Los conservadores como cambio
El ciclo conservador en el que Chile entró hace algo más de tres años, con el rechazo a la propuesta constitucional plebiscitada en 2022, tuvo ayer su mayor demostración de consolidación. No es que nuestra sociedad haya cambiado radicalmente sus valores, pese a que principios como la autoridad y la individualidad han ganado tracción. Lo más notorio es que la ciudadanía ha modificado sus prioridades hacia la seguridad, en una especie de descenso en la pirámide de Maslow forzado por el crimen y la mediocridad de nuestra economía.
El sólido paso de Kast a la segunda vuelta, revirtiendo un desempeño por debajo de las expectativas en la elección de autoridades locales de 2024 y el fracaso de la propuesta constitucional liderada por su partido, es la consecuencia de haber sido el primer actor relevante de derecha en entender que hoy las convicciones son una condición necesaria para la relevancia política, aspecto respecto del cual la candidatura de Matthei representó la contracara, lo que terminó por rezagarla en una competencia donde tenía, por lejos, las mejores opciones. El republicano forjó esa identidad cuando era minoría y sacó las conclusiones correctas de sus derrotas. Su silencio frente a los temas valóricos es el mejor ejemplo.
Con cerca de un 40 % de los votos favoreciendo a dos candidatos decididamente conservadores (Kast y Kaiser) y más de un 50 % nítidamente de derecha (ellos más Matthei), también podemos sostener que el concepto de “cambio”, que tantos se empeñan en encarnar, ha abandonado el domicilio progresista que habitó por décadas para transformarse en uno que los conservadores de derecha pueden reclamar. Es cierto que la derecha liderada por Piñera ganó dos elecciones invocando este atributo, pero no encarnándolo de manera tan notoria como lo hace Kast. Piñera siempre representó una mejor forma de hacer las cosas, pero su éxito se sostuvo más en su capacidad de disimular el sector al que representaba que en resaltarlo, cuando se hablaba de Chile como un país de izquierda. Kast nunca ha dejado de afirmar su pertenencia a la derecha, lo que representa la mayor diferencia de esta campaña con las anteriores de ese sector.
En este aspecto radica la mayor incertidumbre respecto a qué harán los partidos de Chile Vamos frente a la posibilidad, cercana a la certeza, de que Kast gobierne Chile. Las convicciones mayoritarias dentro de la UDI y RN están bastante más a la derecha que la última parte de la campaña de Matthei. Esos partidos se movieron al centro más desplazados por Kast que por convicción. Si siguen su corazón, muchos de sus militantes y simpatizantes irán detrás del republicano en lo que podría ser el inicio de un declive para estos partidos, un libreto similar al de la DC. Así, en los próximos días no solo seremos testigos de cómo se configuran los apoyos hacia el representante de la oposición en la segunda vuelta, sino también de lo que puede ser un ajuste mayor en la relación de fuerzas dentro de la derecha.
Por Rafael Sousa, Socio en ICC Crisis y profesor de la Facultad de Comunicación y Letras UDP
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