En esto debes fijarte para elegir el mejor cepillo de dientes

5 claves para elegir el mejor cepillo de dientes

¿Cerdas suaves o duras? ¿Cabezales grandes, medianos o pequeños? ¿Largos o cortos? Tres especialistas explican cómo escoger la escobilla indicada para cuidar y limpiar tu boca.




Hace casi quince años, el Ministerio de Salud declaró que solo la mitad de los chilenos se lavaba correctamente sus dientes. En ese mismo reporte, se mencionaba que el 90% de la población padecía la enfermedad periodontal, que afecta a las encías y que puede provocar la pérdida de los dientes si no es tratada a tiempo.

¿Por qué es tan común este problema en el país? Por la mala alimentación —muchos azúcares y procesados que dañan nuestra boca, además de pocos nutrientes que la protegen—, el tabaquismo, la diabetes, el estrés, algunos fármacos y, por supuesto, la mala higiene bucal. Pero si tomas acciones ahora —como lavarte correctamente y un par de veces al día— tu “yo” del futuro de seguro te lo agradecerá.

El cepillo de dientes, junto a la ropa interior y el celular, es uno de los artículos más importantes en nuestras vidas.

“Las enfermedades orales más prevalentes —como la enfermedad de caries y la periodontal— se consideran crónicas, ya que una vez que sufrimos de caries padecemos de este mal por el resto de la vida”, comenta Paula van Treek Pérez, cirujana dentista y académica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile. Aunque muchos lo crean, “una tapadura o restauración no curan la enfermedad”.

“El objetivo, entonces, es ser capaces de tener la enfermedad bajo control”, complementa su colega Rafael Contador Cotroneo, quien junto a van Treek son integrantes del Departamento de Odontología Restauradora de esta casa de estudios. Tenerla bajo raya, dicen, se logra principalmente con “adecuada higiene, medidas preventivas, como el uso de pasta fluorada, y la asistencia regular a controles con el dentista”, aseguran.

Para el primer punto, lo principal son dos cosas: una disciplina higiénica, que permita asearse bien y diariamente la boca, y un buen cepillo que nos limpie y no nos haga daño. Sobre la disciplina solo podemos darte ánimo y apoyo moral; sobre el cepillo, tenemos muchos consejos de especialistas para que elijas el más adecuado.

1. Cerdas suaves

En las tiendas y farmacias vemos que los cepillos de dientes, entre otras cosas, se diferencian por sus cerdas: algunos dicen ser duros, otros “medio” y algunos suaves. ¿Cómo afecta cada uno a mi limpieza? ¿Es una cosa de gustos o de eficiencia?

“En general, para una correcta remoción del biofilm —que es como se denomina a la placa bacteriana dental— y evitar también el daño a los tejidos orales, como encías o mucosa, se recomienda usar cepillos de filamentos suaves”, dice Iván Pinilla, cirujano dentista, rehabilitador oral y Jefe de Especialidades en RedSalud.

Que las cerdas sean suaves significa que son menos rígidas y más flexibles, “por lo tanto capaces de limpiar mucho mejor que las duras, pues se adaptan a todas las superficies e irregularidades”, agrega Contador. “Es como si quisieras limpiar el polvo de un mueble y tienes para elegir un plumero o un rastrillo. Esa es la diferencia entre un cepillo suave y uno duro”.

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2. ¿Cuál es el problema con los duros?

El interior de la boca es una zona frágil y sensible, que requiere de limpieza constante pero también delicada. No se sabe bien por qué existen, pero los cepillos de filamentos duros son menos eficientes para remover el biofilm dental —no alcanzan todos los rincones— y además pueden causar daño en las encías.

Tanto Contador como Van Treek son enfáticos en esto, y su llamado es a evitar este tipo de cepillos, los que incluso son capaces de “desgastar los mismos dientes”. Un cepillo duro no te hace ser más duro.

3. El tamaño adecuado

Los tres cirujanos dentistas sugirieron preferir cabezales medianos o pequeños, y tratar de evitar los grandes. ¿Por qué? “Un cabezal más corto nos permite limpiar mejor cada rincón de nuestra boca y dientes, llegando a zonas que de otra forma no podríamos alcanzar”, explica Pinilla. Para personas con dificultad motriz, lo mejor es optar —si se puede— por cepillos eléctricos.

“El tamaño del cabezal del cepillo debe ser apropiado a la boca del paciente”, agrega Van Treek. “Lo importante es que acceda a todas las áreas, incluso las de difícil acceso, además de tener filamentos suaves y redondeados”.

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4. Mayor precio no significa mayor limpieza

“El precio y la marca no siempre indican que el cepillo sea mejor”, acuña van Treek. “Hay cepillos económicos que cumplen todos los requisitos que mencionamos: cerdas suaves y tamaño de cabezal de mediano a pequeño”. Del mismo modo, hay modelos más caros y sofisticados que no necesariamente harán una diferencia en nuestra higiene.

Más importante que la marca o el valor es la forma y la frecuencia con la que nos cepillamos: si seguimos bien las instrucciones de una buena limpieza —como las que damos acá— y lo hacemos después de cada comida importante del día, el costo del cepillo pasará a segundo plano.

5. Cada cuánto cambiarlo

El consejo general es reemplazar el cepillo cada 3 o 4 meses de uso, “puesto que las cerdas se doblan y desordenan, perdiendo efectividad”, dice Contreras. “Este daño y desgaste de los filamentos es el que limita la efectividad del cepillado”.

Pero ese tiempo es estimativo: si te lavas los dientes con mucha frecuencia, es posible que necesites cambiarlo antes por uno nuevo. ¿Cómo saberlo? Si ves que los filamentos externos sobresalen de la cabeza del cepillo —básicamente, si está chascón como si hubiese despertado recién de una noche de fiesta—, significa entonces que le llegó su hora.

“La velocidad con la que se dañe o desgaste el cepillo variarán según la dureza, calidad y distribución de sus filamentos, el tipo de pasta usada y también la técnica y fuerza que la persona aplique al cepillarse”, agrega.

Otros consejos

a. Acompañar el cepillado con seda

Por más que lo hagas bien, el cepillado de dientes no es el único proceso de la higiene bucal. “Este siempre debe acompañarse del uso de seda dental u otros elementos de higiene interproximal, al menos una vez al día”, recomiendan los especialistas.

b. Cómo guardar y transportar el cepillo

“El cepillo es un lugar de fácil acumulación de bacterias, por lo que siempre debemos limpiarlo tras su uso, eliminando restos de comida y de pasta”, acuña Contador. Para eso, también, es necesario “guardarlo de forma vertical en un lugar aireado y seco”.

Las tapas con las que vienen muchas veces estos cepillos, ¿son convenientes de usar siempre? “Solo tienen el fin de protegerlo en caso de que tengamos que transportarlo”, agrega Van Treek. O sea que mientras estés en tu baño no será necesario.

c. La técnica

Si bien ya hemos hablado de esto en otros artículos anteriores, es importante repetirlo. Pinilla describe que es necesario “cepillar tanto la cara interna como la externa de los dientes, asegurándose de ‘barrer’ todas las superficies y zonas de manera ordenada, sin olvidar ningún área y terminar siempre cepillando la lengua”.

En caso de que no cumplas con esto, “se acumularán restos de comida que alimentarán a las bacterias de la boca y estimularán la formación de caries”.

d. Cuando comes alimentos ácidos

Cuando comes ceviche, tomas limonada o una ensalada con mucho limón, y te lavas inmediatamente después los dientes, es probable que sientas en tu boca uno de los sabores más horribles. ¿Qué clase de error químico es ese?

Lo que pasa es que cuando comes alimentos ácidos “baja el pH de la cavidad oral”, explica Pinilla, y al entrar la pasta dentífrica se produce este choque. Lo que él sugiere hacer es “enjuagar con agua, para neutralizar el pH, y quizá postergar el cepillado por unos 30 minutos, pero nunca dejar de cepillar”.

e. No ponerle agua al cepillo antes del lavado

Es una costumbre que muchas personas tienen arraigada, que algunos justifican con ciertos beneficios —”sale más espuma”, dicen, o “me limpia mejor”—, pero no son más que mitos urbanos sin ningún asidero: mojar el cepillo con la pasta antes de lavarse no sirve de nada.

“No está indicado fregar el cepillo previo al cepillado”, dice Iván Pinilla. “Esto solo debe hacerse una vez terminado el lavado y antes del enjuague”, aclara el especialista de Red Salud.

f. Dentífrico y enjuagues complementan pero jamás reemplazan al cepillado

“Las pastas de dientes y colutorios, más conocidos como enjuagues, son un complemento y tienen una acción específica, como la prevención de las lesiones de caries, disminuir inflamación de encías o el tratamiento de la hipersensibilidad”, menciona van Treek. Pero de ninguna manera reemplazan al cepillado, que incluso puede ser realizado sin dentífrico y seguir siendo útil.

Por el momento, el estado de tu salud bucal depende de tu rigurosidad. Quizás en el futuro, como se anunció hace un año, un enjambre de microrobots o nanopartículas de óxido de hierro podrá reemplazar los cepillos para limpiar la placa bacteriana. Mientras tanto, solo queda cepillarse disciplinadamente. Y con un buen cepillo blando.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 27 de septiembre de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.

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