Albert Adrià es un barcelonés de 39 años y el responsable del taller de uno de los restaurantes más influyentes del mundo, El Bulli. A través de su filosofía culinaria llama a utilizar el "paladar mental", ya que "las cosas no son ni buenas ni malas, siempre que no estén en mal estado".

Actualmente Adrià ha desarrollado un verdadero universo dulce en El Bulli, mediante su investigación constante sobre los postres y sus posibilidades de sabores, texturas y sensaciones. "Los ojos son el primer sensor del apetito", señala el investigador gastronómico en un artículo publicado en el diario El País de España. Es esta novedosa manera de sentir los alimentos, la que ha plasmado en su libro Natura, que reúne sus hallazgos sobre estos platos dulces.
 
Natura fue escrito en español e inglés y también incluye un disco interactivo donde las recetas cobran vida. Se trata de postres que evocan aspectos de la naturaleza, como los bosques, las flores, la tierra, las matiposas y los pájaros, donde los sonidos de viento y hojas que vuelan acentúan la atmósfera del cocinero.

EXPERIENCIA VISUAL
Según Adrià, la experiencia visual comienza con Otoño, el postre del menú 2008 de El Bulli, paisaje de crujientes de pan de especias, con sorbete de cereza, yogur salado y bayas de cacao entre los ingredientes. Y para terminar, una pisada lunar de chocolate y las reflexiones del autor, que abre una ventana a sus experimentos.

En esta nueva experiencia sensorial, cada postre es un desafío para él. Con técnicas modernas, "el merengue cobra una nueva dimensión", opina este cocinero, admirador de "la sensibilidad japonesa" y que usa el yogur como elemento fetiche, asegura que "me es imprescindible. Lo tiene todo: puedes hacer un sorbete, un flan, una crema".

También desarrolla formas estrelladas y crocantes que pertenecen a sus inventos de la gama Texturas, en la cual participó su hermano y que pronto adaptará para la alimentación infantil.

Según Adrià, "la inspiración en la naturaleza es un juego, una excusa para aplicar todo lo que he aprendido". ¿Y hacia dónde va?: "Al purismo, a la limpieza máxima en la ejecución y en los sabores".