Jorge Baradit relata la conquista mágica de América

Jorge Baradit tuvo un sueño. Estaba en una playa extranjera con un grupo de amigos. Un tipo del lugar les indicaba a un hombre que veía el futuro. Era un señor de barba larga y una tabla sobre las piernas. Baradit se acercaba y le decía: "Quiero saber cómo voy a morir". El hombre lo miraba y giraba la tabla: "Morirás en un accidente en moto", se leía en ella. Fanático de las dos ruedas, Baradit despertó sobresaltado. "No me dio miedo", dice, con los ojos bien abiertos. Está sentado en un café frente al Parque Bustamante y a su lado tiene el casco que usa para manejar. "Pero pensé en mi hijo".
Lector de Borges y de Jung, Baradit le hace caso a sus sueños. "Mi hijo tiene tres años y pensé que si me mataba no le dejaría ningún recuerdo. Así que decidí escribir esta novela para él", cuenta. La novela se llama Kalfukura, es la tercera de su catálogo y lleva esta dedicatoria: "Para Gabriel, que en mi corazón es el héroe de todas las aventuras por venir".
Líder de la nueva banda de escritores fantásticos chilenos, Baradit tomó por asalto la narrativa local en 2006 con Ygdrasil: una novela que mezclaba los mitos mapuches con el ciberpunk. Lanzada en España, se convirtió en un fenómeno de culto. Su siguiente título, Synco, fue una ucronía oscura y alucinada que alcanzó dos ediciones. Con Kalfukura, vuelve sobre las leyendas para relatar la "conquista mágica de América".
Novela de iniciación y aventuras, Kalfukura es una nueva versión de la historia, desde la fantasía y los mitos indígenas. Su protagonista es Leonardo Campana, un niño huérfano que cruza el desierto para llegar a Arica. La ciudad comienza a temblar, la tierra se sacude y Leonardo recibe una misión: un brujo kallawaya le dice que debe buscar la Kalfukura, la piedra mágica que equilibra la vida y lleva 500 años oculta: el verdadero tesoro que buscaron los españoles.
Enviada por el cielo, la Kalfukura era resguardada por los chamanes americanos, pero alquimistas y hechiceros europeos supieron de ella y enviaron a sus ejércitos. Y sembraron de muerte el continente. Sólo el encantamiento de una poderosa machi detuvo la guerra en Arauco. Y la Kalfukura fue ocultada en la Cordillera de Los Andes. Pero el conjuro está por terminar. Los conquistadores resucitan como ejércitos fantasmas y el elegido debe recuperar la piedra. Ese es Leonardo Campana.
Acompañado de una niña y el brujo kallawaya, Leonardo conocerá la dimensión mágica: cruzará Chile a través de portales secretos. Se enfrentará con imbunches y demonios. Viajará a Chiloé y vivirá una batalla de leyenda sobre el Caleuche.
Con la estructura de las sagas heroicas, Kalfukura puede ser leída como un Tolkien mapuche. El señor de los anillos chileno o La Araucana después de un LSD. Pero Baradit prefiere otro referente: "Tuve de modelo las sagas del animé japonés, sobretodo a Miyazaki (El viaje de Chihiro). En él siempre está el viaje iniciático, el paso del niño al adulto, que es de lo que se trata en el fondo mi novela". Y está también el mito, el gran tema de Baradit: "Quiero revivir nuestros mitos, sacarlos de la pedagogía y del museo y darles nueva vida. Eso los japoneses lo hacen siempre". Si Kalfukura fuera un filme, postularía al Oscar por efectos especiales: posee una imaginería visual enorme y poco común en Chile. Con ella Baradit quiere seducir al público joven. "Por eso, un escritor me dijo que no hablara mucho de la novela, que la dejara medio escondida, para cuidar mi prestigio. Como si esto fuera una carrera funcionaria. Yo no me veo en esa: escribo lo que quiero nomás".
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