Me da rabia que duermas mientras amamanto




“Sé que tiene sentido que él duerma para que tenga energía para ordenar la casa y cocinarme la cena mañana, pero aún así me enoja cuando duerme mientras amamanto de noche. Me dan ganas de despertarlo, porque estar despierta durante horas en la noche amamantando a un recién nacido, te hace sentir muy sola. La lactancia materna, para mí, es una de las cosas más increíbles que me ha tocado vivir, pero al mismo tiempo es, al menos durante las primeras semanas, una de las cosas más difíciles que hecho”, dice el texto que acompaña una imagen que publicó hace algunos días en su cuenta @doula_online la psicologa clínica y doula María Jesús Leturia. En la imagen aparece una mujer amamantando de noche y su marido al lado durmiendo. A ella se le ve en su cara la molestia y el cansancio.

María Jesús escribió en esa publicación que como familia y pareja parental podemos llegar a acuerdos respecto de las tareas que asume cada uno en la etapa pos parto, el incluso entender esos acuerdos racionalmente, pero eso no significa que esa escena no nos genere diversas emociones. “El puerperio muchas veces se parece al meme chileno ‘no tengo por qué estar de acuerdo con lo que pienso’”, dice y plantea que amamantar, sobre todo las primeras semanas, puede llegar a ser muy solitario y demandante y que esa sensación de incrementa de noche.

Ella cierra su reflexión diciendo “no eres la única, no estás sola”, y luego explica que muchas veces cuando las mujeres estamos a solas con nuestra guagua de noche, aparece lo incómodo. “Conversar las veces que sea necesario con las personas de confianza, con la pareja, hace bien, porque todas las emociones son normales. Creo que esta reflexión apunta a la posibilidad de sentirse así, a pesar de estar acompañadas. Tiene que ver con las incongruencias de la etapa y las miles de emociones que aparecen en el puerperio según cada historia personal.

Alejandra Silva, psicóloga clínica y directora del Centro Ser Mujer vio también la publicación y dice que lo primero que se le viene a la mente es una frase de la Doctora en ciencias biológicas María Berrozpe: “En una cultura matriarcal el rol del padre es sostener a la diada madre-bebé”. Sostener en el sentido de proveer las condiciones para que una madre pueda estar tranquila, cómoda y descansada. “Pero vivimos en una sociedad patriarcal en la que, aunque las tareas se repartan, muchas veces el padre sigue en un rol más operativo, se le asignan tareas como mudar, hacer la comida, traer la plata, pero no aporta de manera significativa a sostener emocionalmente, en el amplio sentido de la palabra, a esta mujer. Una caricia, un vaso de agua, en fin, hay muchas formas en las que la manada puede acompañar a esta madre, porque sin ese sostén, es normal que aparezca esa sensación de soledad y rabia”, explica.

Para ejemplificar cita la película Tully, una comedia dramática dirigida por Jason Reitman. “Es la historia de una madre de tres hijos que está colapsada, muy deprimida y muy poco sostenida. Uno de sus hijos tiene problemas en el colegio, los profesores le reclaman y ella está exhausta con todo. Un día su hermano, que se da cuenta que ella está mal, le ofrece pagar una niñera nocturna como regalo. Tully, la niñera nocturna, llega a la casa y de a poco le dice a la mujer todo lo que ella quiere escuchar; le ofrece que descanse mientras ella ve a los niños, y cuando llega la hora de amamantar la despierta cuidadosamente, le pone al bebé al lado y le hace cariño mientras ella amamanta. Al final de la película uno se da cuenta que Tully no es una persona que existe de verdad, sino que es la misma mujer cuando joven, que viene a mostrarle lo que le hace falta; la necesidad de una contención, de alguien que viene a sostenerla emocionalmente, y es muy lindo lo que pasa ahí”, dice Alejandra.

Y es que –como aclara– esa sensación de soledad no tiene que ver solo con las parejas, sino con la soledad en que viven las mamás en general; una sociedad y un contexto donde las madres están poco sostenidas. “Volviendo al ejemplo del comienzo, quizás no tiene sentido que el marido se despierte porque solo la mujer es la que puede amamantar, pero quizás sería distinto que hiciera el gesto amoroso de despertarse y mientras la mamá da pecho, él le hace cariño en la cabeza. Son gestos que ayudan a las mujeres a llevar las emociones que se generan en esta etapa. No digo que la rabia esté mal, solo que aparece porque las madres están emocionalmente muy solas y creo que no deberíamos normalizar imágenes como ésta, porque la lactancia no tiene por qué ser una experiencia solitaria. E insisto, no es solo un problema de la pareja, sino que de la sociedad que tiene una responsabilidad tremenda en dar los espacios y sostener emocionalmente a las madres”, concluye.

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