El ingreso al estadio: Una fila llena de problemas

Entradas falsas, gente sin carné y poca claridad en el proceso. La Tercera vivió con los hinchas el caos que resulta ingresar a un recinto de Primera.




Aun paso del descontrol. La espera es interminable, el calor es sofocante. Son las 14.30 y resta una hora para el inicio del duelo entre Colo Colo y Unión Española. No es suficiente. Los más pesimistas asumen que no verán el inicio del juego. La barrera del torniquete y el computador es demasiado gruesa. Hay impotencia, la misma que se repite en varios de los estadios más importantes del país.

Hace rato que estos problemas se repiten fin de semana tras fin de semana. Y no es sólo en el Monumental. El domingo, de hecho, los fanáticos de la UC sufrieron el mismo calvario en San Carlos de Apoquindo. El sistema colapsa y La Tercera toma como ejemplo el Monumental para graficar en terreno el malestar que se extiende a otros recintos del fútbol.

Los guardias privados tratan de crear un orden, sin éxito. A pocos metros se desata el caos. Se arma una fila de marginados. Son aquellos que tienen líos con sus tickets. Los reclamos aumentan de tono y un representante de la empresa a cargo, igual de angustiado, corre de un lado a otro.

La paciencia y el respeto se pierden. "¡Queremos entrar, imbécil!", es el apunte más suave que recibe el funcionario. Un fanático de Colo Colo sube a una valla papal y reza un rosario de improperios que obliga a la intervención de Carabineros. "Compré las entradas por internet y me aplicó descuento de niños, siendo que no existe esa opción y nadie nos da una solución.", exclama Rafael, sin poder entrar. "15 mil pesos a la basura", reclama.

La temperatura sigue subiendo, la confusión, también. El acceso a Cordillera simula un taco de Santiago, en horario punta.  Falta media hora para el partido y los hinchas comienzan a llegar en masa. Varios ingresan sin inconvenientes por 20 torniquetes del control. La fila de marginados llega fácil a los 100. Asoma de nuevo el encargado de la tiquetera. La solución: se hará la validación por una entrada lateral y de una forma bien particular. Se fotografía cada boleto y se revisa el carnet de identidad. Es lento.

"Es falsa"

La frase que más repiten los guardias y el personal de ingresos es que la entrada está duplicada o bien falsificada. "Muchos dicen que pagaron 15 mil pesos, pero el boleto marca que costó tres mil (precio de niños) y a ésos no los dejamos entrar", cuenta una guardia con rostro pétreo.

Se busca acelerar el proceso. El pitazo inicial en el Monumental ya se escuchó. Hay que entrar como sea.  La furia domina a un hincha que se acerca al mesón y de un manotazo bota el computador. Insultos para regalar, de un lado y otro. Los guardias actúan, el fanático escapa y desaparece entre los autos.

Un grupo de niños llega desde el sector Lautaro, donde compraron sus entradas. Con calma explican que los mandaron ahí, porque también tienen problemas. La solución que reciben genera impotencia: volver a Lautaro e intentar ingresar otra vez. Quizás lo hagan antes que finalice el primer tiempo.

"Me dicen que es de niño la entrada. Mi esposa y mi hijo están adentro y me han dicho cosas distintas. Las compré por internet", explica otro asistente que viste la camiseta de Colo Colo y no esconde su preocupación. Luego de unos minutos, consigue entrar.

Ya van 15 minutos del primer tiempo y un solitario colocolino aparece raudo con su entrada. Llega al primer control y no puede seguir avanzando. Su ticket es  falso. "Te estafaron. Yo que tú me voy, porque es delito comprar entradas falsas", le explica una de las encargadas de la seguridad del club.

Mientras forcejea, aparecen dos guardias que lo toman por la espalda y lo sacan del recinto. No le queda otra opción que resignarse y buscar un lugar cercano para ver el juego. Es la decisión que han debido tomar varios fanáticos en diferentes recintos. Las denuncias por redes sociales se multiplican, porque ni siquiera los clubes más poderosos han sido capaces de ordenar su sistema de control de ingreso. Los incondicionales seguirán yendo, como sea. Los que se atreven a ir por primera vez al fútbol, lo pensarán dos veces en la siguiente.

El reloj ya marca las 16.00 horas. Todavía hay rezagados en Macul. Un solitario hincha sortea la muralla de seguridad y busca la mejor ubicación. Es el más feliz con el marcador en cero.

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