Histórico

El ex controlador de Andrómaco saldrá ahora a competir con SQM

Sergio Weinstein, quien sigue siendo socio y presidente del laboratorio, se enfocará también en Arbiodo, proyecto minero de yodo y nitrato de sodio que contempla una inversión de US$ 150 millones. Con la minera, espera alcanzar ventas por US$ 300 millones al año.<br>

PAPELES, carpetas, cajas a medio llenar, CD, fotos y recuerdos apilados en los rincones. Así luce la oficina del presidente de Laboratorios Andrómaco, Sergio Weinstein Aranda, quien está preparando su mudanza a nuevas instalaciones, ubicadas en Nueva Costanera, en Las Condes.

La imagen resume a la perfección la etapa que vive este empresario, quien acaba de liderar el proceso de venta del control de la firma al laboratorio alemán Grünenthal en más de US$ 400 millones.

En esta operación, todos sus socios vendieron. El se quedó, convencido de que todavía no cumple todas las metas que se ha fijado en este negocio, al que llegó a comienzos de 2001, cuando su padre, Nicolás Weinstein Crenovich, recibió el 20% de Andrómaco, como parte del acuerdo tras una serie de diferencias comerciales y familiares que derivaron en su salida de Recalcine. En esta última se mantuvo el hermano de su padre, Alejandro, junto a su hijo Alejandro Weinstein Manieu, CEO de CFR.

Desde entonces, Sergio Weinstein impulsó la profesionalización e internacionalización de la empresa y llevó adelante su apertura en Bolsa; las ventas se multiplicaron por cinco y el valor de la compañía pasó de $ 60 por acción en 2004 a los $ 330 que pagó la europea por cada título (ver recuadro). "Muchos accionistas consideraban que ya habíamos logrado los objetivos y que era el momento de vender. Yo, por el contrario, no sólo quiero seguir en esta industria, sino seguir y creciendo", dice. Para ello, agrega, "era necesario incorporar un socio de la industria", lo que coincidió con el interés de Grünenthal de crecer en la región.

El empresario seguirá como presidente del laboratorio y con 17,5% de la propiedad, en una posición distinta a la que tenía cuando Inversiones NM (donde estaba asociado en partes iguales con su tío Max Weinstein) controlaba la firma, con 35% de las acciones. Este miércoles fue la primera reunión de directorio, donde se formalizó su nombramiento en la presidencia y la del gerente general que lo acompañó durante 10 años, Andrés Rudolphy, en la vicepresidencia, además del resto de la mesa.

En un rincón de su oficina, ya embaladas, tiene varias carpetas con antecedentes de los proyectos a los que ahora podrá dedicar más tiempo. El principal: Arbiodo, un desarrollo minero enfocado en la producción de yodo y nitrato de sodio en Taltal, Región de Antofagasta. Le siguen iniciativas de investigación en el ámbito de la salud a través del fondo de inversión Aurus Bios, y su mayor pasión, el Club Deportivo Universidad de Chile, del cual es accionista y director.

Weinstein dice que optó por botar muchos papeles que son parte de su historia en el mundo empresarial. Documentos relacionados con el negocio de infraestructura, como aquellos relativos a la construcción de la Costanera Norte o la Autopista del Sol (en los que participó cuando estaba en la constructora Fe Grande), por ejemplo, no irán a su nuevo despacho. Ahora se enfocará en la presidencia de Andrómaco, en los directorios de Aurus Bios y de la "U", y en llevar a la realidad su plan minero.

De vuelta a la minería


A mediados de este año, Weinstein espera contar con todos los permisos ambientales para empezar a construir el mayor plan que ha emprendido de manera individual: un proyecto para extraer yodo y nitrato de sodio en Taltal. Según cuenta, ya lleva más de cinco años invirtiendo en esta iniciativa, en la que comenzó a involucrarse junto a Patricio Perelman, su fallecido ex suegro. Hoy, a través de una sociedad que creó junto a sus hijas, es dueño de 32 mil hectáreas de pertenencias mineras, en las cuales ha realizado 10 mil perforaciones para cuantificar y probar los recursos existentes.

De hecho, en diciembre de 2012 recibió la certificación bajo la norma canadiense de proyectos mineros 43-101, reconocida internacionalmente, que acredita, entre otras cosas, la existencia del mineral. Además, ya tiene listos los estudios de ingeniería de la planta y de la línea de agua de mar que recorrerá 60 kilómetros hasta llegar a la pampa, para abastecer las faenas.

La minería no es un negocio nuevo para Weinstein. En los 90 fue socio de la minera Valle Central, dedicada a procesar relaves de cobre. Allí compartía la propiedad con el empresario Miguel Calvo, dueño de la constructora Fe Grande y a quien define como la persona más importante en su vida profesional.

A modo de anécdota, Weinstein cuenta también que su tío abuelo Mauricio Weinstein era dueño de las pertenencias mineras de la mina Doña Inés de Collahuasi y que las vendió en la década del 60. Por el lado de su madre también hay una historia en la minería, ya que un tío en segundo grado tenía derechos mineros que fueron vendidos por su viuda sin haberse explotado nunca.

Pero Weinstein quiere concretar su plan. Por eso, ya presentó los estudios de impacto ambiental y espera la resolución de las autoridades para mandar a hacer los motores que requiere la planta y empezar a construir las instalaciones.

Con una inversión total de US$ 150 millones, el proyecto estaría listo para empezar a producir dentro de tres años. Ahí, Arbiodo ingresaría a una industria liderada por SQM y en la cual también participan Algorta, Cosayach y Atacama Minerals.

El plan dice que en 2017 la firma debería producir tres mil toneladas de yodo y más de 200 mil toneladas de nitrato de sodio, que llegarían a 400 mil en un plazo de cinco años. En total, Arbiodo generaría ingresos por unos US$ 300 millones al año, calcula el ingeniero. El destino de los minerales serán las exportaciones, principalmente a Estados Unidos, Europa y Japón.

Agrega que hay mucha demanda en el rubro de salud y tecnología, además de los sectores tradicionales que utilizan yodo y nitrato. "Hay clientes que me están esperando", asegura.

El empresario sabe que ingresa a un negocio complejo, donde enfrentará a SQM, el mayor productor mundial de yodo, litio y fertilizantes de especialidad, pero no se amilana. "Si los empresarios tuviéramos temor, tendríamos depósitos a plazo. Uno se enfrenta al mercado y los compradores eligen por precio a quién comprarle. Va a ser difícil, pero Chile es competitivo en todos los rubros", afirma.

A modo de ejemplo, menciona que hace unos años "éramos 30 laboratorios nacionales, más los internacionales, y tres cadenas de farmacias que concentran 90% de las compras: eso es competencia. Cuando estaba en Fe Grande, participamos en consorcios que compitieron con operadores chilenos y extranjeros, y nos ganamos la Costanera Norte, la Autopista del Sol... El tema de la minería no me es ajeno ni me asusta. Estuve 10 años en Valle Central".

Por ahora, no tiene socios en Arbiodo, pero no descarta que viejos conocidos se interesen en asociarse o en invitar a inversionistas que lo hayan acompañado en otras empresas. Ahí, la lista es amplia: bancos de inversión como Moneda, Celfin y LarrainVial, además de algunas AFP, han compartido inversiones con Weinstein. El agrega que también podrían ser socios mineros, financieros o de la industria farmacéutica. Según cuenta, hoy tiene una oferta de un laboratorio farmacéutico de India que está dispuesto a hacer un off take (aportar recursos a cambio de la entrega futura de mineral) del 50% de la producción de yodo.

Su preocupación, por ahora, es terminar de estructurar un proyecto macizo, que reúna las características necesarias para atraer capital si es necesario. "Eso lo veré más adelante y dependerá también de cuánto riesgo esté dispuesto a tomar", dice.

En esta etapa ya recibió la manifestación de un banco de China interesado en financiar el plan, siempre que la construcción de la planta quede en manos de una firma de ese país. "Cuando un proyecto es tan bueno que se basta a sí mismo para obtener financiamiento, se dice que tiene grado project finance, que no requiere garantías adicionales", explica. Hoy, en el norte hay dos ejecutivos encargados del proyecto.

Investigación

En esta nueva etapa, Weinstein quiere seguir dedicando tiempo y recursos a otra de sus inquietudes: la investigación científica. Es un tema que lo apasiona y que puede retomar un nuevo brío, ahora que un gigante mundial como Grünenthal está cerca y podría facilitar la distribución amplia de adelantos que se logren.

"Yo sueño con que gracias a la investigación que se hace hoy en Chile, con científicos chilenos y el apoyo de Andrómaco, podamos registrar en el corto plazo un producto nuevo, fabricarlo en nuestra planta y que se comercialice más adelante por nosotros en Europa. Recién ahí voy a considerar que hemos alcanzado nuestro potencial", explica Weinstein.

Y aunque a través de Aurus Bios está apoyando diversos proyectos, destaca dos con un alto nivel de avance. El primero tiene que ver con un nuevo diagnóstico y tratamiento para el cáncer, llamado Andes Biotechnologies, y que ha sido encabezado por los científicos chilenos Luis Burzio y Pablo Valenzuela. Ambos llevan 10 años investigando un nuevo medicamento contra el cáncer y durante los últimos cuatro años han tenido el respaldo del fondo en el que participa Weinstein. "Es lo más cerca que voy a estar de un Premio Nobel. Porque si este proyecto resulta, deberían ganarlo", dice. Agrega que los científicos han logrado probar que con el producto se muere el tejido infectado, mientras que en el tejido sano no se produce ningún efecto.

La otra investigación busca producir clínicamente bloqueadores de canales de sodio de derivados de microalgas y la lidera el doctor chileno Marco Cacciattolo. El producto tiene indicaciones cosméticas y médicas.

Otra iniciativa, de Andrómaco y Aurus Bios, se llama FarmaInnova y busca poner en contacto proyectos de innovación farmacéutica con recursos que puedan impulsar su desarrollo e implementación. Esto lo hacen a través del contacto directo de ejecutivos de Andrómaco con los médicos. De hecho, ahora están evaluando seis propuestas planteadas por profesionales de la salud.

La "U": "Haremos todos los esfuerzos para tener estadio"


Como un ciclo, similar al que viven todos los clubes deportivos, ve Sergio Weinstein el momento de Azul Azul, la concesionaria del club de fútbol Universidad de Chile, donde tiene 3% de la propiedad. Esta semana asumió Cristián Romero como entrenador provisorio, en reemplazo del renunciado Marco Antonio Figueroa. "Los equipos tienen altos y bajos siempre, al igual que los entrenadores. Hay momentos de madurez y decaimiento, pero tengo fe en Cristián Romero", dice. Weinstein recuerda que, en episodios anteriores, han sido los DT suplentes, como Jorge Socías y César Vaccia, quienes lograron campeonatos en la "U".

Weinstein es fanático del equipo desde niño. De hecho, asume que eligió estudiar en la Universidad de Chile motivado por esta pasión. Hoy es uno de los 11 directores de Azul Azul y forma parte de la Comisión Estadio del club. Desde ese cargo, dice que el objetivo de su gestión será definir el terreno donde se levantará la casa del equipo y confía en que antes de que termine su período en la mesa, al menos debería partir la construcción. "El estadio le da una pertenencia muy importante al hincha y haremos todos los esfuerzos para tenerlo", afirma. Sin dar más detalles, dice que ya están definidos los parámetros para definir la ubicación y que el coliseo será para 28 mil espectadores, ampliable a 35 mil.

Andrómaco: "Hay que demostrar en las grandes ligas lo que hicimos en Chile"

La historia de Andrómaco está escrita por los Weinstein. Hasta que Grünenthal tomó el control, adquiriendo casi 82% de las acciones, era Inversiones NM, de Sergio Weinstein Aranda y Max Weinstein Crenovich, la dueña del 35% de la propiedad.

Andrómaco es hoy un laboratorio de origen local que pertenece a una multinacional y la tarea de este ingeniero civil será distinta a la que había desempeñado hasta ahora. "Será un enorme desafío y una oportunidad de crecimiento. Ahora hay que demostrar en las grandes ligas lo que hicimos en Chile", dice.

Sergio Weinstein ha estado en los episodios más relevantes de la firma en el último tiempo. Llegó en 2001, cuando las ventas de Andrómaco sumaban unos US$ 40 millones al año, un quinto de los ingresos que hoy genera. En 2004, los socios de Andrómaco que tenían 52% de la propiedad -como Francisco de Undurraga, Norberto Bilbeny, Marcelo Brito y Enrique Barros- optaron por vender sus acciones, y se produjeron la apertura en Bolsa y el ingreso de nuevos fondos de Moneda y Celfin. Desde entonces, Weinstein apostó a la internacionalización del negocio, a expandir el portafolio de productos a las hormonas (por eso compraron Silesia en 2005) y a medicamentos para enfermedades crónicas. "Productos crónicos, de alta calidad y de baja sustitución en el punto de venta", dice el empresario, era la consigna. El foco, desde entonces, se puso en medicamentos ginecológicos, oftalmológicos, de siquiatría y dermatología. A nivel interno, el laboratorio fue una de las primeras empresas chilenas en ofrecer stock options a sus ejecutivos.

Andrómaco representa hoy para Grünenthal un vehículo para invertir y crecer en la región. El laboratorio nacional está en nueve países, tiene plantas en Colombia y Chile, y en el primer semestre del 2013 el 28% de sus ventas provino del extranjero. "Compramos el Laboratorio Internacional de Colombia, porque si queríamos ser una empresa internacional, debíamos tener una planta en otro país que no fuera Chile", explica. La firma alemana vende poco más de US$ 1.000 millones en Europa y otros US$ 200 millones en la región. Andrómaco le aportará otros US$ 200 millones, lo que le indica a Weinstein que los nuevos dueños pondrán el foco en seguir desarrollando el laboratorio. De hecho, comenta, la de Andrómaco es la compra más grande que ha hecho la alemana en los últimos años.

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