No hay más vueltas que darle. Una selección sub 20 nuevamente se va de forma muy temprana a casa. Un nivel paupérrimo en el que se sumaron dos puntos en cuatro encuentros, marcando dos goles y con un nivel decepcionante para un combinado de nombres que ya contaba con una importante experiencia en primera división.

No es una casualidad. En los últimos cinco sudamericanos, la Rojita se ha afianzado dentro de los cuatro mejores solamente una vez. Fue en 2013, cuando el elenco que clasificó a Turquía hizo un buen papel en el Sudamericano de Argentina, comandada por Igor Lichnovsky, Bryan Rabello y Nicolás Castillo, que fueron acompañados por nombres que ya prometían marcar una generación diferente.

Esa fue la única destacada después de la generación dorada de 2007. En Venezuela 2009, un combinado que tenía a figuras como Charles Aránguiz, Boris Sagredo, Alfonso Parot, Carlos Labrín, Rafael Caroca, Marco Medel y Mauricio Hormona Gómez, que sería el goleador de una escuadra de Ivo Basay que consumó una victoria y tres caídas.

La selección de 2011, por lo menos, llegaría al hexagonal final en Perú. Lorenzo Reyes, César Pinares, Bryan Carrasco, Luis Felipe Gallegos, Alejandro Márquez y Álvaro Ramos comandaban a la escuadra de César Vaccia que nunca convenció. En la primera ronda fue derrotado fácilmente por Argentina y Uruguay, pero su victorias a Perú y Venezuela consumaron el paso a la fase final, donde solo fue capaz de conseguir una victoria. En un Sudamericano, además, donde los cinco mejores del hexagonal llegaban al Mundial de Colombia.

En 2015, la experiencia de Hugo Tocalli no fue capaz de conducir correctamente a una selección que tenía como estandartes a Sebastián Vegas, Cristián Cuevas, Pablo Galdames, Bryan Véjar, Marcos Bolados, Luciano Cabral y Diego Rojas. Solamente un triunfo ante Venezuela alegró un poco una actuación muy al debe, donde una derrota ante Brasil, Colombia y un papelón ante Uruguay (6-1) terminaron por concretar una nueva eliminación.

Este año la historia no fue muy distinta. E incluso peor, ya que ni siquiera el chile de Robles pudo conseguir un triunfo, pese a tener una selección con jugadores que, por la norma impuesta en 2015, ya contaban con varios minutos en primera división. Una crisis innegable en las divisiones menores, que no han podido consolidar una regularidad desde la era de las sociedades anónimas.