El reason-why de un ente

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Por el momento, nadie está satisfecho con la reforma previsional. Desde la oposición hemos criticado que carece de elementos de solidaridad. Desde el oficialismo se dice que el 4% debiera ir al ahorro y ya tenemos una institucionalidad que lo maneja, las AFP.

Tiene sentido que exista "un ente" distinto (denominado CASS) que administre el 4%, pero habrá que hacerlo con extremo cuidado. Es imprescindible mejorar la gobernanza del CASS. En el largo plazo, éste podría administrar unos US$ 81.000 millones. Tarde o temprano, deberá subcontratar gestores privados. Además, enfrentará conflictos de interés. Espero que tengamos tiempo para encontrar soluciones a estos desafíos. Por el momento, discutamos la lógica de la existencia de "un ente".

Tres razones justifican una entidad distinta y se relacionan con carencias del sistema previsional, que es más que el sistema de AFP. Mucha gente confunde ambas cosas.

Primero, necesitamos más ahorro, pero quisiéramos que fuera invertido en más instrumentos que aquellos a los que acceden las AFP. Desde la perspectiva de las inversiones, las AFP lo hacen razonablemente. Podrían mejorar si reformamos su régimen de inversión. Sin embargo, ello no resolverá el tema de fondo: el sistema de AFP, a diferencia de la mayoría de los fondos de pensiones del mundo, es un sistema abierto a la competencia. El individuo puede elegir en cada momento a qué AFP y en qué fondo se afilia. Por ello, los activos en que invierten las AFP deben ser líquidos y valorizados diariamente. Muchos instrumentos alternativos no caben en esa lógica. Para acceder a ellos es coherente que otra entidad lo haga con un régimen de inversión propio.

Segundo, al sistema previsional le hace falta elementos de seguro. Hoy está el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia. Es necesario incorporar, al menos, un seguro para la cuarta edad. Este seguro podría cumplir dos roles cruciales: permitir en un plazo breve un incremento importante de pensiones y mitigar el principal riesgo de largo plazo, a saber, la creciente longevidad de la población. El objetivo es generar condiciones para que esa prolongada vejez cuente con recursos suficientes para que sea digna.

Tercero, la sociedad debe sentir que el sistema previsional le pertenece. No es el caso hoy. Defensores acérrimos del ahorro individual menosprecian esto. Es un error garrafal. Hay muchas formas de organizar un sistema; es cosa de ver la diversidad de enfoques vigentes en el mundo. Para que una institución formal exista y sobreviva, la sociedad debe creer que sirve para el propósito encomendado. Idealmente, dicha creencia debe canalizarse vía conductos de representación democráticos. La alternativa es la calle. Un pilar que administre un nuevo componente de ahorros y seguros parece necesario para estabilizar un sistema del cual depende la suerte de una cantidad grande y creciente de chilenos.

Muchos dirigentes oficialistas añoran la capacidad de acuerdos de la Concertación, algunos de los cuales iban a contrapelo de lo que pensaban sus miembros. Para aprobar el AUGE, la derecha vetó el fondo solidario porque existían senadores designados. Llegar a acuerdos implica aceptar en el diseño propio, visiones del adversario político. Hoy la oposición es mayoría, democráticamente electa, en ambas cámaras. Es una muestra de realismo y pragmatismo del gobierno llegar a un acuerdo para que esta reforma sea sustentable en el tiempo. Quedan etapas para mejorar el proyecto actual. Trabajemos para que Chile avance en la construcción de un mejor sistema previsional.

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