La pobreza, entre la oferta y la demanda



SEÑOR DIRECTOR:

Estos días se ha visto cómo los gobiernos han sustentado con millones de dólares al año y en todo el país un mercado oscuro y desregulado de fundaciones privadas que tendrían -según dicen- el propósito de ayudar a las personas vulnerables. Lo que se habría prestado -según las noticias- para millonarios traspasos a fundaciones de amigos que poco y nada hacen, “lucrando” con la desgracia de los más pobres y dañando el prestigio de otras que sí ayudan a personas vulnerables.

Resulta paradojal ver a los gobiernos aplicar sin tapujos “el principio” de subsidiariedad, tan criticado en el debate constitucional, “externalizando y tercerizando” en el sector privado acciones y responsabilidades sociales que les son propias. Con esto dejan que sea el mercado quien defina, a través de la oferta y demanda de proyectos privados pero financiados con recursos fiscales y sin hilo conductor y escaso control, el qué y cómo se reduce la pobreza -sobre todo la infantil-, algo que junto a la pésima educación parvularia y escolar pública que reciben esos niños y niñas está en la base de las brutales inequidades y desigualdades sociales que tensionan nuestra convivencia democrática.

Víctor Pérez Vera

Ex rector de la Universidad de Chile

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