La guerra de Erdogán

Erdogan saluda antes de dar su discurso para dar inicio al año judicial. Foto: AFP


Hace sólo un par de días atrás, la Embajadora de la República de Turquía en Chile intentaba explicar, brevemente en La Tercera, las razones que habrían llevado al Gobierno del Presidente Erdogán a iniciar una operación militar a gran escala sobre territorio sirio. Como sabemos, ésta ha sido denominada "Operación Fuente de Paz". Curioso, al menos. ¿Paz para quién?

La embajadora Dinç se refiere al compromiso de su gobierno con la compleja "lucha contra el terrorismo proveniente de Siria" y señala que éste no se limita sólo a las operaciones del debilitado Estado Islámico, sino que también del PYD/YPG, "la rama siria del PPK", uno de los grandes dolores de cabeza de Turquía en relación con la violencia terrorista de ciertos grupos radicales nacionalistas kurdos.

Lamentablemente, Dinç pareciera haber olvidado esa pequeña precisión, aquella que nos permite diferenciar operaciones militares de contraterrorismo, de aquellas propias de un escenario militar convencional, a gran escala y donde el problema de la asimetría de poder de fuego explicaría, por ejemplo, las escenas de violencia y brutalidad que hemos visto en decenas de reputados medios de comunicación global. Dinç habla de una operación que busca "eliminar a todos los terroristas de la región y garantizar la seguridad fronteriza de Turquía", pero sabemos que la intención del gobierno de Erdogán es otra.

Bastaron sólo horas desde que Donald Trump diera la orden de repliegue de las tropas estadounidenses desde el norte de Siria, para que el poder militar turco desencadenara uno de los conflictos más complejos que azota a Oriente Medio en la actualidad. La comunidad internacional ahora no sólo debe preocuparse de Irán y sus tensas relaciones con Washington; de la agenda militar saudí en Yemen; de la permanente crisis humanitaria en Siria; de la violencia que experimenta la sociedad iraquí o de la inestable frontera de Israel con el sur del Líbano. El avance de batallones de caballería blindada y decenas de operaciones aéreas sobre un territorio en permanente disputa no ha cesado y los efectos colaterales de esta guerra contra "terroristas" ha ocasionado el desplazamiento forzado de miles de sirios kurdos de sus hogares. Dinç no lo explicita, pero confundir grupos terroristas kurdos con miles de civiles inocentes kurdos es un error de inconmesurables proporciones.

No es secreto alguno que el gobierno de Erdogán ha tensionado las relaciones de Ankara con la OTAN, organización de la cual Turquía es miembro activo. Tampoco lo es el hecho que, mientras el gobierno turco intenta adquirir material militar estadounidense de última generación (particularmente aviones de combate F-35), también negocia con Moscú la adquisición de un escudo antimisiles ruso que pondría en jaque la ya debilitada noción de defensa colectiva instaurada por la OTAN desde 1949. Es discutible, pero podríamos incluso analizar la agenda expansionista del gobierno turco sobre el norte de Siria e Iraq. No debemos olvidar, por lo demás, la gradual islamización política que ha sufrido el ejército turco de la mano de la actual administración. Hace ya muchos años que las fuerzas armadas turcas dejaron de ser las defensoras de la secularización militar inaugurada por Mustafá Kemal Ataturk luego del fin del Imperio Turco Otomano.

Lo preocupante es, sin duda, la inestabilidad geopolítica que está generando esta operación militar. No sólo alienará aun más a los millones de kurdos que añoran la creación de su propio Estado, sino que provocará una magnificación de la tragedia de los refugiados sirios. Es más, Erdogán ya amenzó a la Unión Europea que abrirá sus fronteras para que esos mismos refugiados dejen Turquía y busquen nuevos horizontes en una Europa ya bastante convulsionada. Sería bueno recordar también los billones de euros que La UE transfirío a Ankara para financiar la respuesta de Turqía frente a este enorme desafío. No es muy difícil entender que este tipo de operaciones militares son el preludio para el resurgimiento de insurgencias islamistas e incluso nacionalistas. Las fuerzas kurdas, abandonadas por el Pentágono, deberán ahora buscar auxilio en Moscú para poder sobrevivir y, esta muestra de fuerza militar turca, no sólo ahondará la tragedia humanitaria de miles de inocentes en el norte de Siria, sino que además, podría poner a Ankara en directa trayectoria de choque con Washington.

Recuerde señora embajadora que pasó luego de la operación militar estadounidense en Afganistán el 2001 e Iraq el 2003. Con el pretexto de la lucha contra el terrorismo se abrió una caja de pandora que ha sido denominada, incluso por las fuerzas armadas británicas, como "la guerra inganable". 18 años de guerra podrían darle ciertas luces a esta confusa muestra de poder turca.

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