¿Reforma tributaria sin reintegración? Sí

SIIWEB antielusión
Oficina del Servicio de Impuestos Internos en Santiago.


Estamos en una economía que recauda impuestos insuficientes para nuestro nivel intermedio de desarrollo, y ante las numerosas necesidades insatisfechas en pensiones, salud, medio ambiente, capacitación laboral, apoyo a investigación para el desarrollo e innovación, entre otros; todos obstáculos para el desarrollo económico y social. La recaudación actual es apenas la mitad de la proporción del PIB en países más desarrollados y, para peor, es casi neutro distributivamente, en comparación con el notable efecto progresivo en esos países, hacia cuyo desarrollo queremos avanzar.

La reforma tributaria oficial es una mezcla muy heterogénea, virtudes y defectos, progresos y retrocesos, medidas efectivas y voladores de luces y contradicciones. Ha sido mejorada hasta ahora con correcciones presionadas por la oposición.

Contiene nuevos ingredientes pro Pymes, que promueven efectivamente su inversión y capitalización; estos han mejorado gracias al persistente empuje de la oposición, de sus técnicos, directivas y parlamentarios, y algunas en particular por la DC; han sido trabajos responsables, profundos en mi opinión respecto a Pymes y diversos aspectos cubiertos en el proyecto en estos largos meses de discusión.

El proyecto actual incluye también, entre otros, preferencias en contribuciones de adultos mayores, apoyo a regiones, defensa del contribuyente frente a tramitaciones (pero que no debiliten al SII en su acción contra la elusión y evasión). Todos estos puntos tienen vigencia con o sin reintegración (devolución) del impuesto de primera categoría pagado por las empresas; este es acreditado (reduciendo el impuesto personal a pagar) a los contribuyentes del impuesto global complementario (IGC) por las utilidades recibidas (no reinvertidas).

En contraste a reformas pro-Pymes y otros cubiertos por el proyecto, lo que el gobierno llama "el corazón de su proyecto", la llamada reintegración, es un gran incentivo a la distribución de utilidades (incentiva la no reinversión). Lo repito, pues parece que muchos defensores del reintegro de 100%, promovido por el gobierno, dan la impresión de que no entienden en qué consiste. La pérdida de ingreso fiscal tiene como destino mayoritario a los chilenos de muy mayores ingresos y a empresas extranjeras en proporción a las utilidades no reinvertidas.

La integración es un retroceso en recaudación y en progresividad y no es un incentivo directo a la inversión, la que es tan vital para el crecimiento económico y un mejor empleo.

El oficialismo sostiene que al rechazar reducir la tributación de los mayores ingresos se evita favorecer a sobre medio millón de pequeños empresarios y pequeños accionistas.

Si se desea favorecer a pequeños accionistas de grandes empresas y pequeños empresarios que están en el sistema reintegrado, muy simple: se incorporan muchas Pymes al 14 ter, y para los contribuyentes restantes se les reintegra el 100% con un tope; por ejemplo del tramo inicial del IGC, que coincide con el nivel promedio de salarios en Chile. Así se favorece a muchos con un costo fiscal limitado. En cambio, la propuesta oficial, argumentando favorecer a los pequeños, se gasta la gran mayoría de la plata fiscal en unos pocos grandes propietarios. Y, cabe reiterarlo, en favor de las utilidades que no se reinvierten. Doble información equivocada, que obstaculiza modernizar de verdad nuestro sistema tributario.

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