Cuidado con las tesis



Según Óscar Contardo, lo del colectivo "Lastesis" le dio "un giro de vitalidad y una dirección al estallido" (La Tercera, 22 diciembre 2019). Raro el comentario, porque hay una suerte de "complejo de paco" evidente en la letra y performance de ese himno machacón: "El violador eres tú". Además de andar uniformadas con antifaz (bien sospechoso no mostrar la cara), marchan al unísono, paran el tránsito, lo dirigen, extienden el brazo y apuntan con el dedo a delincuentes que habría que perseguir (fascistoide el gesto). Su objeto: erigirse ellas en la "Ley" y, puesto que en su caso la inversión de roles pareciera fundarse en el odio, cabe preguntarse cuál será el supuesto "sentido" que entusiasma tanto.

A alguien hay que culpar, supongo. De ahí que el periodista señale también con el dedo a los mayores de 35 años. Gente atemorizada, aferrada a una falsa normalidad post-dictadura, que el estallido habría hecho añicos. Por tanto, deberíamos estar atendiendo los temores de los millennials, sí que verídicos, dignos de desvelo. Ser o no ser joven, esa sería la cuestión, por ahí va este cuento.

La tesis no convence. Parte de la falsa premisa de que todo el mundo -viejos y jóvenes sin distingos- estarían aterrados. ¿Proyección la suya? Coraje no les faltó a muchos para oponerse a la dictadura en su momento. Y aun cuando la mayoría de opositores se sumó a la Concertación, hubo quienes no se volvieron autocomplacientes post-88, razones sobrándoles. Hace ocho años, en una columna recordé el aporte de los que permanecieron críticos a lo largo de la década de los 90: "El malestar con el modelo consensual político, económico y social, viene siendo diagnosticado desde, a lo menos 1997, de antes de que estallara la crisis económica, desde la derrota de la Concertación en las parlamentarias. De hecho, fuimos muchos que, a diez años del Plebiscito, advertimos que si no se producían cambios urgentes, podrían producirse reventones sociales" ("Ese inasible malestar", La Tercera, 17 de septiembre 2011). Aludía, entre otros, a T. Moulián, G. Salazar, A. Uribe, B. Subercaseaux, M. A. de la Parra, J. Bengoa, F. Portales, S. Marras, R. Otano, P. Bañados, revistas y casas editoriales... Conforme, no se nos hizo caso, y a muchos nos costó muy caro plantearnos en esa línea, pero tener la conciencia tranquila alivia.

Desde el 18-O cunden los subidos por el chorro. No es que recién hayan surgido diagnósticos críticos, o que solo jóvenes entiendan lo que, de hecho, hace rato se sabe, ni ellos los primeros valientes en denunciarlo. Tampoco impresionan sus métodos a punta de protestas y sectarismo. A ninguno de los que hablaron ya en los años 90 se les hubiese ocurrido hacer performances tipo nazis o adherir a ese lema suicida de "suyos los fusiles y balas. Nuestra la victoria con cacerola y llama".

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