Mimetismo: las parejas se asemejan con los años
No es una idea loca o una simple intuición. Que de tanto convivir las parejas se van pareciendo, se van mimetizando. Un hecho que para muchos no pasaba de ser un absurdo, pero que ha ido ganando respaldo científico.
La primera alerta la dio a fines de los años 80 un estudio de la Universidad de Michigan. Allí, un grupo de estudiantes logró emparejar fotos individuales de hombres y mujeres que llevaban 25 años de casados. Los aciertos se acercaron al 70%, muy por encima de lo que se esperaría por simple azar.
Tras este primer paso, los investigadores se preguntaron por el o los factores que podían influir en esta similitud física. Varias teorías surgieron: compartir una misma dieta, habitar el mismo lugar geográfico y estar expuesto a similares condiciones de clima y temperaturas o, incluso, tener la predisposición a elegir una pareja parecida. Con diversos estudios, todas ellas han sido desechadas, aunque sólo una se mantiene en pie y sigue ganando fuerza.
PAPEL DE LAS NEURONAS ESPEJO
Desde los años 90 se conoce la existencia de las llamadas neuronas espejo, grupo de células nerviosas que se activan cuando una persona realiza una acción o cuando observa a otra realizando una actividad.
Se las considera el más importante aporte a la neurociencia en las últimas décadas, ya que son las encargadas de la imitación y, de esta manera, del desarrollo de la empatía que nos permite ponernos en el lugar de los demás.
Al sintonizar con lo que siente el otro, las parejas comparten estados emocionales y los gestos que los acompañan. La cara es el área del cuerpo de mayor y más refinada gesticulación. Algo que es más innato que cultural y que se ha comprobado con diversos estudios: llorar, celebrar un triunfo o manifestar ira se traducen en gestos similares a todas las culturas y que son tan espontáneos en ciegos como en personas videntes.
INFLUENCIA DE LAS EMOCIONES
Por esto, cuando van pasando los años y las parejas comparten buenos y malos momentos, los más de 20 músculos que existen en la cara se contraen y relajan en distintos grados. Estos actúan como verdaderas válvulas en las arterias y venas que alimentan nuestro rostro.
Así, aumenta o disminuye la sangre que llega a las diversas zonas de la cara, variación que es sincronizada en las parejas, ya que comparten los mismos gestos en los mismos momentos.
Este ejercicio prolongado en el tiempo hace que las facciones se vayan asemejando. Que sus rostros pierdan o ganen volumen en áreas similares y que las líneas de expresión se distribuyan en forma parecida. A mayor interdependencia, intimidad y satisfacción, esta dinámica se acentúa, al igual que el parecido de ambos.
De hecho, cuando los estudiantes tenían una mayor certeza al emparejar las fotografías que se les dieron, coincidió que se trataba de matrimonios más felices.
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