Opinión

Interpretando las señales mixtas del mercado laboral para la política monetaria

JONNATHAN OYARZUN/ATON CHILE

Señales mixtas. Así describió el Banco Central (BCCh) la situación actual del mercado laboral en el Informe de Política Monetaria (Ipom) presentado hace algunas semanas. La autoridad monetaria declaró que el empleo ha tenido un crecimiento acotado y la tasa de desempleo se ubica por encima de los niveles prepandemia, en un contexto en el que la actividad ha estado creciendo en torno a su potencial y la brecha del producto se ha ido cerrando. Sin embargo, también destacaron el elevado aumento de las remuneraciones y, por cierto, de los costos laborales.

En esta línea, destaco dos mensajes. El primero de ellos es el efecto del mercado laboral en el consumo (y, por ende, en la demanda interna). El BCCh declaró que el consumo creció más de lo que anticipaban, a la par de una evolución favorable de algunos de sus fundamentos. Y, entre ellos, señalan el incremento en la masa salarial (es decir, la suma de las dinámicas de creación de empleo y de los salarios reales).

El segundo es que los costos laborales han venido en aumento (y creciendo a un ritmo superior al prepandemia), y que esto es una de las principales preocupaciones de las empresas. Así, empresas de diferentes sectores subrayaron, dentro de la Encuesta de Percepción de Negocios, el impacto de políticas como la reducción de la jornada laboral a cuarenta horas y los incrementos del salario mínimo.

¿Cómo se interpretan estas señales para la política monetaria? Primeramente, la señal de un alza en los salarios (y los costos laborales) en un contexto de creación del empleo débil pareciera ser un fenómeno inducido por las políticas públicas más que por un incremento en la productividad de los trabajadores. Esto estaría generando cierto soporte en el consumo (ya que este depende de la masa salarial), pero si el dinamismo del mercado laboral no viene acompañado de dinamismo en la producción, este fenómeno sería inflacionario. Sin embargo, la actividad ha estado creciendo en torno a su potencial, por lo que hay algo sucediendo en la productividad que no está del todo claro aún.

En segundo lugar, la alta tasa de desempleo se encuentra sobre niveles previos a la pandemia, pero esa alza podría ser cíclica o estructural. Si esta tasa de desempleo es la nueva tasa estructural, quiere decir (en palabras simples) que para que las empresas puedan contratar nuevo personal necesitarían ofrecer salarios más altos (generando renovadas presiones inflacionarias, debido al incremento en los costos laborales que implicaría esto). En cambio, si este desempleo es alto por factores cíclicos, las personas estarían dispuestas a trabajar por salarios que podrían ser menores que los de su empleo anterior. Y aquí nos encontramos de nuevo con señales cruzadas: dado que la actividad está creciendo a un ritmo similar a la masa salarial, pareciera que el mercado laboral está equilibrado. Sin embargo, la sensación de desempleo alto se debe en parte a que el alza del salario es más bien artificial.

Es evidente que el desempeño del mercado laboral es una preocupación para la política monetaria. Pero todavía falta camino por recorrer en los diagnósticos para poder afinar mejor las decisiones del BCCh, con la curiosa situación actual del mercado laboral. Esperemos más recuadros en los siguientes Ipoms.

*El autor de la columna es economista jefe de LarrainVial Research

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