Columna de Paula Escobar: Del pánzer a la doctora Siches

Chilean President-elect Gabriel Boric (C) poses for a picture with his ministers during the presentation of his government cabinet at the Natural History Museum in Santiago, on January 21, 2022. - The president-elect appointed this Friday the former President of the Central Bank Mario Marcel as future Minister of Finance, and the former President of the Izkia Siches Medical College in the Interior, presenting a cabinet made up mostly of women and of great diversity politics. (Photo by JAVIER TORRES / AFP)


Que no la veía en el cargo porque tiene una hija pequeña, dijo la alcaldesa Evelyn Matthei cuando le preguntaron por la posibilidad de que la doctora Izkia Siches asumiera como ministra del Interior. “Ella tiene un niño chico, una niña, no sé. Es bien duro… estar en el Ministerio del Interior”, aseguró.

Su frase -extraña para una mujer fuerte de la política- refleja quizás lo que varios piensan. Que ser madre de niños pequeños es incompatible con las más altas responsabilidades.

Pero este gobierno se declaró y se comprometió a ser feminista, y eso pasa por mostrarlo en la práctica.

Ya es difícil exagerar la importancia de que, por primera vez en la historia, el gabinete del presidente Boric tenga más mujeres que hombres. Y no por ir rellenando casillas, no solo es algo numérico. Son mujeres de peso, trayectorias y méritos. Y que la doctora Izkia Siches sea la líder del gabinete es tan o más histórico y relevante, pues habla más que miles de declaraciones de adhesión al feminismo y los derechos de las mujeres el hecho de que, con su nombramiento, se intente demostrar que las transformaciones son posibles y que la sociedad sí puede evolucionar hacia una con mayor igualdad de género.

No solo porque ella rompe un techo de cristal icónico, como es el ministerio más importante, donde en toda la historia republicana sólo se han sentado hombres. Es un ministerio, además, que vela por aquellos problemas y conflictos que se asocian a los atributos del estereotipo masculino: fuerza, orden, resolución. No por nada a quien ocupó por más tiempo el cargo, el senador José Miguel Insulza, lo apodaban el “pánzer”, y como un piropo… Un tanque que avanza sin trepidar. Siches llega a este cargo no a “feminizarlo”; hablar en esos términos en reiterar esencialismos que no contribuyen a romper estereotipos. Ella viene a darle una nueva mirada a esa institución, donde tantos aspirantes a pánzer han zozobrado. No basta la fuerza, no basta la armadura. Acá habrá que dialogar, arriesgar, innovar, ser dúctil y firme para tratar de diseñar un puente de salida pacífico a tantos conflictos abiertos y graves, y tantos otros latentes. El desafío es enorme.

Y por ello es muestra de su arrojo el querer ir donde varios han sepultado sus carreras políticas, justo cuando ella ha quedado en la pole position para ser candidata presidencial (aunque en política, claro está, una semana sea una eternidad). Bien podría haberse protegido en un ministerio desde donde desplegarse y conquistar popularidad y más adhesión. Que vaya derecho a lo difícil, donde tantos temen asomarse, habla de confianza en sí misma y de convicción en el proyecto en el que está, algo esencial.

Que además sea madre de una niña pequeña y -contra los vaticinios- haya dicho que sí refleja una voluntad real de cambio y transformación positiva. De romper moldes, no solo para ella, sino para las demás que vienen. Su nombramiento aborda dos obstáculos claves para el avance en la igualdad de género de manera estructural. Por un lado, el acceso al poder, evidentemente. Pero también lo que debe cambiar en la cultura y en la familia, por la señal que da en términos de la corresponsabilidad. De salir del estereotipo de que las madres -y no los padres- son los cuidadores. Porque como dijo Hannah Riley Bowles, experta en género de Harvard, las discriminaciones de género no se van a acabar si no repartimos las responsabilidades de cuidado y crianza entre hombres y mujeres de modo igualitario. A ninguno de los otros mandamases del ministerio le han dicho que no podía tomar el cargo por tener hijos pequeños. Simplemente no fue tema, porque se asumía que su mujer apechugaría con el rol de cuidado y crianza. Con el caso de la ministra Siches, se puede hacer realidad ese nuevo modelo de igualdad dentro de la casa. La corresponsabilidad es difícil, pero imprescindible; esa es una revolución que falta. Seguir cargando los hombros de las mujeres con más responsabilidades públicas sin enfrentar aquello solo reproducirá las inequidades, como hemos visto durante la pandemia, en que las mujeres terminaron con el peso brutal de la falta de colegios, jardines y salas cuna.

Y eso es parte de lo que debe cambiar.

La doctora y joven madre en vez de un pánzer es una oportunidad histórica de demostrar que, una vez más, y pese a las dudas y al riesgo, se puede intentar mejorar el estado de las cosas haciendo camino al andar.

Y esa es la enorme promesa que este nuevo gobierno ha despertado, ¿no? Una ventana de oportunidad hacia una sociedad donde haya mayor igualdad y dignidad para todas y todos, donde la prosperidad y el bienestar sean más compartidos, dentro de un clima de paz y de un orden. Un orden nuevo, como ha dicho el presidente electo, pero orden al fin.

Un orden nuevo donde, entre otras cosas, a una mujer con una pequeña hija nunca más se le diga que hay espacios que no podrá ocupar.

La foto oficial, con dos ministras acompañadas de sus hijos, vale más que mil palabras.

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