Automarginación
Para que la bicicleta sea un medio sustituto de transporte, la integración de ciclovías es vital. Que Las Condes se excluya del nuevo sistema de bicicletas públicas es inexcusable.<br>

TIEMPO ha pasado de aquel spot publicitario donde le gritaban a un tipo en bicicleta "¡Cómprate un auto Perico!" Las cosas van para otro lado en estos días. El estado de la congestión en las grandes ciudades, la contaminación ambiental y la cultura de más vida sana han potenciado la aparición de redes de ciclovías como medio de transporte público alternativo, así como sistemas de bicicletas públicas que las alimentan. Santiago no es una excepción en este sentido. La semana pasada inició operaciones la primera de las 14 comunas metropolitanas que se unirán por medio de una nueva red pública de bicicletas de estándar mundial. La mala noticia es la automarginación inexcusable de la Municipalidad de Las Condes, que deja ese territorio como una isla dentro de la capital.
El sistema que proyecta 2.100 bicicletas en 140 estaciones distribuidas en la capital, y que integra a las comunas de Santiago, Providencia, Vitacura, Lo Barnechea, Estación Central, Independencia, Recoleta, Ñuñoa, La Florida, Maipú, San Miguel, San Joaquín, Maipú y Lo Prado, contará con estaciones de retiro y entrega que se cargan por medio de paneles solares, y las bicicletas tendrán cambio de tres velocidades, luces LED, frenos de disco y monitoreo en tiempo real vía GPS. Vitacura ya funcionaba con este sistema hace bastante tiempo; Santiago partió la semana pasada; y Providencia, que antes tenía una red propia, está muy avanzada en reconvertir sus antiguas estaciones. En esta última comuna, el nuevo sistema de bicicletas públicas contará con 180 bicicletas y 18 estaciones, las que aumentarán en los próximos meses hasta llegar a 600 bicicletas y 40 estaciones en mayo de este año.
Esta iniciativa pone a la ciudad de Santiago a la altura de urbes de clase mundial como Nueva York y París.
La nota discordante la puso la municipalidad de Las Condes, que como se sabía desde el año pasado, no quiso sumarse a este sistema, argumentando que ellos "preferían un sistema donde fueran libres para poner las bicicletas donde quedaran más cerca de los vecinos". Lamentablemente no se entiende el fondo del argumento ni menos justifica el marginarse del sistema integrado. Esta decisión genera, por el contrario, un perjuicio a sus propios vecinos, privándolos. Los deja en el ostracismo, aislados del resto de la urbe. A pesar de ello, en enero pasado inauguraron las primeras estaciones de una etapa inicial de 100 estaciones con 500 bicicletas.
Como muchos temas en la planificación urbana, y en especial en el transporte, la conformación de redes y sistemas integrados es fundamental para mejorar la funcionalidad urbana y la calidad de vida de las personas. Para que la bicicleta sea realmente un medio sustituto de transporte, la integración de ciclovías y disponibilidad de bicicletas públicas es condición ineludible. La mejor comprobación de lo que digo es el sentido común, o más bien, la falta de sentido común en las decisiones. Aplicado a este caso, donde Las Condes insiste en un sistema propio, cabe preguntarse: ¿a alguién le parece razonable obligar a los usuarios a un "transbordo de bicicleta" entre una comuna y otra?¿Habrá alguien dispuesto a hacerlo?
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