Paga Moya

Trabajadores Pyme


"Hay que cuidar a los ricos para que den más", dijo Augusto Pinochet. "Los ricos se cuidan solos", retrucó décadas después Joaquín Lavín. La reforma tributaria presentada por el gobierno del Presidente Piñera es lavinista en las palabras, pero pinochetista en los hechos.

Esta semana, el gobierno sostuvo por dos días un esfuerzo titánico: explicar a la opinión pública una reforma a los impuestos sin presentar números. No fue negligencia, sino una estrategia comunicacional para instalar conceptos ("pymes", "clase media") antes de que las frías cifras los cuestionaran.

Porque, parafraseando el aforismo estadounidense, este proyecto no pone el dinero donde pone las palabras.

El corazón de la reforma es la "integración tributaria". En simple, US$833 millones de recorte en los impuestos personales de los dueños de empresas, que hoy pagan hasta el 44,5% y quedarían con una tasa máxima de 35%.

Hacienda recalca que ese cambio beneficia a 150 mil pymes, aprovechando la mitología del quiosco o el pequeño taller artesanal. Sin embargo, según diversos cálculos, entre el 80 y el 90% del recorte beneficia a los dueños de las grandes empresas. El ministro de Hacienda se niega a entregar una cifra exacta, aunque admite que "puede haber una cantidad muy importante, mayoritaria" de plata destinada a los grandes.

Y mientras los más ricos se embolsan la parte del león, el propio informe de productividad indica que la "Cláusula Pyme" tiene "un impacto en recaudación neutro".

Por cierto, esto puede defenderse desde el prisma de las reaganomics: bajar impuestos a los ricos echa a andar la cadena virtuosa de la inversión, el crecimiento y el empleo. Esa lógica por lo demás hace sentido a muchos de los votantes que dieron un triunfo abrumador a Piñera, tras la debilucha performance del gobierno de Bachelet en ese ámbito.

Pero, ¿quién paga este cariñito al 1% más rico de Chile? Según Hacienda, la implantación de la boleta electrónica recaudará US$1.181 millones al año, plata suficiente para esa gentileza y para quedarse con un vuelto. La cifra parece prodigiosa. ¿En verdad el Estado es tan ineficiente que nos hemos perdido esa plata todos los años, simplemente por no establecer ese trámite? Si algo hemos aprendido, es a tomar con beneficio del inventario esas estimaciones (¿se acuerdan de los 3 puntos del PIB de la reforma tributaria de Bachelet?).

Pero demos por bueno el cálculo de Hacienda. Reducir la evasión, sin duda, es una medida que debe aplaudirse. Ahora bien, si "el grueso de esa mayor recaudación" saldrá de la micro y pequeña empresa, como admite la Dirección de Presupuestos, transferir ese dinero a un recorte a los dueños de grandes empresas es hacer de Hood Robin: quitar a los pobres para darle a los ricos.

Y en eso ya somos líderes indiscutidos. Chile es el país de la OCDE con mayor desequilibrio entre lo que recauda por IVA, un impuesto regresivo que golpea más a los más pobres (41%), y el tributo a la renta de los más ricos (10%). Sí, 41% versus 10%. El promedio de la OCDE es 20% contra 24%. Y ahora, como nos gusta ser los excéntricos del club, profundizamos aun más esta brecha aumentando la recaudación del IVA y bajando en la práctica el impuesto a la renta.

En cambio, con esos U$1.181 millones podríamos bajar el IVA a todos los productos en casi un punto. O bien, podríamos duplicar la pensión básica solidaria que reciben los casi 600 mil jubilados más pobres de nuestro país, desde los $107.304 que ganan hoy, hasta $218.442. Imaginen el gigantesco cambio en su calidad de vida que significaría eso.

O, si sumamos al millón y medio de pensionados con beneficio fiscal (1.459.156), nos alcanzaría para entregarle $44.566 de reajuste promedio mensual a cada uno de ellos. Cuando estamos por discutir una reforma previsional que va a generar nuevos gastos, ¿no es esto mucho más justo, mucho más urgente y más responsable que regalarle un recorte permanente de impuestos a los más ricos?

Porque la magia no existe. Si queremos "cuidar a los ricos" cobrándoles menos, esa cuenta tiene que pagarla alguien. Y todos sabemos quién paga en verdad cuando "paga Moya".

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