Opinión

Muerto viviente

Dragomir Yankovic/Aton Chile DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

Los partidos de gobierno tuvieron esta semana un hito relevante: lograron inscribir un proceso de primarias que incluye desde el PPD hasta el PC, y que los obliga a respaldar a quien resulte ganador de la contienda. Ello viene a confirmar que, a pesar de todas las tensiones y dificultades, el oficialismo tendrá una sola candidatura en la elección de noviembre, condición mínima para que el sector tenga alguna posibilidad de ganar. De este modo, si no hay grandes sorpresas en los próximos meses, el 30% que en promedio sigue respaldando al Ejecutivo, el Chile del 38% que votó Apruebo en el primer proceso constituyente, y ese más del 40% que apoyó a alguna candidatura oficialista en la última elección municipal, tendrán un solo nombre como representante de la continuidad.

El otro factor que ha devuelto el alma al cuerpo a las fuerzas de gobierno es lo que, en paralelo, terminó de materializarse en la vereda contraria: las tres grandes corrientes opositoras, encabezadas por Matthei, Kast y Kaiser, competirán entre sí, con el objetivo de poder instalarse en una segunda vuelta donde el futuro candidato único del gobierno tiene ya un lugar casi asegurado. En efecto, si el candidato republicano y el nacional libertario insisten en llegar a la papeleta, las encuestas hoy muestran a la candidata de Chile Vamos como la opción más probable para arribar al balotaje. Y de mantenerse esa tendencia, no puede descartarse que uno de los otros competidores, Kast o Kaiser, decida deponer su candidatura en favor del otro. La fecha límite para la inscripción es el 18 de agosto, es decir, faltan aun más de tres meses, tiempo en el que -de paso- ya se sabrá quién es la carta del gobierno, elemento clave para evaluar el cuadro general.

El hecho de tener una primaria oficialista y de no tenerla en la oposición ha dado lugar a un escenario bien paradójico. En un proceso donde el gobierno lleva casi tres años con niveles de desaprobación que duplican su respaldo, cuando la suma de las tres candidaturas opositoras sobrepasa la mayoría absoluta, la competencia que terminó por imponerse entre ellas no solo hace improbable que un candidato de oposición pueda ganar la primera vuelta, también pone en riesgo la posibilidad de que uno de ellos pueda sumar todos los votos del sector y ganar el balotaje. Así, en un tiempo muy difícil para el gobierno y sus partidos, el haber podido concretar una primaria unitaria, y el que no exista esa instancia en la oposición, ha dejado al oficialismo como a un muerto viviente, todavía con latidos, con alguna posibilidad de competir y de ganar.

De haber existido unidad opositora, para las fuerzas de gobierno esta era una elección perdida. Pero ya no lo es. Ahora, el escenario para el oficialismo es incierto, cuesta arriba, mas no imposible. Y esa pequeña luz de esperanza es algo que puede cambiar el contexto, el estado de ánimo en todos los sectores, para hacer que un resultado que parecía ya definido, vuelva a ser una caja negra.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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