La magia de la Polaroid llega a su fin

El tiempo es inclemente con la tecnología. Sin embargo, no sólo los nostálgicos lamentan que pronto se acabe definitivamente la era de las instantáneas Polaroid. Después de que estas cámaras fotográficas desaparecieran de los escaparates de las tiendas, las películas para instantáneas Polaroid sólo podrán adquirirse hasta el año que viene. A partir de ese momento, los métodos digitales habrán desplazado para siempre una técnica que revolucionó la fotografía hace exactamente 60 años y que ya desde hace varios años tiene un aura de nostalgia permanente sobre sí.
Los lloriqueos de una niña fueron los causantes de un hallazgo sensacional. La cámara Polaroid nació porque la hija de un físico no quería esperar a que las imágenes de las vacaciones fueran reveladas en el laboratorio. Así, después de aquellas vacaciones con su pequeña en 1944, el estadounidense Edwin Land no lograba quitarse de la cabeza la idea de poder ver las fotografías al poco tiempo después de haberlas tomado. Land, que siete años después fundó la compañía óptica Polaroid, se estrujó el cerebro para crear una cámara instantánea, hasta que el 26 de noviembre de 1948, el modelo 95 salió por primera vez a la venta al precio de 89,75 dólares.
Lo que siguió fue un camino de éxitos. Especialmente desde el lanzamiento de la SX-70 en 1972, la Polaroid se convirtió en "cool", se puso de moda. Quien quisiera estar a la última, debía colgarse al cuello una cámara plegable en formato de libro de bolsillo. A mediados de los 70, la Polaroid había vendido más de seis millones de ejemplares y los actores hacían publicidad de la marca.
Sin embargo, en la vida real los policías de hoy no se entusiasman tanto cuando piensan en cómo era su trabajo con las Polaroid. La falta de calidad de la imagen y su escasa definición eran los talones de Aquiles de la Polaroid para las tareas de reconocimiento, señalan los agentes; pero la cámara tenía un inconveniente mayor: sólo se podía hacer una copia de la imagen captada, de modo que sólo quedaba escanearlas o volver a fotografiar la escena si se quería otra versión.
En las "cámaras con laboratorio incluido", como las llaman los fans de las Polaroid, las fotografías son empujadas por dos láminas. De esta manera, una pasta de revelado se distribuye entre la parte superior e inferior de las fotos, es decir, entre positivo y negativo. Por tanto, la verdadera innovación no fueron las cámaras, sino las películas.
Hacían falta hasta unos 90 segundos para ver una fotografía Polaroid. Durante este tiempo, cambiaban según la influencia del frío o el calor, o de la presión. Y, en parte debido a ello, el arte descubrió en la Polaroid su nuevo medio. Ya desde el lanzamiento al mercado de la primera cámara instantánea, el fundador de la compañía contrató como asesor al artista Ansel Adams, famoso por sus fotografías paisajísticas.
"Los puntos débiles de Polaroid son mi punto de partida", afirma el artista gráfico Markus Elsner en Frankfurt. Gracias a la luz difusa se crea un ambiente raro, porque la cámara no sabe cómo tratar los colores. Esto se hace patente con un punto azul, verde o amarillo difícilmente calculable con anterioridad. "Las fotografías resultan absolutamente únicas", exclama Elsner.
El artista no perdió su fe en la vieja tecnología ni siquiera después de que el pasado 17 de junio finalizara la producción de la última película Polaroid T600 en la planta holandesa de Enschede. "Quizá alguien compre la patente a Polaroid y vuelva a fabricarlas", comentó. Pero primero, cuenta con que el comercio haga un ajuste de precios.
Sus temores son confirmados por el gerente de una gran tienda fotográfica de Fráncfort. Antes de que dejaran de venderse las películas planas Polaroid 54 y 59, los precios se elevaron un 50 por ciento. Y es que la fotografía instantánea nunca fue una pasión barata. Hoy en día, un cassette con diez fotografías del tipo "image" cuesta más de 20 euros (25,5 dólares), aproximadamente 20 veces el costo del revelado de las fotografías.
Los gerentes de Polaroid prefieren hablar del futuro más que del pasado, al que pertenece la quiebra de la compañía en el año 2001. La tecnología de revelado instantáneo seguirá desarrollándose en la era digital, señaló el jefe de la empresa en Alemania, Horst Nikolaus. Desde julio de 2008 se puede adquirir una impresora llamada "PoGo" que, según Polaroid, cabe en el bolsillo de cualquier pantalón. La idea es poder imprimir las instantáneas de las cámaras digitales de los móviles en cualquier lugar y al momento.
El mundo del arte se sintió atraído por esta cámara desde sus inicios, tanto por los vivos colores que con ella se pueden lograr así como por la particularidad del formato que entrega: siempre una imagen enmarcada en formato cuadrado. Diversas publicaciones han constatado el gusto de los artistas profesionales por esta cámara y uno de ellos es The Polaroid Book (Taschen) -disponible en Chile-, que recopila el trabajo de decenas de autores como Andy Warhol, Robert Frank, Ansel Adams o Robert Mapplethorpe, ente otros.
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