Barcelona homenajea a George Méliès, el mago del cine
La más completa muestra sobre el autor, con filmes, fotografías, vestuario, carteles y utilería, se exhiben en la ciudad catalana.
Un total de 418 objetos, entre filmes, fotografías, dibujos, vestuario, carteles y aparatos de cine se exhiben desde hoy en Barcelona, en la primera gran exposición dedicada en España al fundador del lenguaje cinematográfico, Georges Méliès, realizador y distribuidor de más de 500 películas entre 1896 y 1912.
Comisariada por Laurent Mannoni, director científico de Patrimonio y del Conservatorio de Técnicas de La Cinémathèque Française, la muestra llega al centro cultural CaixaForum de la capital catalana con piezas inéditas, nunca antes expuestas, como el autómata utilizado por Martin Scorsese en la película "La invención de Hugo", o con delirantes inventos como "el armario del decapitado recalcitrante".
Con una escenografía que recuerda a sus fantásticas películas, la exposición "Georges Méliès. La magia del cine" se divide en tres ámbitos: las raíces de su cine y el arte del engaño; su vida y su obra, con especial incidencia en el film "Viaje a la Luna" (1902) y concluye recordando que el artista en los años veinte cayó en el olvido, trabajando, tras arruinarse, en una pequeña tienda de juguetes de la estación de Montparnasse, detalle que da la partida al filme de Scorsese, "La invención de Hugo".
Como explica el centro cultural en su presentación, la exposición explica por primera vez las raíces culturales, estéticas y técnicas de Méliès y su visión que está en los orígenes del cine: sombras animadas, linterna mágica, fantasmagoría, cronofotografía, ilusionismo, magia y fantasía.
Se exhibe la primera cámara de Méliès o el vestuario original de Viaje a la Luna. Los objetos presentes en la exposición pertenecen a la Cinémathèque Française. Fundada en 1936, dispone de la colección más importante a escala mundial de dibujos, películas, aparatos, vestuarios y objetos de Georges Méliès, así como de un extenso y valioso fondo de objetos e imágenes relacionados con los inicios del cine.
Mannoni ha mostrado hoy su satisfacción por haber podido armar en Barcelona un proyecto expositivo más completo que el que preparó en París en 2008 y que, a su juicio, "permite una visión prácticamente total de Méliès", considerado como el primer ilusionista del cine, con una visión del séptimo arte diferente a la de los hermanos Lumière, que apostaban por plasmar la realidad.
Tampoco ha obviado que este hijo de un empresario del calzado, que tocó todas las teclas del celuloide como director, actor, decorador o técnico, reinó a lo largo de dos décadas pero, después de la Primera Guerra Mundial, quedó "anclado en su universo fantasmagórico" y el público empezó a preferir otras propuestas como las del estadounidense D. W. Griffith.
Este hecho, que en esta apabullante muestra también se consigna, que al quedar arruinado, se vio obligado a vender sus propiedades, su estudio o sus muchos autómatas, e incluso "en un ataque de desesperación, con una cerilla", que destruyera una colección de 500 negativos.
En el centro cultural CaixaForum de Barcelona, el público podrá seguir hasta el 24 de junio toda su trayectoria, desde su nacimiento en 1861 a su muerte en 1938, y podrá conocer 21 películas originales, algunas de las cuales han sido restauradas y digitalizadas para esta exhibición, y que anteriormente estuvo en CaixaForum de Madrid.
En este punto, Laurent Mannoni ha indicado, sin embargo, que la filmación que se presenta de "Viaje a la Luna" no es una restauración. "¿Cómo decirlo?
¿Cómo hablar de este objeto extraño? No lo sé, pero en todo caso es una versión lo más completa posible, con efectos de coloreado, siguiendo la posición de la familia Méliès", se ha contestado él mismo.
Otros objetos que llaman la atención son diferentes aparatos originales como linternas mágicas -algunas de las cuales podrán ser utilizadas por los visitantes-, una cámara cronofotográfica o praxinoscopios y discos estroboscópicos.
Tampoco pasa desapercibida una maqueta de su estudio de Montreuil-sous-Bois, que tenía el mismo tamaño que el teatro Robert Houdin, un mago al que siempre admiró.
También hay series de dibujos de sus películas y manuscritos con ideas para sus filmaciones, donde siempre se combinaron el terror y el humor, con diablos, esqueletos o fantasmas pululando por las mismas.
Las sombras chinescas, que tanto le impresionaron en su infancia, no faltan en la exposición, igual que la presentación de algunos de sus trucos mediante la sobreimpresión, los fundidos encadenados, los fondos negros o los efectos pirotécnicos.
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