Eligio Salamanca: "Todos los niños son capaces de ganar un Premio Nobel"
El destacado docente dice que Chile tiene una educación del siglo XIX. "Desde la enseñanza básica a superior hay una gran deuda con la comprensión de lectura".

Veintiocho años lleva Eligio Salamanca (48) haciendo clases en la Escuela Básica de Quelhue, ubicada a 10 kilómetros de Pucón. Allí no sólo debe hacerse cargo del único curso y enseñar a los 25 estudiantes de distintos niveles que componen el establecimiento multigrado, sino, además, ejerce como director y coordina a los únicos dos funcionarios que lo acompañan en sus funciones: una profesora asistente y una educadora diferencial. En reconocimiento a esta labor, Eligio fue galardonado ayer como el mejor profesor chileno y fue nominado como el representante nacional del Global Teacher Prize, por lo que viajará a Dubai a competir con docentes de todo el mundo. El jurado de dicho concurso está compuesto por Beatrice Avalos, premio nacional de Educación 2013; Jaime Espinosa, rector de la U. de Ciencias de la Educación; Josefina Santa Cruz, decana de la Facultad de Educación de la UDD, y Hernán Hochschild, director de Elige Educar.
En medio de la felicidad por este reconocimiento, este docente sureño compartió detalles de su receta.
¿Cómo es enseñar de primero a sexto básico en un solo curso?
Más de un 85% de los niños tiene una alta vulnerabilidad y, por lo tanto, se requiere hacer un trabajo especializado, más dirigido al contexto, que también es rural y está marcado por la comunidad indígena de Quelhue. Además, ocho de 18 estudiantes tienen necesidades educativas especiales.
¿Cómo son las clases?
Hemos tratado de que la metodología que usamos sea más práctica. Por eso, usamos el invernadero escolar, donde integramos los contenidos y hemos creado proyectos de recopilación de textos que los alumnos producen. Cada tres años publicamos un libro. La idea es darles más funcionalidad y más motivación a los niños.
¿Qué es lo más importante?
Un poco es la motivación, pero en el fondo lo central es darle sentido a la educación, hacerla más práctica, más vinculada a la vida y no a un proceso artificial que es ir al colegio por cumplir, incorporar a los niños a los procesos de la vida y mostrarles que es ahora cuando tiene consecuencias el aprendizaje, no sólo a futuro. Los niños tienen una creatividad tremendamente formidable y pueden lograr grandes cosas. Por eso son capaces de hacer un libro, por eso les digo a mis alumnos que todos los niños son capaces de ganar un Premio Nobel.
¿Hay que eliminar las tareas?
El tema de las tareas hay que dejárselo a los profesores. Al médico no se le dice cómo hacer un diagnóstico, porque eso es parte de la valoración que le da al oficio. Hay niños que requieren reforzamiento, otros no, así como a algunos estudiantes les gustan las tareas y a otros no. El profesor es el que sabe. Personalmente, no soy partidario de dar tareas, sino de establecer compromisos y desafíos extras que ellos vayan aceptando. Es complejo normar las tareas, porque la vida está llena de tareas.
¿Está de acuerdo con la gratuidad universal?
Chile merece oportunidad de disponer de mayores oportunidades, para que puedan desarrollarse todos plenamente. Pero hay que entender que lo económico no es lo único. Hay jóvenes que a veces se privan por razones económicas de seguir estudiando, pero lo más triste es que a veces se privan por las expectativas.
¿Y con la Ley de Inclusión se combate eso?
El gran problema de la educación en Chile por años fue la modalidad de separar la educación pública de la privada. En la educación subvencionada se permitían prácticas que fueron lesionando la educación pública, como la selección. La educación debe ser recuperada como un bien social, como un bien público, y no como un producto. Eso, efectivamente, nos ayudará a combatir la desigualdad de oportunidades.
¿Y cómo ve la carrera docente?
Siempre quisimos una carrera docente, pero fue un proceso demasiado apresurado, hubo mucha resistencia a los cambios y si uno pregunta, muchos profesores opinan que la carrera docente tiene fallas significativas. Por ejemplo, no reconoce lo suficiente la trayectoria y ahora en muchos casos niveló hacia abajo. Yo tengo tres evaluaciones docentes con nivel de destacado y mi asignación por desempeño está al máximo, también tengo el máximo de perfeccionamiento y, sin embargo, quedé como Experto I, al igual que colegas que tienen menos evaluaciones o postítulos. El encasillamiento no responde o no funcionó con la suficiente justicia y el techo es muy restringido. Pero, bueno, hay muchos profesores que producto del encasillamiento han quedado felices.
¿Cuál es el principal desafío de la educación chilena?
Hay que aterrizar el currículum en la sala de clases. Tenemos una educación del siglo XIX. Desde la enseñanza básica a superior tenemos una gran deuda con la comprensión de lectura y con el razonamiento lógico. Y, lamentablemente, creo que currículum en Chile es muy amplio y no se entregan pautas claras para que la mayoría de los profesores pueda desarrollar los temas urgentes, como la lectura. Como se pide cobertura se traduce en cantidad y ahí se origina el tema con las tareas. Otro gran desafío es bajar la revolución que se le da al Simce versus el desarrollo de habilidades blandas.
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