Columna de Patricio Morales: Al otro lado del Rubicón hay solo republicanos

Se acabó el segundo proceso constituyente. Se terminó la última oportunidad para construir una nueva Constitución. La promesa de “una que nos una” nunca apareció en la plaza pública. El texto resultante es un programa ideológico que sepulta cualquier posibilidad de convivencia nacional. Si la actual Constitución heredada de la dictadura aún posee cerrojos; este nuevo texto es un laberinto ideológico de objeciones de conciencia, vetos, fanatismo económico e imposiciones valóricas.
La hegemonía del Partido Republicano fue una ola que terminó arrastrando incluso lo que alguna vez conocimos como centroderecha. Esa contraparte moderada, que incluso convenció a algunos liderazgos de la centroizquierda a cruzar el Rubicón, hoy desapareció. La gran mayoría decidió unirse a la orquesta republicana, y una incierta minoría, decidió guardar silencio. Los miembros de los nacientes partidos Amarillos y Demócratas, en su fuero interno, deben sentirse engañados y frustrados. Sin embargo, públicamente prefieren autoconvencerse en vez de reconocer un error. “La reforma al sistema político no es tan mala”, “la objeción de conciencia institucional no discriminará”, “No es tan terrible el no pago de contribuciones”; son algunas de las posiciones recurrentes en el debate público. Algo así como una fase de negación de un duelo.
Sostener una contradicción de esa magnitud debe ser muy difícil. Como será, que hasta parlamentarios del mismo Partido Republicano, la UDI y RN han comenzado a dudar del texto. Con mucha humildad, creo que esa centroizquierda por el Rechazo del plebiscito anterior, debiese replantear su posición en este plebiscito. En dicho plebiscito, los partidos del Apruebo reconocimos las falencias del texto. Los partidos del Socialismo Democrático exigimos un compromiso de todas las fuerzas políticas, escrito y firmado, que correjía gran parte de las deficiencias. Aunque lamentablemente la suerte ya estaba echada. Para Amarillos y Demócratas no existen instancias de mejoras, ya no queda nadie con quien interlocutar. Al otro lado del Rubicón la gran mayoría está feliz con el texto del Partido Republicano, no existe ventanilla, mesa o espacio alguno para la autocrítica. Más que en una campaña constituyente, están inmersos en un espacio programático de la futura candidatura presidencial de la derecha.
En política muchos y muchas cometemos errores, y aunque duela y cueste, lo mejor es reconocerlo y enmendar el camino a tiempo. Salir de la negación, no persistir en algo mal hecho que dejará el futuro de nuestro país en una olla de presión. Persistir en el autoengaño puede terminar volviendo un error en una herida histórica que sea irreparable. Amarillos y Demócratas debiesen dejar el orgullo de lado y pensar en la unidad nacional, porque es esa la razón por la que cruzaron el Rubicón, ¿o no?
Por Patricio Morales, cientista político y ex presidente del Partido Liberal
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