Era un abogado con un bufete que llevaba su nombre, pero también era un debutante de 45 años. Lector incansable de novelas históricas, Ildefonso Falcones decidió escribir la suya. Publicada en 2006, La catedral del mar se transformó en un éxito imparable que se convirtió en el libro más vendido en España durante 2007 y golpeó fuerte las estanterías latinoamericanas. Siete años después, Falcones es uno de los autores más importantes del género en español y, sin duda, el más vendedor, con siete millones de ejemplares en su historial.

"Trato de que la vida sea más o menos la misma", dice Falcones al mail desde Barcelona, donde aún sigue ejerciendo como abogado. Su primera novela se centraba precisamente en esa ciudad, a través de la historia de la construcción de la iglesia Santa María del Mar en el siglo XIV. En La mano de Fátima (2009) abordó la expulsión de los moros en el siglo XVI en Andalucía y ahora sigue con persecuciones: en su recién llegada novela, La reina descalza, narra el asedio de los reyes católicos al pueblo gitano en el 1700.

Las tres son ladrillos que superan las 700 páginas, pero, sin embargo, están lejos del mamotreto: son relatos de aventuras y suspenso, protagonizados por personajes de ficción golpeados por la historia. La reina descalza entabla un inesperado diálogo con La Isla bajo el mar, de Isabel Allende: la protagonista de Falcones también es una esclava caribeña que intenta una nueva vida libre. Se llama Caridad y arriba al Sevilla convulsionado de 1748. Ahí inicia una amistad con Milagros Carmona, una gitana que le muestra un nuevo mundo y, finalmente, la arrastra en una huida clandestina.

"Me atraía mucho la época de la sacarocracia cubana (finales XVIII/mediados XIX), en la que, en aras a una mayor producción de azúcar, se llegó a extremos insospechados en la sobreexplotación y crueldad para con los esclavos en los muchos ingenios de la isla", dice Falcones. "Se me hizo algo cuesta arriba escribir una novela que se desarrollase en Cuba. Decidí traerme a España a esa esclava, y sobre todo a su música. De ahí y buscando como hilo argumental la creación del flamenco a través de la fusión de la música negra con la gitana, Sevilla, los gitanos, Madrid y el XVIII, vienen solos", agrega.

También relata la persecución del pueblo gitano. ¿Qué le atrajo de ese momento histórico?

Los gitanos fueron perseguidos en España desde la época de los Reyes Católicos. Es una comunidad que nunca se rindió, pese a las importantes penas que les imponían por el mero hecho de ser gitanos, vestir sus trajes o hablar su dialecto (galeras; cortarles las orejas, marcarlos al fuego…). Creo que eso es lo más atractivo de este pueblo: el ansia de libertad, el evitar cualquier atadura.

Como plantea en la novela, en el siglo XVIII también España atraviesa cambios.

Se produce un cambio dinástico; reinan los borbones. En la época de la ilustración significó un importantísimo contraste entre las ideas y costumbres afrancesadas que pretendían imponer el monarca y su corte, frente al españolismo defendido a ultranza por el pueblo llano. Esa situación se produjo principalmente en Madrid, una ciudad a punto de eclosionar, que no hacía más que recibir inmigrantes, funcionarios, religiosos y cortesanos. Todo ello da lugar a un fresco en el que resulta atractivo desarrollar una novela.

¿Por qué cree que la novela histórica durante tantos años, y pese a las modas, sigue siendo tan popular?

No soy un experto en el mercado editorial, pero quizá el lector, cansado de ese alud de noticias estresantes y desesperanzadoras, de las películas de acción, trepidantes todas ellas, de los "realities" y de los juegos y otros diversos mecanismos multimedia, quizá, decía, busque la diferencia en unos libros en los que, por ejemplo, desplazarse de Sevilla a Madrid (500 km) llevaba cerca de dos semanas. Otras culturas, otras costumbres, otros momentos.