Asesor económico de Sichel: “Le diría a las personas que están detrás del programa de Kast que revisen los datos de manera objetiva, porque no cuadra”

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El exsubsecretario de Hacienda de Eduardo Frei y exsuperintendente de Valores y Seguros de Ricardo Lagos, Álvaro Clarke, analiza los cambios que han tenido algunos programas a poco más de dos semanas de las elecciones presidenciales. El programa de Boric, asegura Clarke, no balancea "lo que se promete con sus respectivos gastos y los ingresos que se pretende generar".


La carrera presidencial ya está en su recta final. Restan poco más de dos semanas para que se decida quienes serán los candidatos que logran pasar a segunda vuelta. Y lo económico cobra cada vez más fuerza considerando el complejo escenario que tendrá el nuevo gobierno durante su primer año pero también en todo el período.

Álvaro Clarke, exsubsecretario de Hacienda y exsuperintendente de Valores y Seguros de los gobierno de la Concertación, y que ahora forma parte del equipo económico de Sebastián Sichel, analiza los programas de los principales candidatos. “Es en extremo populista proponer un conjunto de soluciones que no tienen como financiarse”, dice.

Ya estamos en la recta final de la campaña presidencial y el lunes pasado se conoció el programa final de Gabriel Boric, ¿ve algún cambio en relación a lo que se conocía?

El programa de Gabriel Boric promete muchas cosas y tiene dos factores que lo hacen ser riesgoso. El primero de ellos es que la satisfacción efectiva de las demandas sociales está ligada a la capacidad de crecimiento del país, y eso, a su vez, está correlacionado con la potencialidad que se tiene para atraer inversiones, ya sea de inversionistas locales o extranjeros. Lo segundo que se desprende al leer el programa es que generará incertidumbre, la cual tendrá consecuencia en la inversión futura del país, y eso influye en las expectativas de recaudación fiscal y es difícil atender las demandas sociales que tiene Chile.

¿Con eso se refiere principalmente a la reforma tributaria?

Hacen un conjunto de supuestos que no se explica muy a fondo cómo se logrará. Ellos proponen una reforma tributaria que busca recaudar 8% del PIB, y aunque en este programa se diferenció en dos períodos, es un alza importante. Tenemos antecedentes fuertes de que no será así. Durante el gobierno de Michelle Bachelet se intentó aumentar la recaudación en 3%, pero se terminó logrando un 0,5% por el impacto que esas medidas tuvieron en el crecimiento económico. Es un programa que no tiene un rebalanceo entre lo que se promete con sus respectivos gastos y los ingresos que se pretende generar. Es una suma de voluntades, pero no tiene la corresponsabilidad debida ni la planificación de política económica que permita incrementar los ingresos fiscales.

Por el otro lado, está la propuesta tributaria de José Antonio Kast, que tiene como eje central el reducir impuestos para incentivar el crecimiento, y que por esa vía se recuperarán los recursos fiscales. ¿Es realista esta propuesta?

Esa propuesta no es algo nuevo. Se basa en la economía de oferta. Cuando se revisan los datos empíricos de esa medida, la deuda fiscal aumentó ostensiblemente sin producir crecimiento. En los últimos tres gobiernos republicanos en Estados Unidos la deuda fiscal aumentó. En el gobierno de Ronald Reagan, la deuda subió 186%, en el de George Bush subió 100% y en el de Donald Trump la deuda avanzó 33% sin que haya tenido efectos en el crecimiento. Lo que les diría a las personas que están detrás del programa de Kast es que revisen los datos empíricos de manera objetiva y que se abran a hacer reformas, porque es un programa que no cuadra. La situación fiscal de Chile es delicada y la recaudación fiscal que se espera con una rebaja de impuestos no se logrará. No es la primera vez que se intenta en el mundo, y los resultados más importaste están a la vista.

Como contrapartida, desde los equipos económicos de la oposición se critica que el programa y la reforma tributaria de Sebastián Sichel no se hace cargo de las demandas ciudadanas y que su aumento de carga es exiguo.

Nuestra propuesta es realista porque permite llevar adelante reformas a un ritmo razonable. Es en extremo populista proponer un conjunto de soluciones que no tienen cómo financiarse. Aumentar las expectativas de la gente respecto a que recibirán determinadas prestaciones cuando no se cuenta con los recursos para aquello no es responsable. En el caso de Sichel, cuadra con la potencialidad del país. Y en la medida que se vaya implementando y genere las condiciones necesarias para un mayor crecimiento económico, las posibilidades de satisfacer las demandas sociales se hacen más factibles y concretas para las personas.

En materia de pensiones, su propuesta va por la línea de fortalecer la capitalización individual. Sin embargo, esa idea no ha tenido buena acogida en la discusión actual. ¿Cómo piensan avanzar con esta medida?

La propuesta en pensiones enfatiza dos cosas: una pensión garantizada por sobre la línea de la pobreza y eso da un piso, porque se les asegura a las personas al menos un nivel de ingreso garantizado por el Estado. Esto es complementado con el ahorro individual de las personas, de forma tal puedan construir su pensión a través del tiempo. No obstante, cualquier reforma al sistema de pensiones necesariamente involucrará una negociación política importante, y eso implica que la propuesta final que surja tendrá la combinación de mucha cosa.

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