¿Cómo vemos a niños y niñas en TV abierta?

Según datos de Kantar IBOPE Media, los chilenos y chilenas pasamos cerca de 6 horas y 8 minutos al día al frente del televisor. En un espacio donde matinales y noticieros ocupan gran parte de la parrilla programática, asegurar representaciones diversas de la infancia es clave. ¿Se está haciendo esa labor hoy en la TV abierta?




Faltan cerca de ocho meses para el estreno de la nueva versión live-action de La Sirenita, sin embargo, desde que Disney emitió su tráiler, este largometraje ha sido trending topic en redes sociales. El debate se abrió luego de conocerse que quien interpretará a la princesa Ariel en esta nueva versión será la cantante Halle Bailey, que ha sido criticada por “no representar fielmente” al personaje de 1989, supuestamente de orígenes daneses y caucásicos. Con esa justificación, algunos usuarios han mostrado su peor cara, logrando desatar una polémica que ha generado dudas en los ejecutivos sobre este debut en los cines.

Sin embargo, no todas las respuestas han tenido el mismo tono. Desde que se conoció esta noticia se han viralizado también diversos videos de niñas afrodescendientes emocionadas al ver a una princesa Disney parecida a ellas. En Bailey vieron a una figura inspiradora que les permitió -quizás por primera vez- verse reflejadas en la pantalla. “Estoy muy agradecida de poder reinventar a Ariel y decirle a otras niñas negras y morenas ‘oye, tú también puedes ser esto. Eres mágica y mítica y todas las cosas maravillosas en el medio también’”, agregó la misma Bailey sobre el tema. Esa intención por aportar con nuevos referentes y empujar representaciones diversas en contenidos de público infantil no es nueva. También se vio cuando, por ejemplo, en la película Lightyear se incluyó en la trama a una pareja del mismo sexo; o en Coco donde se abordó la cultura e idiosincrasia de un país de Latinoamérica -muchas veces estigmatizado-, como México.

Sin embargo, en el terreno de la no ficción, y en particular en los contenidos emitidos por la TV abierta de Chile, las cosas no parecen ir por el mismo camino. Así lo evidenció la consulta realizada por el departamento de Estudios del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) y publicada en agosto. En el sondeo, un 48.4 % de los encuestados declaró haber visto a niños, niñas y adolescentes como víctimas de delitos en la TV, seguidos de infractores de Ley con un 37.8%. Así, un 70% de los consultados sostuvo que estos contenidos se ven con más frecuencia ahora que en los últimos cinco años, mientras que respecto a formatos, declararon que los matinales son los programas que más han expuesto este tipo situaciones en pantalla.

“Hoy matinales y noticiarios se mueven desde temas como la contingencia y especialmente la seguridad. Ahí la figura de niños y niñas aparece vinculada a hechos delictuales y eso marca la pauta. En general, no se ven buenas noticias, entonces hay una representación poco diversa. Es difícil tenerla en esos espacios, pero igualmente se puede avanzar, teniendo cuidado en cómo se informa”, afirma Mariana Hidalgo, directora de programación de NTV.

Ya en el año 2017, el estudio Cobertura y Tratamiento en Prensa y Televisión sobre Infancia y Adolescencia en Chile, realizado por Unicef -en conjunto a la Universidad de Chile- advertía sobre esta realidad. En él, se señalaba que niños y niñas ocupaban apenas un segmento menor dentro de los informativos, apareciendo bajo estereotipos que no daban cuenta de la diversidad de las infancias y como actores pasivos o poco consultados sobre los temas que les afectaban. “Las representaciones que hacen los medios de los niños, niñas y adolescentes no son inocuas y, en algunas oportunidades, pueden contribuir a generar percepciones erróneas sobre la infancia y la adolescencia, que pueden implicar una vulneración de sus derechos. Etiquetar a los niños, niñas y adolescentes bajo ciertos conceptos, sobre todo en aquellos ámbitos que requieren explicaciones complejas y no solo la simplificación del problema en un titular llamativo, resulta lesivo para ellos y para la sociedad. Sabemos que los niños y las niñas son mucho más que un puñado de temas y roles que no los retratan en su diversidad y riqueza”, se indica en el estudio.

Catalina Donoso, autora del libro No somos niños. Representaciones problemáticas de la infancia y académica de la Facultad de Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile afirma que, si bien no le llaman la atención estos datos, le parece preocupante que aún no se desarrollen representaciones más amplias de la niñez en los medios de comunicación. “El no permitir que se manifieste un espectro más rico de la infancia es muy limitante. En general, se puede ver que existe una intención adulta de siempre tratar de definir la niñez y comprimirla desde una mirada que es muy reduccionista. Se debería cuestionar ese prisma que el adultocentrismo ha provocado, porque genera una especie de ceguera y limita las posibilidades de imaginar el mundo”.

Aunque hoy los niños y niñas ven menos televisión que hace algunos años -el mismo CNTV habla de alrededor de un 50% menos, en una década-, la TV sigue siendo un medio popular entre los chilenos, sobre todo si consideramos cifras como las de Kantar IBOPE Media que dan cuenta que el consumo de TV promedio es de 6 horas y 8 minutos al día. Ante esta realidad, asegurar representaciones diversas, ya sea en noticieros o matinales, es clave. Y es que si mostramos a niños y niñas de una manera unidimensional, como personas pasivas/víctimas y solo en un rol que responde a lógicas de crónica policial, se puede impulsar un imaginario poco fidedigno con la realidad. “Para todos y todas, es importante tener representaciones diversas, porque la sociedad se construye a través de esas imágenes que vemos en los medios. Armamos nuestro modo de captar la vida a partir de lo que consumimos como espectadores, entonces se establecen los límites de lo posible”, dice Catalina Donoso.

Desde ahí, entonces, surgen iniciativas como la de NTV, el canal cultural familiar de TVN, cuyo contenido está enfocado en niños, niñas y adolescentes. Su directora de programación, Mariana Hidalgo cuenta que, como proyecto, han puesto énfasis en la representación desde que comenzaron sus transmisiones en agosto de 2021. Así, -relata- han hecho todos los esfuerzos por dar voz a la diversidad de infancias que se desarrollan a lo largo de Chile. “Para nosotros es importante que, desde la representatividad del territorio, podamos mostrar que niños y niñas son parte de la sociedad, y no tienen que calzar bajo un estereotipo. Por ejemplo, me han llegado comentarios diciendo que hay niños que hablan mal en los programas, cuando en realidad no se trata de eso, sino que estamos tan acostumbrados a escuchar el español neutro que se nos olvida cómo hablamos nosotros: en el norte y sur. Y si no vemos eso, se extravía el sentido de pertenencia. O sea, hay lugares del país que nunca aparecen, y por lo tanto, los niños pierden aprecio por las formas de vida que tienen”, dice y agrega: “Para que eso no ocurra, hay que entregarles contenidos de calidad y que les permitan revisar experiencias a través de la pantalla”.

Así, en NTV no solo se pueden ver programas animados, sino también otros que exploran formatos de no ficción, tal como es el caso de Qué Hay en la Caja. Un espacio de conversación donde cinco niños entrevistan a diversos personajes reconocidos por la opinión pública, repasando sus biografías y ahondando en sus historias y anécdotas. Algo similar ocurre con Qué Sucede, un contenido que aborda temáticas de contingencia y actualidad, que son analizados y conversados por niños y niñas. “Para dar cumplimiento a la Ley, abordamos todos los formatos televisivos que puedan ser relevantes para aportar en la formación de ciudadanos más integrales”, sostiene Hidalgo.

En la industria audiovisual, y ya fuera de la TV abierta, Catalina Donoso cuenta que también existen buenos ejemplos a revisar para tener referentes de no ficción. En el caso de los documentales, menciona Los Sueños del Castillo, una película de René Ballesteros que aborda el mundo onírico de jóvenes en un centro de detención del Sename. “Cada vez que puedo, lo repito: las personas nunca dejamos de ser niños. Si negamos ese espacio, es preocupante porque la infancia es un lugar de transformación. Y las personas nunca dejamos de cambiar. Somos niños siempre, solo que ahora tenemos nuevas responsabilidades”, concluye.

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