Lobby y debate presidencial


SEÑOR DIRECTOR

Después del segundo debate televisivo, uno de los temas que se replicó fue el ejercicio del lobby que habría hecho el candidato Sebastián Sichel. Más allá de lo discutible si él representó a clientes frente a actores de interés recibiendo un pago por aquello, es cómo se malinterpreta y se pone una carga negativa al ejercicio de este oficio lo que a mi juicio se debe a dos grandes motivos. El primero es porque desde quienes han cuestionado si Sichel trabajó en una empresa de este rubro y si efectivamente representó a terceros por un pago, parece que bajo sus argumentos el simplemente trabajar como lobbista es cuestionable para una persona. El segundo motivo, es porque nuevamente se utilizan ciertos eufemismos para enfrentar si se realizó lobby, expresando que se hace un libre ejercicio de la profesión. Ambas variables dejan en un área gris a la actividad, y es algo que es gratuito para un rubro regulado, aunque sin duda que se debería avanzar en normarlo más allá que las simples agendas.

Con todo, para quienes aspiran a encabezar el país por un lado no se debería considerar el representar al sector privado frente tomadores de decisiones como algo cuestionable, ni tampoco se debería evadir o conceptualizar de forma inadecuada el trabajo que se ha realizado.

Ignacio Imas Arenas

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