El éxito en el público femenino de full contact
Tal como muestra el <a target="_blank" href="http://render.latercera.cl:9080/contenido/44_71995_9_0.html">video</a>, esta disciplina permite quemar calorías y liberar tensiones al mismo tiempo.

Tras el éxito en gimnasios hace algunos años del aerbox -una de las primeras alternativas que transformó un deporte violento en una actividad recreativa-, ahora el turno es del full contact, una técnica que combina elemento del kickboxing y del boxeo tailandés y que ha tenido gran éxito, sobre todo en mujeres.
Esta disciplina marcial que llegó a Chile a mediados de los 80, hoy se ha renovado para dar pie a una actividad que no sólo quema calorías, sino también libera tensiones de la vida diaria.
Según explica Javier Martínez, de la Academia de los Hermanos Martínez, la llegada del público femenino se debe a que "las mujeres buscan esta actividad porque no es focalizada y ejercita todo el cuerpo. No desarrollan musculatura que puede verse poco estética".
QUIENES PUEDEN PRACTICARLO
En la Academia de los Hermanos Martínez -que abrió sus puertas en 1982- se puede ejercitar esta actividad con innovaciones como música tecno e incienso en la clase, métodos que parecen poco ortodoxos al entrenar, pero que logran mantener estimulados los sentidos del practicante. "No nos interesa que los movimientos sean perfectos, sino que la persona llegue, se descargue y haga ejercicio", señaló Javier Martínez, uno de los dueños de la academia.
Más allá de la baja de peso -que en una hora de entrenamiento puede llegar a quemar entre 800 y mil calorías- Javier explica que no hay que dejar de lado el hecho de que se trata de un arte marcial. "Se aprenden valores como constancia, disciplina y técnicas para defenderse, pero lo más importante es llegar a un lugar donde desestresarse y olvidarse por una hora de los tacos, el trabajo o el estudio".
Por esto, dice que es una actividad abierta para todo público, aun si no ha practicado algún arte marcial. Incluso han tenido alumnos mayores de 80 años, cuenta Javier. "El límite es a partir de los 15 años, por un tema de seguridad y porque a esa edad ya pueden decidir por sí solos si quieren venir o no, ya que la constancia para lograr el objetivo es esencial".
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