Investigación asegura que hablar de sexo en el trabajo deprime
Incluso quienes disfrutan de un chiste sexual o de los coqueteos con otros empleados muestran síntomas negativos.

Ni chistes, ni coqueteos, ni insinuaciones, ni discusiones sobre problemas sexuales. Llevar el sexo al trabajo desgasta la moral de los empleados, hasta el punto de que pueden deprimirse, faltar más días y sentirse menos valorados.
Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Administración Rotman de la Universidad de Toronto y de la Escuela de Administración Sauder de la Universidad de British Columbia, ambas instituciones canadienses.
Según la agencia de noticias Europa Press, los autores de dicho estudio buscaban el efecto del comportamiento sexual en el lugar de trabajo.
COMPORTAMIENTO SEXUAL
Para la investigación, se tomaron en cuenta tanto las bromas de contenido sexual, las insinuaciones entre compañeros de trabajo, las discusiones que pudiesen mantenerse sobre problemas sexuales o incluso el coqueteo entre empleados. El objetivo era observar si hombres o mujeres, indistintamente, obtenían algo positivo de estas conductas.
Pero ni disfrute ni fortalecimiento de los lazos afectivos. Todo lo contrario. Los investigadores descubrieron que sólo un 25% de los trabajadores que se exponen a este tipo de conductas las encuentra divertidas, mientras que la mitad se muestra más bien indiferente ante ellas.
Sin embargo, incluso aquellos trabajadores que disfrutan de un buen chiste en "doble sentido" o de los coqueteos con otros empleados muestran síntomas negativos. De esa manera, según el estudio, presentan más tendencia a faltar a su puesto de trabajo, se sienten menos valorados e incluso presentan síntomas de depresión más frecuentemente que otros empleados a los que las "bromas picantes" les dejan indiferentes.
Según la profesora Jennifer Berdahl, los resultados, que sirven para hombres y mujeres y que han sido publicados en "Journal of Applied Psychology", son un "sabio consejo" tanto para los jefes como para los empleados: el sexo, y todo lo relacionado con ello, mejor dejarlo al margen del trabajo.
"En nuestra cultura, la sexualidad tiene connotaciones de dominación, subordinación y vulnerabilidad", señala Berdhal, que considera que si "frecuentemente, una comportamiento dominante" provoca que la otra persona se amilane "por qué llevar este tipo de conducta al trabajo", se pregunta.
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