Histórico

Crítica de cine: Mi hermano es hijo único

Es 1962 en Italia y Antonio es un joven seminarista con algunas crisis de conciencia con la Biblia, el ateísmo de los comunistas y su propio despertar sexual. Cuando renuncia al camino sacerdotal y vuelve a su casa, se pelea con toda su familia. Antonio tiene un problema: es un pequeño facista cada vez más interesado en la vida y obra de Benito Mussolini. 

A eso se suman que los enfrentamientos que tiene con su hermano comunista no solo son ideológicos: son también románticos, cuando comparten el interés por la misma mujer. El director Daniele Luchetti, sin mucho oficio, trata de hacer el retrato de una época en Italia, donde las heridas de la Segunda Guerra Mundial seguían vivas, las ideas se peleaban en las calles, y la sordera era un elemento preponderante de toda discusión (quizás por eso la secuencia más notable de la película es un concierto de Beethoven "desfascistizado" que deviene en pelea). 

Sin embargo, el tono nostálgico le juega en contra a una época más salada que edulcorada, y donde el fascismo queda construido casi como una opción política de cierto encanto. Una película, a fin de cuentas, preocupante.
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Director: Daniele Luchetti.
Con: Elio Germano, Riccardo Scamarcio, Diane Fleri.
Duración: 108 minutos.
Género: Drama.
Producción: Italia-Francia, 2007.
Calificación: Mayores de 14 años.

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