Opinión

El progresismo y la defensa de la democracia

21/07/2025 - DECLARACION CONJUNTA REUNION ALTO NIVEL DEMOCRACIA SIEMPRE - Foto - Mario Tellez / La Tercera MARIO TELLEZ

Es una buena noticia que el Presidente Boric muestre una tan alta prioridad por el curso de la democracia, no solo en Chile sino en el mundo. Tiene credenciales para hacerlo. Ha sostenido una posición nítida frente a gobiernos autoritarios de izquierda, particularmente el venezolano, asumiendo costos en su coalición y con varios pares extranjeros políticamente afines. Sin embargo, la reciente cumbre “Democracia Siempre”, de la que Boric fue anfitrión, hará poco por afirmar su compromiso y el de nuestro país con la democracia por varios motivos. El más evidente es el hecho que todos los mandatarios asistentes estén inscritos en el mismo espectro político, lo que desfigura su propósito. Pero este no fue el error más profundo del encuentro, sino que actuaran pretendiendo una transversalidad que no les era propia. Algunos gobernantes tuvieron el tacto de no aludir a líderes de derecha para mantener las formas. Otros no pudieron evitarlo. Boric formó parte de los primeros y fue más lejos al afirmar la legitimidad de la derecha, pero debilitó su mensaje al permitirse enumerar logros de su Administración que, en su opinión, la oposición no hubiera impulsado.

Pasa que no se puede pretender representar el valor de la democracia y, a la vez, presentar la propia opción política como su única salvación. Y esa fue la impronta de este encuentro. La defensa de la democracia requiere una grandeza de la que esta cumbre careció. Los mandatarios presentes hicieron la parte fácil del trabajo considerando sus domicilios políticos, esto es, cargar la mochila del adversario con la culpa, señalar la amenaza que significan el extremismo y el autoritarismo, calificativos que explícitamente o no, casi siempre apuntaron a su forma de derecha, salvo por la aislada condena de Boric a los extremismos más allá de su signo político. La parte difícil, la que dotaba al encuentro de virtud, era reconocer la cuota propia de responsabilidad, qué y cuánto se hizo o se dejó de hacer para que la democracia se deteriorara como lo ha hecho. Cuánta intolerancia, desinformación e irracionalidad -entre otros males que buscan reparar- estuvieron dispuestos a aceptar cuando el costo de enfrentarlos era demasiado alto.

La declaración con que se cerró la cumbre Democracia Siempre deja la sensación de que, finalmente, en el progresismo prevalece la idea de que la única amenaza a la democracia es el autoritarismo de derecha y que ha ganado terreno por una especie de extravío del pueblo, que simplemente se ha dejado engañar por ese sector. Quienes han sufrido la delincuencia, la inmigración descontrolada o la ira de la ideología de género en su forma exacerbada, han incorporado a la extrema derecha como alternativa no por sus ideas (probablemente a pesar de ellas) sino porque sienten que los toman en serio. Este progresismo parece querer que las prioridades sean otras, pero necesita entender que pocas personas defenderán la democracia si sienten que esta es indiferente a sus padecimientos.

Por Rafael Sousa, socio en ICC Crisis, profesor de la Facultad de Comunicación y Letras UDP

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