La larga historia de desencuentros entre VTR y el CDF que terminaron en el TDLC

CDF

Han negociado más de siete veces. La primera vez en 2003, y la última, el año pasado. En todas, la tensión ha llegado al límite. Han pasado por arbitrajes; incluso en 2010 el CDF les cortó la señal por un par de días. Ha sido más de una década de conflictos. Hoy, el cableoperador llega a tribunales: acusa a su contraparte de atentar contra la libre competencia. Los mínimos garantizados y las señales atadas, la raíz de la disputa.


Son negociaciones que se dan cada dos o tres años…en algunos casos han trascurrido incluso cinco. El CDF se ha transformado en un canal imprescindible para los cableoperadores. La transmisión del campeonato nacional de fútbol activa una masa de consumidores que varias compañías de cable han calificado como necesarias para su sobrevivencia. Sin ellas, las empresas verían en jaque su continuidad. Y en ese escenario, cada nueva negociación de condiciones activa tensión. Los conflictos más bullados han sido justamente con VTR.

La compañía llegó a fines de julio al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia. Interpuso una denuncia contra el actual TNT Sport por prácticas anticompetitivas radicado en su alto poder de mercado. VTR fue claro: “La compañía depende económicamente de CDF para poder desarrollar su negocio”. A renglón seguido añadió: “Esta dependencia económica se deriva del significativo poder de mercado que tiene la demandada al controlar un monopolio no desafiable para la comercialización de productos que son indispensables para los clientes finales”. “CDF es una contraparte indispensable o insoslayable para VTR”, reconocieron.

Tratativas en conflicto

Las dificultades entre ambos actores son de larga data…a lo menos desde hace 15 años. La primera negociación entre ambos actores se dio en 2003. Se denominó “Contrato de Distribución y Exhibición de Materiales y Contenidos, Campeonatos de Distribución y Exhibición de Materiales y Contenidos Televisivos, Campeonatos Oficiales del Fútbol Profesional de Chile Primera División A”, suscrito entre Gestión Televisiva Limitada y Otros, y VTR Banda Ancha S.A., de fecha 9 de abril de 2003. Luego este se renovaría en 2006, por una duración de tres años, hasta 2009.

“Cada una de estas ‘negociaciones’ –si es que cabe ocupar esta palabra en este caso– ha sido la oportunidad que CDF ha encontrado para dar forma a sus abusos monopólicos contra VTR. Esto, por la vía de imponer en cada uno de los contratos suscritos desde 2006, pero con mayor intensidad a contar de 2014, condiciones, prohibiciones y otras exigencias que generan, y han producido históricamente, un grave perjuicio para VTR y los telespectadores”, se lee en la acción ante el TDLC. Explican que todo lo que VTR debe pagarle a CDF por concepto de margen garantizado alcanzaría para adquirir un portafolio muy relevante de canales de otros grupos.

Cada una de las tratativas –señala el cableoperador- se han dado muy cerca de los vencimientos de los respectivos contratos, e incluso posterior a ello en plena transmisión del campeonato nacional. “Estas negociaciones contra el tiempo llevan siempre implícita la amenaza de un black-out”. Agrega que en ese caso, VTR enfrentaría la contingencia de tener que realizar compensaciones a todo su universo de clientes.

La actualización del contrato en 2006 activo las primeras diferencias. En ese documento, se incluyeron los llamados mínimos garantizados. Es decir, pagos mensuales mínimos, a todo evento, solo por el hecho de distribuir el contenido. Además, se sumó la obligatoriedad de incorporar la señal básica.

A fines de 2009, volvieron a sentarse. En ese momento, CDF –dice VTR- intentó imponer condiciones que habrían significado aumentar un 150% el precio del contrato, más un incremento del 66% de los mínimos garantizados. La tensión llegó a niveles máximos. Las tratativas se quebraron.

En febrero de 2010, de hecho, el CDF suspendió la señal por un par de días ante la dificultad para llegar a acuerdo; el campeonato estaba en plena transmisión. En ese momento, VTR recibió 13.394 cuestionamientos de suscriptores y la suma de 4.289 reclamos formales.

“El resultado de este verdadero experimento natural de ejercicio de poder de mercado sustancial por parte de CDF –cuyo resultado, como se adelantó, fue la recepción por VTR de una avalancha de reclamos de consumidores indignados– fue la suscripción, en febrero de 2010, de un nuevo contrato”, dice la acción ante el TDLC. “Allí, VTR no tuvo más alternativa que acceder a una serie de exigencias abiertamente anticompetitivas como, por ejemplo, la atadura de la Señal Básica a la Señal Premium –es decir, la negativa de CDF a comercializar ambos canales por separado– y la obligación de full distribución de la primera”.

Aún más revelan que a pesar de que el contrato de 2010 no contenía formalmente Mínimos Garantizados –los que sí estaban explícitos en el contrato de 2006–, durante su ejecución, CDF trató de implementarlos de facto, razón por la cual se produjeron fuertes discrepancias entre las partes que terminaron en un procedimiento arbitral iniciado por el Canal del Fútbol ante un juez árbitro, en 2013.

En esa oportunidad, el CDF alegó que VTR estaba reportando menos abonados de los que realmente tenía; situación que se habría prolongado entre 2009 y 2013. Pidió indemnización ante los costos que tuvo que incurrir para realizar reportes que acreditaran tal diferencial. VTR negó toda la acusación.

A principios de 2014, lograron una conciliación y firmaron un nuevo contrato. “En él, la demandada logró imponer su objetivo de pactar mínimos garantizados absolutamente desanclados de la realidad, y asimismo otras obligaciones en extremo gravosas para nuestra representada, que terminaron pavimentando el camino para que CDF profundizara sus abusos”, acusa VTR.

“Mínimos garantizados imposibles”

En 2017, vino un nuevo contrato. En él, reclaman, se estableció un mínimo garantizado de abonados, absolutamente imposible de alcanzar. “CDF obligó a VTR a pagar, por concepto de la señal premium, una cantidad que se calculaba multiplicando el precio unitario de dicha señal por un altísimo porcentaje de sus abonados totales, sea que esto ocurriera en los hechos, o no”. “VTR, a pesar de todos sus esfuerzos, nunca pudo cumplir con esta meta de mínimos garantizados. Ni siquiera estuvo cerca”.

Revelan que la diferencia entre abonados declarados que tenían entre enero de 2018 y octubre de 2019 y estos mínimos fue negativa en 12,6%; lo que se tradujo en 136.000 abonados Premium inexistentes.

Y con esos antecedentes, vino la penúltima negociación: 2019. Los ejecutivos de VTR iniciaron las tratativas tempranamente. Si bien, el contrato expiraba a mediados de 2019, las conversaciones comenzaron en 2018, en instancias en que el CDF acababa de ser adquirido por Turner, hoy WarnerMedia.

“Los primeros acercamientos se generaron en un contexto informal, y en ellos los ejecutivos de VTR transmitieron a los nuevos controladores de CDF la necesidad de resolver, para el siguiente contrato, aspectos evidentemente abusivos y anticompetitivos como, por ejemplo, los mínimos garantizados y la atadura de las señales”, relatan. CDF les pidió una propuesta; un mes después Turner respondió defendiendo –dicen en VTR- los dos puntos en cuestión.

Entre mayo y noviembre de 2019, las partes conversaron; ante la imposibilidad de llegar a acuerdo extendieron el contrato de 2017 por temor a un nuevo blackout.

En el verano de 2020 establecieron una mesa de trabajo, y en febrero firmaron un nuevo contrato. Se estableció un precio mínimo y uno variable que en líneas generales reemplazaba los mínimos garantizados. Para VTR, no obstante, tal cambio generaba el mismo nivel de perjuicio. “Los aspectos más críticos para VTR que hemos descrito en esta demanda (contratación atada de señales, mínimos garantizados o su equivalente económico) estuvieron presentes en la negociación y, a su respecto, CDF no cambió de postura”, dicen. Añaden: “Los ´Ingresos Fijos CDF´ son, en la práctica, una cantidad ligeramente superior a los pagos por mínimos garantizados del Contrato de 2017, más el exorbitante precio que este último fijaba para la Señal Básica”. “Esta nueva estructura genera iguales o peores pérdidas para VTR, de varios miles de millones de pesos”, subrayaron.

La crisis social y la pandemia, mantuvo suspendido el campeonato entre agosto de 2019 y octubre de 2020. Las ventas de señales premium se redujeron prácticamente a cero y hubo una avalancha de fuga de clientes. CDF y VTR acordaron condiciones menos gravosas dado el contexto. Y si bien, se flexibilizaron los contratos, para el cableoperador fue sólo un período e -intuyen- derivado de la posibilidad de exigir luego una indemnización a la ANFP, con quienes el CDF mantiene un arbitraje por esta situación.

Con todo, hoy VTR reclama sanciones. “Los hechos descritos cumplen a cabalidad con las condiciones legales y jurisprudenciales para ser sancionados: estamos ante una clara hipótesis de abuso de posición dominante de parte de CDF”, dicen en la demanda. Piden, en líneas generales, que terminen con los mínimos garantizados y con la atadura de señales; además de una multa.

Contactados en el CDF, declinaron hacer comentarios, por estar recién analizando la acción judicial.

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