Columna de Max Colodro: Un proyecto fallido



Por esas ironías del destino, fue la decisión del gobierno de insistir en la condonación del CAE lo que cristalizó el distanciamiento entre las dos almas del oficialismo. Una oferta de campaña regresiva y financieramente inviable, que el Presidente Boric ha insistido en mantener como uno de los íconos vivientes de un cambio de paradigma ya muerto y enterrado. Estandarte de ese “otro modelo” del cual ya no quedan ni las migajas, pero al que, de manera casi instintiva, la autoridad vuelve cuando el imperativo de su transmutación se hace insoportable.

Esta vez, sin embargo, el recurso no dio resultado. Sacar de nuevo el CAE de la chistera hizo que el Socialismo Democrático viera una oportunidad y saliera a golpear al PC y al FA en el suelo, en su peor momento; justo cuando el mítico umbral del 30% de sus incondicionales no resistió la puñalada por la espalda que el Presidente propinó a la negra mascota del octubrismo. En ese trance, y cuando La Moneda no vislumbró estrategia más inteligente que reflotar la condonación del CAE, la ex Concertación salió con todo, a cobrar cuentas pendientes.

La presidenta del PS -Paulina Vodanovic- abrió los fuegos: “esto del ofertón de la condonación del CAE no es posible y creo que solo se hace por motivaciones electorales”. El senador del mismo partido, Fidel Espinoza, agregó: “en campaña jugaron con los sueños de miles de profesores jubilados, prometiéndoles hasta el pago de una deuda histórica que jamás podrán cumplir. También jugaron con el sueño de quienes, teniendo deudas con el CAE, les dijeron que desde el primer año comenzarían a trabajar en ello. Eso no pasó y ahora lo hacen. ¿Por qué? ¿Por su desplome en las encuestas?”.

Finalmente, fue el ex ministro de Educación Sergio Bitar, padre del CAE, quien vino a ilustrar el mar de fondo y la dimensión política de este disenso: “el programa, como estaba en su formulación original de Apruebo Dignidad, pensado en el contexto de un país que no era el de hoy, con una lógica de desplazar a la Concertación, es un proyecto fallido”. Y la frase para el bronce: “hay un legado muy importante de este gobierno: la fórmula del Frente Amplio para ser una gran izquierda democrática no funciona”.

Fue el resumen ejecutivo de una realidad insoslayable, consumada en la histórica derrota de ese “otro Chile”, encarnado en la propuesta constitucional de la Convención. Luego de lo cual el gobierno no solo se vio obligado a integrar al Socialismo Democrático en el corazón de La Moneda, sino que, además, tuvo que cambiar de opinión y de agenda respecto a prácticamente todo.

Ahora, el desafío político ya no es solo cómo seguir juntos, sino en base a qué. O quizás no; en una de esas hoy no es necesario tener convicciones firmes, basta saber aferrarse al presupuesto y jugarse por estar siempre en la nómina. No es una mala compensación, puede ser incluso el justo precio por tener que resignarse a dejar atrás una fallida inmadurez.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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