De nuevo las tomas
Alas tomas universitarias me refiero, no a esas otras, igual de calamidades. Que las hay de terrenos (en San Antonio, Quilpué, Alto Hospicio, etc.), de predios agrícolas durante la Reforma Agraria, y ocupaciones recientes en La Araucanía, no todavía en viñas boutiques. Increíble que se tengan que hacer estas distinciones, existiendo tantas modalidades de tomas en Chile. Más patético aún, que se las estime la cosa más natural del mundo.
La RAE define una toma como una “conquista u ocupación por la fuerza de una plaza o ciudad”, siendo sinónimos usurpación y asalto. Y en la práctica puede ser también una tomadura de pelo o abuso de confianza, es decir, una burla, simulacro o chiste. Lo digo porque a veces cuando los estudiantes se toman un campus o una facultad se les hace entrega formal del lugar recibiendo hasta las llaves y, luego, las autoridades se sorprenden de que lancen el mobiliario del rector o de algún decano desde el segundo piso. ¿Es que eso también forma parte de la farsa puesta en escena? Conozco a exestudiantes que cuentan como el momento de máxima trascendencia de sus carreras el haber participado en semejante idiotez (ni que hubiesen perdido su virginidad). Ahora último, las autoridades han optado por pernoctar junto a los ocupantes bajo el mismo techo. Y más extraño resulta que remontemos la radicalización política de Chile a 1967 cuando se tomaron la casa central de la Universidad Católica.
El fenómeno es muy latinoamericano; por eso, a nuestras instituciones superiores se las tiene como mediocres. Viene sucediendo desde el “Grito de Córdoba” allá por 1918. En dicha ocasión se exigió la democratización de la enseñanza superior, la libertad de cátedra y la autonomía universitaria. Se entiende por esto último que las universidades se puedan autogobernar sin injerencia del poder político, esto es, pudiendo aceptar la farsa escenificada. Hasta 10 meses en la UNAM. En la educación secundaria, como esta autonomía no corre y se desaloja a veces, se estila rociar con parafina a los profesores y apoderados apoyan histéricamente desde fuera.
Y conste que no siempre ocurren tomas universitarias. Los “timings” son fundamentales. En este gobierno han brillado por su ausencia hasta ahora, y decanos se vanaglorian de que no tienen líos, hasta piensan que pueden ser rectores. ¿Ingenuidad o parte de la farsa? Quienes más saben de maquinaciones conducentes a tomas y sus oleadas periódicas funcionan hoy desde La Moneda. A ellos no les sorprende que el Partido Comunista haya dado órdenes de proceder aun cuando estemos en elecciones nacionales y Jara sea candidata presidencial. Lo mismo pasa en el Mineduc, manejado por comunistas. Sin el visto bueno de los “compañeros” no hay toma universitaria en Chile que produzca efecto. Saque, por tanto, sus propias conclusiones.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador
Lo último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.
5.
6.
⚡¡Extendimos el Cyber LT! Participa por un viaje a Buenos Aires ✈️ y disfruta tu plan a precio especial por 4 meses
Plan digital +LT Beneficios$1.200/mes SUSCRÍBETE