La cuna de los debates de TV es Estados Unidos, en la década del 60, con el mítico encuentro entre Nixon y Kennedy. Fue visto por 70 millones de personas. Ese día, en un estudio en Chicago, a las 19:30, se daba inicio al primero de cuatro debates televisados que marcaron la elección y colaboraron al triunfo de Kennedy. La imagen, los gestos, la prestancia, la manera de hablar de cada uno fueron tan importantes como el contenido.

Chile ha sido pionero en América Latina a la hora de organizar debates políticos en televisión. El primero fue en 1989, dirigido por Canal 13. Era un momento histórico: la primera elección democrática tras la dictadura. Fue el valor de la información por televisión abierta lo que motivó al canal a exponer las ideas de Patricio Aylwin y Hernán Büchi para Chile. Se organizaron con un moderador y cuatro periodistas. Fue también el primero en Hispanoamérica, pues España tenía el suyo en 1993, entre Felipe González y José María Aznar, también organizado por un canal: Antena 3.

¿Son importantes los debates de TV para conocer a las y los candidatos y elegir por quién votar? Según una encuesta del Consejo Nacional de Televisión de 2017, un 44% declaraba que eran la mejor alternativa, seguidos por un 7,6% que opinaba que era la franja electoral la forma de conocer lo que proponen las candidaturas de cara a un posible gobierno.

Las personas están esperando en esta elección cercanía y comprensión sobre la vida difícil que deben sortear todos los días: frente a una enfermedad se espera por meses un especialista u operación; el déficit de viviendas hace imposible hacer familia, soñar con un espacio propio o dar a sus hijos un mejor futuro; las viviendas que hay son inalcanzables de adquirir dado el nivel de salarios que tiene la economía; personas mayores solas, sin redes de cuidado; la seguridad es un grito, ya no solo una demanda; la violencia es la forma que tenemos para relacionarnos, basta ver las peleas y ataques a diario en colegios y liceos. Hay un largo etcétera. ¿Y qué hace el sector político que acompañó al Presidente Boric en su gobierno? Hablar sobre la década del 90; mencionar como si fueran lo mismo la dictadura de Pinochet y el tiempo que gobernó la Concertación; amenazar con pobreza si gana una u otra, o derechamente tratarse a garabatos e insultos. ¿Se imaginan cómo los deben ver las y los votantes?

Por Paula Walker, profesora Magíster de Políticas Públicas, Universidad de Chile