Se buscaron durante décadas. Era química pura e intensa, pero a distancia. El director Martin Scorsese convirtió las canciones de The Rolling Stones en la banda sonora más personal de sus películas; en melodías ensambladas con destreza en las historias de hampa, neón y adicción de Buenos muchachos, Casino o Los infiltrados. Pero nunca habían cedido a un trabajo conjunto.

Hasta que a fines de 2006 les propuso cambiar el vértigo multitudinario de los estadios por un concierto de convocatoria moderada en el Beacon Theater de Nueva York. El resultado fue perfecto: un espectáculo de 122 minutos captado por 27 cámaras y que concluyó en Shine a light, documental que califica como la mejor aventura audiovisual de los ingleses. Y en un historial de cintas que asoma prolífico, pero en ningún caso brillante.

Con la delicadeza de un cirujano, Scorsese filmó a los Stones desde el público, en camarines y  con invitados como Bill Clinton. Incluyó primeros planos que no sólo retrataban sus virtudes como músicos; también desnudaban sus rostros longevos, pero aún con impulso para mantener a flote la mayor empresa en la historia del rock. Gracias a la participación de 11 de los mejores directores de fotografía del mundo, los hizo ver dignos y vigentes a casi 50 años de su formación.

La pieza fue estrenada en 2008 en el Festival de Cine de Berlín -con el aplauso de la crítica- y hoy a las 18.10 horas llega al cable a través de HBO (señal 34 de VTR y 530 de Directv).

¿Otro mérito? Aunque el compadrazgo de Scorsese y los Stones es evidente, el acierto del registro también está en sus diferencias. Todo parte con el hombre de Taxi driver exigiéndole a Mick Jagger que le envíe la lista de temas. Los telefonazos van y vienen. El cantante le advierte que eso lo deciden minutos antes de saltar a escena. Es la batalla entre profesor  y alumno, aunque ambos tienen un año de diferencia. Al final, la banda triunfa y le da el listado al filo del show.

El espectáculo también tiene como invitados a Jack White, de The White Stripes; el blusero Buddy Guy, y la cantante Christina Aguilera. Es que el talante fiestero del filme tampoco es casual. Se trata del último gran proyecto de la banda antes de la pausa que hasta hoy los mantiene alejados de las giras. No han vuelto a arrojar novedades discográficas y sepultaron cualquier opción de reaparecer en los grandes festivales del hemisferio norte, como Coachella y Glastonbury.

Un punto final que abre otra etapa. El actor Johnny Depp anunció esta semana que a mediados de este mes empezará a rodar un documental  sobre el guitarrista Keith Richards. La cinta tendrá material inédito y entrevistas al músico realizadas por Depp. Un asunto de confianza: ambos son amigos y en la última entrega de Piratas del Caribe, Richards encarnó al padre de Jack Sparrow, personaje de Depp. Porque sea él o Scorsese, los Stones siempre tendrán buenos aliados que reivindiquen su vigencia.