisando, pero se tomaron medidas un día antes, y eso es tarde.

¿Y fueron las correctas?

Son buenas, pero siempre serán insuficientes, porque la infraestructura que tiene la ciudad no está diseñada para estos peaks. En general, cuando se diseñan estas infraestructuras no se hacen para los peores escenarios. Lo que nos está haciendo el cambio climático es poner en duda los límites que nos ponemos y nos está obligando a repensar estas estructuras en condiciones más exigentes.

¿Ve que la ciudadanía es obediente con las medidas que se dan?

Las personas no se exponen innecesariamente. Uno ve que sí pueden circulan menos y no van a lugares de riesgo. Lo que las personas necesitan es que las alertas no estén encima, porque necesitan poder articularse y así estar cómodos para enfrentar lo que se venga.

Desde el punto de vista urbano, ¿el país está preparado para enfrentar estas situaciones?

No. Cuando hay mucha concentración de personas y tenemos cauces que pasan por el medio de la ciudad, se corre el riesgo de que se desborden. Por ejemplo, el río Curanilahue se desbordó un metro y con eso afectó a casi todas las casas de alrededor. Las ciudades están muy concentradas y las viviendas muy cerca de los cauces y eso genera que frente a cualquier desborde sean muchas las personas afectadas.

¿Qué otro aspecto es frágil frente a estas situaciones?

Luz y agua. Todo el tema de arbolado versus cableado aéreo es un problema que no hemos resuelto, que también tiene mucha complejidad para la gobernanza, porque la administración de los árboles es de un organismo, el cable es de otro, entonces hay muchos elementos en un metro cuadrado y la responsabilidad sobre cada uno de ellos se diluye. Y estos microdesastres generan problemas más grandes.

El panorama actual tuvo singularidades...

Sí. Además. Estas lluvias las vienen pronosticando hace tiempo y se esperaba todo lo que pasó, y aún queda. Y eso es agua que se va acumulando y el problema es que la capacidad de absorberla es cada vez menor.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.