Skoda Roomster: Para comprarlo a ojos cerrados
El tercer modelo de los checos en Chile es de corte familiar y mezcla el andar de un sedán con la modularidad de una minivan<br />
Fue el primer comentario que escuché sobre el nuevo Skoda Roomster: "Si uno cierra los ojos antes de subirse, la sorpresa con la que se encuentra adentro del auto es grande". Con esta frase se puede sintetizar todo lo que hay que saber del nuevo modelo que la firma checa estrena en Chile.
En esencia, el Roomster sigue la norma de todos los Skoda en cuanto a calidad, funcionalidad y buen andar, pero a diferencia del resto, lo ofrece en un envase que se aleja demasiado de los cánones tradicionales a los que estamos acostumbrados los chilenos.
La norma sería encontrarlo feo. Tiene una mezcla de estilos que en conjunto no queda tan bien, y si se analiza detenidamente, muestra un primer cuerpo de sedán normal semejante al Octavia, pero a partir de las puertas delanteras dibuja hacia atrás un concepto de monovolumen. Hay una unión de líneas rectas con otras curvas, y como el volumen crece hacia atrás, termina pareciendo más un furgón que un vehículo de pasajeros.
Sin embargo, es un auto para clientes racionales, de esos que lo observan con detención y no lo descartan antes de abrir las puertas. Y cuando eso ocurre, aparece la esencia del Roomster.
Lo primero que destaca de su habitáculo es su gran espacio interior y la capacidad para configurar las plazas y el maletero a gusto del consumidor. El coche mide 4,2 metros de largo, y 2,6 de ellos están entre los ejes. Así caben cinco adultos, beneficiados porque en la segunda fila hay lugar para las piernas, mucha altura y un acceso impecable.
A diferencia de los monovolúmenes tradicionales, las plazas delanteras son más bien bajas. La visibilidad es buena y la ergonomía, impecable. Destaca un panel construido con buenos materiales y terminaciones tan impecables como las que se ven en el Fabia y el Octavia. El equipamiento está a tono con el buen precio ($ 6.790.000).
En la segunda fila hay tres asientos independientes en configuración 40/20/40, los que, además, se pueden abatir y extraer. El Roomster ofrece la opción de eliminar la plaza central y juntar las otras dos, de manera de alejarlas de las puertas. A eso agrega que esta segunda fila está posicionada 46 mm más alta que la delantera, y que los marcos de las ventanas son bajos, ofreciendo una visibilidad notable.
Eso sí, se echa de menos algún elemento propio de un auto familiar, como salidas de aire, portaobjetos y alguna mesa tras los respaldos.
Otro de los puntos destacados es la maleta, que puede configurarse de acuerdo a la cantidad de carga. Los asientos delanteros se desplazan 15 centímetros hacia adelante, se pueden abatir completamente, e incluso se pueden retirar. Más encima, la bandeja se puede ubicar en dos alturas, dejando una capacidad de carga que va desde los 450 litros a 1.780. Skoda ofrece argollas y ganchos para afirmar los bultos.
BUEN ANDAR
El Roomster se vende con un buen motor gasolinero 1.6 litro de 105 caballos, suficiente para mover el auto, ya que ofrece una buena dosis de torque a bajo régimen. La caja mecánica es típica del grupo Volkswagen, corta en sus desplazamientos, robusta en sus engranajes, bien relacionada, aunque algo tosca en sus pasos de marcha.
La dirección también es Volkswagen, con mucho tacto y directa, lo que, asociada a una suspensión mucho más rígida que la norma en las minivan (aunque bastante confortable), hace que el Roomster tenga un andar grato, más de sedán que de monovolumen.
Por eso, si visualmente no le gusta, déle al Roomster una oportunidad, cierre los ojos y abra las puertas. De verdad se sorprenderá.
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