Opinión

El 75º aniversario de la Gran Victoria: responsabilidad colectiva ante la historia y el futuro

Sesión del Consejo de Seguridad de la ONU. Foto: La Tercera/Archivo

Han transcurrido 75 años desde el final de la Gran Guerra Patria. Para mis padres, la guerra significaba los sufrimientos terribles en Leningrado asediado donde murió mi hermano Vitia de dos años y donde mi madre sobrevivió de milagro. Mi padre, a pesar de estar en reserva social, decidió ir al frente como voluntario para defender su ciudad natal. Hizo lo mismo que millones de ciudadanos soviéticos. Combatió en la cabeza de puente Nevski Piatachok y fue gravemente herido.

Asumimos la responsabilidad del pasado y del futuro y haremos todo lo posible para evitar que se repitan las tragedias terribles. Por eso, sentí que era mi deber presentar un artículo sobre la Segunda Guerra Mundial y la Gran Guerra Patria.

Quisiera recordar lo obvio. Las causas profundas de la Segunda Guerra Mundial son asociadas en gran parte con las decisiones tomadas al final de la Primera Guerra Mundial. Para Alemania, el Tratado de Versalles se ha convertido en un símbolo de profunda injusticia. De hecho, trataba de un robo del país que se vio obligado a pagar a los aliados occidentales enormes reparaciones que agotaban su economía.

Uno de los resultados más importantes de la Primera Guerra Mundial fue la creación de la Sociedad de las Naciones. Sin embargo, la Sociedad de las Naciones, que estaba dominada por las potencias vencedoras – Gran Bretaña y Francia –, mostró su ineficacia y simplemente se quedó estancada en las conversaciones fútiles. Ni la Sociedad de las Naciones, ni el continente europeo en general escucharon los reiterados llamamientos de la Unión Soviética de formar un sistema igualitario de seguridad colectiva, en particular, concluir el Pacto Oriental y el Pacto del Pacífico, que podrían servir de barrera a la agresión.

La Sociedad de las Naciones tampoco pudo evitar conflictos en varias partes del mundo. Los acuerdos de Múnich – en los que, además de Hitler y Mussolini, participaron los líderes de Gran Bretaña y Francia – llevaron a la división de Checoslovaquia con la plena aprobación del Consejo de la Sociedad de las Naciones. En este contexto quisiera observar que, a diferencia de muchos de los líderes de Europa de entonces, Stalin no se desacreditó a sí mismo al verse personalmente con Hitler, que era entonces conocido en los círculos occidentales como un político bastante respetable y un invitado bienvenido en las capitales europeas.

La Segunda Guerra Mundial no ocurrió de inmediato, no comenzó de repente, de súbito. Y la agresión de Alemania contra Polonia no fue inesperada. Fue resultado de muchas tendencias y factores en la política internacional de la época. Todos los acontecimientos de antes de la guerra formaron una cadena fatal de eventos. Pero, por supuesto, el factor principal que predeterminó la mayor tragedia de la historia de la humanidad es el egoísmo del Estado, la cobardía, la indulgencia del agresor que iba ganando fuerza, la falta de voluntad de las élites políticas para buscar un compromiso.

La guerra no fue repentina, la esperaron, se prepararon para ella. Pero el ataque de los nazis tuvo el poder destructivo sin precedentes en la historia. El 22 de junio de 1941 la Unión Soviética se enfrentó al ejército más fuerte, más movilizado y entrenado del mundo, para el que trabajaban las capacidades industriales, económicas y militares de casi toda Europa.

Sin importar lo que traten de probar hoy, fueron la Unión Soviética y el Ejército Rojo que hicieron la contribución principal y decisiva a la derrota del nazismo. La URSS representó cerca del 75 por ciento de todos los esfuerzos militares de la coalición anti-Hitler. Durante el período de guerra, el Ejército Rojo "trituró" 626 divisiones de las potencias del Eje, de las cuales 508 fueron alemanas. Casi 27 millones de ciudadanos soviéticos murieron en los frentes, en cautiverio alemán, de hambre y bombardeados, en guetos y hornos de los campos de exterminio nazis. La URSS perdió uno de cada 7 ciudadanos, Gran Bretaña uno de cada 127, y EE.UU. uno de cada 320.

El siglo XX nos trajo conflictos mundiales de carácter total y amplio, y además surgieron en 1945 las armas nucleares capaces de destruir físicamente la Tierra. En otras palabras, la solución de controversias por la fuerza se puso extraordinariamente peligrosa. La amarga experiencia de la Sociedad de las Naciones se tuvo en cuenta en 1945. La estructura del Consejo de Seguridad de la ONU fue diseñada de manera tal que garantizara la paz con la mayor explicitud y eficiencia. Así nació la institución de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad con el derecho a veto como su privilegio y responsabilidad.

Hoy, tanto como en 1945, es importante demostrar la voluntad política y debatir juntos el futuro. Nuestros colegas los señores Xi Jinping, Emmanuel Macron, Donald Trump y Boris Johnson – han apoyado la iniciativa propuesta por Rusia de celebrar una reunión de los dirigentes de los cinco estados nucleares que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Les expresamos nuestro agradecimiento y esperamos que tal reunión en persona se celebre en la primera oportunidad.

¿Cómo vemos la agenda de la próxima cumbre? Sobre todo, creemos que sería aconsejable considerar medidas para promover la participación amplia en los asuntos mundiales. Necesitamos tener una conversación sincera sobre tales cuestiones como el mantenimiento de la paz, el fortalecimiento de la seguridad global y regional, el control de las armas estratégicas y los esfuerzos conjuntos para hacer frente al terrorismo, extremismo y otros retos y desafíos pertinentes.

No cabe duda de que la cumbre de Rusia, China, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña desempeñará un papel esencial para desarrollar respuestas comunes a los retos y desafíos actuales. Tenemos la memoria histórica común, entonces podemos y debemos tener confianza en el otro. Proporcionará una base sólida para negociaciones exitosas y esfuerzos concertados para fortalecer la estabilidad y la seguridad globales con miras a aumentar la prosperidad y el bienestar de todos los Estados. No es exagerado decir que es nuestro deber y nuestra responsabilidad ante el mundo entero, así como ante las generaciones del presente y el futuro.

Lean el artículo completo en: http://en.kremlin.ru/events/president/news/63527

Más sobre:Voces

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

La cobertura más completa de las elecciones 🗳️

Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE