Escándalo por faltas éticas sacude al comité del Nobel
Médico italiano reconocido en todo el mundo por trasplantar la primera tráquea de cadáver y luego por implantar tráqueas artificiales, está siendo investigado por subestimar los riesgos de estos procedimientos.

En el año 2008, mientras era jefe de cirugía torácica en el Hospital Clínico de Barcelona, el cirujano italiano Paolo Macchiarini, se hizo famoso al trasplantar por primera vez la tráquea de donante cadáver a una persona afectada de una tuberculosis.
Para hacerlo, el equipo de Machhiarini removió las células de la tráquea donante y dejó solo la estructura del órgano que en el laboratorio, repobló con células del paciente receptor. El especialista siguió perfeccionando la técnica hasta realizar implantes con tráqueas sintéticas que también eran colonizadas por las células de quién recibiría el órgano.
El renombre y el trabajo realizado por Macchiarini hizo que en 2010 fuera contratado por el Instituto Karolinska uno de los centros médicos más importantes de Europa y su asamblea es la encargada de elegir al ganador del Premio Nobel de Medicina.
Hoy un escándalo de proporciones afecta no solo su reconocimiento sino que también ha tocado las bases del prestigioso Instituto Karolinska a tal punto que, Anders Hamsten, su máximo responsable dimitió por haber defendido públicamente al italiano. Urban Lendahl, secretario general de la Asamblea del Nobel, siguió el mismo camino.
¿El motivo? Seis de ocho pacientes sometidos a cirugía en distintos establecimientos hoy están muertos y dos investigaciones paralelas intentan saber qué ocurrió: una dirigida por el ex presidente del Tribunal Supremo Sueco y otra interna del Instituto Karolinska.
Hace casidos años, médicos del propio Karolinska se habían quejado señalando que el cirujano italiano había subestimado los riesgos que tenía este tipo de trasplante. La investigación que se hizo entonces determinó que existían malas prácticas en seis de los estudios que hizo Macchiarini y que éste era culpable por no consegiur los permisos necesarios de los pacientes y de no considerar la gravedad del estado de éstos, es decir, había "mala conducta" por parte del especialista.
Hace un año, y pese a estos resultados, Hamsten apoyó al cirujano italiano, no lo removió de su cargo y dijo que el caso no significaba una mala conducta sino que acciones "sin el debido cuidado".Tiempo después se conocieron algunos errores en el currículum de Machiarini.
Con todos estos antecedentes y un reportaje emitido en la televisión sueca, el resplado del Instituto Karolinska se acabó. A comienzos de este mes, el centro médico reconició que perdió la confianza en el médico y que su contrato no será renovado.
La televisión sueca que sigue de cerca el caso no ha dejado de emitir notas sobre el italiano. En la última, entrevistó a Rachel Phillips, una mujer que se había contactado con el cirujano para someterse a una intervención de trasplante.
Ella sufre el síndrome Ehlers-Danlos que provoca que sus tejidos conectivos, somo la tráquea, se deterioren. En la nota la mujer reconoce que Macchiarini se mostraba muy cercano y atento a sus pacientes. Mientras conseguían los permisos, su médico de cabecera desconsejó la cirugía y ante la duda, ella comenzó a exigirle más antecedentes al hoy cuestionado especialista. Finalmente, la cirugía no se realizó.
La Real Academia de Ciencias Sueca, encargada de definir los premios Nobel de Física y Química, dijo en un comunicado que hoy existe una crisis de confianza en la investigación médica de Suecia por lo que pidió una nueva investigación pero externa al instituto.
Mientras dure la investigación Macchiarini ha dicho que no hablará. Tampoco se sabe dónde está.
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