Definición sobre rol de TVN

Las ofertas para el complejo de TVN, de acuerdo al proceso de licitación, están planeadas para inicios de septiembre e involucran un valor cercano a los US$ 90 millones. La puesta en venta del edificio de Bellavista 0990 se conoció hace algunos días.

Es necesario definir si el país requiere una televisión pública y en función de ello establecer su financiamiento, pues el modelo actual es un híbrido cada vez menos funcional.


Diversas industrias han sufrido un shock excepcional con el desarrollo de la pandemia. En muchos casos la crisis sanitaria y económica no ha hecho más que amplificar problemas que venían arrastrándose mucho antes, originados en cambios en las preferencias de los consumidores, cambios tecnológicos disruptivos o por la incapacidad de adaptar los modelos de negocios ante la transformación digital.

En este contexto, la televisión abierta ha sido una de las industrias que más ha sufrido con la crisis en curso y en particular la televisión pública local, a la que le ha costado dar con una identidad definida y un propósito claro.

Es comprensible, entonces la decisión del directorio de TVN de poner a la venta su edificio corporativo por un monto cercano a los US$ 90 millones, o en su defecto arrendarlo. Las características del inmueble son elocuentes. Cuenta con cuatro edificios de oficinas de tres niveles superiores y dos subterráneos, con una superficie disponible de 16.143 metros cuadrados. A esto se suman otros ocho edificios correspondientes a estudios de filmación, seis bodegas, servicios, talleres y áreas comunes.

Parece evidente que su tamaño es excesivo para lo que la televisión pública requiere en la actualidad, sobre todo porque se viene una etapa en donde será más frecuente la externalización de servicios, sobre todo en un contexto de dramáticas caídas de los ingresos por publicidad. El paso que ha decidido dar el directorio de TVN conlleva también riesgos, pues una eventual inyección de liquidez por la venta de activos le significará una reducción de su acceso a fuentes de financiamiento porque tendrá una menor capacidad de constituir garantías para endeudarse. Con todo, parece una medida consistente con el objetivo de mejorar la salud financiera del canal, lo que de hecho ya se refleja en que el canal logró atenuar sus pérdidas al cierre del primer trimestre.

Pero quizás más importante que definir el futuro del edificio es precisar el rol que tendrá TVN. El canal ha requerido de financiamiento público, por lo que es completamente pertinente la discusión sobre si mantener o no un enfoque comercial, el cual involucra altos costos para sostener una estructura pesada, sea financiando “rostros” o invirtiendo en programas que apuntan fundamentalmente a contenidos masivos.

El principal objetivo de largo plazo de la televisión pública debería ser transformarse en un canal con contenidos y con un foco definido. Esa es un discusión aún abierta y necesaria de abordar. Si el país estima que debe contar con un canal de esa naturaleza -con fuerte énfasis en la cultura- entonces debe abocarse a diseñar sus objetivos, estructura y financiamiento, sin perder de vista que los recursos del Estado necesariamente deberán armonizarse con el conjunto de las necesidades sociales. Pero una línea de financiamiento pública para un canal que hoy tiene una estrategia comercial, termina siendo una competencia desleal frente sus pares que compiten en el mismo segmento, los que deben ir al mercado en búsqueda de su propio financiamiento.

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