Rusia sorprende a Occidente recuperando sus riquezas petrolíferas

Tanques de almacenamiento de petróleo en la refinería RN-Tuapsinsky en 2020, operada por Rosneft Oil Co., en Tuapse, Rusia. FOTO: ANDREY RUDAKOV/ BLOOMBERG NEWS

Moscú está obteniendo más ingresos que nunca con la ayuda de nuevos compradores, nuevos comerciantes y la aparentemente insaciable demanda mundial de crudo. El país exportó 7,4 millones de barriles diarios de crudo y productos como gasóleo y gasolina en julio, según la Agencia Internacional de la Energía, lo que supone un descenso de sólo unos 600.000 barriles diarios desde principios de año. Pero incluso con el descenso de las exportaciones, Rusia ha ingresado US$ 20.000 millones de promedio mensual este año, frente a los aproximadamente US$ 14.600 millones mensuales de 2021.


Rusia bombea al mercado mundial casi tanto petróleo como antes de su invasión a Ucrania. Y con la subida de los precios del petróleo, Moscú también está ganando más dinero.

La demanda de algunas de las mayores economías del mundo ha dado al presidente ruso Vladimir Putin la ventaja en la batalla energética que ensombrece la guerra en Ucrania, y ha mermado el intento de Occidente de paralizar la economía rusa con sanciones.

Las ventas están en auge en el mercado de exportación ruso, el mayor del mundo en crudo y combustibles refinados. Y los nuevos acuerdos comerciales han permitido a Putin utilizar las exportaciones de gas natural como arma económica contra los aliados europeos de Ucrania. Antes de la guerra, Rusia suministraba a Europa el 40% de su gas. Desde entonces, ha reducido los flujos a través del gasoducto Nord Stream hacia Alemania y otros conductos, haciendo subir los precios y metiendo presión a los hogares y las empresas europeas.

Los ingresos del petróleo compensan cada vez más la diferencia. “Rusia está nadando en efectivo”, aseguró Elina Ribakova, economista jefe adjunta del Instituto de Finanzas Internacionales. Moscú ganó US$ 97.000 millones por las ventas de petróleo y gas hasta julio de este año, de los cuales unos US$ 74.000 millones proceden del petróleo, dijo.

El país exportó 7,4 millones de barriles diarios de crudo y productos como gasóleo y gasolina en julio, según la Agencia Internacional de la Energía, lo que supone un descenso de sólo unos 600.000 barriles diarios desde principios de año.

Incluso con el descenso de las exportaciones de petróleo, Rusia ha ingresado US$ 20.000 millones de promedio mensual este año, frente a los aproximadamente US$ 14.600 millones mensuales de 2021, cuando las economías se estaban recuperando de la crisis pandémica. Los envíos volvieron a aumentar en agosto, según datos de la empresa de seguimiento de buques Vortexa.

La resistencia del mercado petrolero ruso ha provocado una reacción mixta en Washington, que está haciendo malabares con dos objetivos contradictorios: reducir la inflación con el aumento del suministro mundial de petróleo y mantener la presión económica sobre Putin.

Los precios del petróleo, que superaron los US$ 130 por barril en las primeras semanas de la guerra, se han estabilizado en torno a los US$ 100 en las últimas semanas. Aunque siguen siendo más altos que hace un año, el retroceso ha hecho bajar las tarifas de las gasolineras en Estados Unidos y Europa.

Sin embargo, las ventas rusas de energía han florecido al encontrar nuevos compradores, nuevos medios de pago, nuevos comerciantes y nuevas formas de financiar las exportaciones, según comerciantes de petróleo, exejecutivos de la industria rusa y funcionarios de la industria naviera.

“Se ha llegado a la conclusión de que el mundo necesita petróleo, y nadie es lo suficientemente valiente como para embargar 7,5 millones de barriles diarios de petróleo y productos petrolíferos rusos”, afirmó Sergey Vakulenko, analista y antiguo ejecutivo ruso del sector energético.

Después de que los compradores de Estados Unidos, la Unión Europea y sus aliados del Pacífico redujeran sus importaciones de petróleo ruso, gran parte de éste se dirigió a naciones de Asia que han rechazado tomar partido en el conflicto.

Un mercado inesperado ha sido Medio Oriente. Las exportaciones del fueloil ruso, una versión ligeramente refinada del crudo, se dirigen ahora a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos, y a menudo hacen escala en Egipto durante el trayecto.

El petróleo ruso se quema en las centrales eléctricas saudíes o se exporta desde Fujairah, un puerto de los Emiratos Árabes Unidos y lugar clave para mezclar petróleo ruso e iraníe para ocultar su procedencia. Se trata de petróleo que antes de la guerra se enviaba a las refinerías estadounidenses.

Las importaciones rusas, compradas con descuento, liberan al gigante estatal Saudi Arabian Oil Co. para exportar su crudo a precios de mercado. “Los saudíes están encantados de tomar su petróleo y venderlo, en lugar de quemarlo”, comentó Carole Nakhle, directora ejecutiva de la consultora Crystol Energy.

A su vez, el acuerdo agrega oferta al mercado mundial del petróleo, lo que ayuda a contener los precios. “Se trata de una situación en la que todos ganan para los rusos e incluso, diría yo, para los europeos y los Estados Unidos”, dijo Nakhle.

También refuerza los lazos rusos con Medio Oriente, donde Putin está aprovechando las fricciones entre los saudíes y el gobierno de Biden. Riad, unido a Moscú en un cártel conocido como OPEP+, se ha resistido a la presión de Estados Unidos para bombear más crudo. Esto ha hecho subir los precios, ayudando a Rusia durante los meses en los que su petróleo cotizaba con un importante descuento.

El ministro de Energía saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, aseguró la semana pasada que la OPEP podría recortar la producción de petróleo, rechazando la presión de Estados Unidos para abrir las espitas y apoyando a Moscú.

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En la mayoría de los casos, es legal comprar y vender petróleo ruso. Estados Unidos y la UE diseñaron sanciones sobre el sistema financiero que permiten que los pagos por petróleo fluyan hacia los países no sancionadores, además de evitar que los precios de la energía sigan subiendo.

Muchas instituciones occidentales, incluidos bancos y empresas de comercio de materias primas, fueron más allá de lo que exigía la ley y dijeron que reducirían o detendrían cualquier transacción que afectara al petróleo ruso. Eso dejó a los comerciantes más pequeños para facilitar las exportaciones rusas cuando empresas como Glencore PLC y Gunvor redujeron su manejo del petróleo producido por la empresa estatal rusa Rosneft Oil Co.

Según comentaron comerciantes y ejecutivos del sector, estos operadores más pequeños trasladaron su personal a Dubai y Singapur para eludir las efímeras sanciones de la UE sobre el trato con Rosneft.

Para ayudar a ocultar sus soluciones en el comercio de petróleo, Moscú puso fin a las actualizaciones mensuales de la producción de petróleo y otros datos, lo que dificulta la medición de la actividad. A menudo, la documentación portuaria rusa ya no detalla hacia dónde se dirige el petróleo del país y quién lo envía, según los comerciantes.

Los intermediarios trasladan el petróleo ruso de un barco a otro mientras está en el mar, una maniobra costosa que oculta su origen y llena los barcos demasiado grandes para llegar a los puertos rusos del Mar Báltico. Los comerciantes dicen que probablemente se hace para asegurar que las instituciones financieras, conscientes de las sanciones y del daño a su reputación, no retiren la financiación y el seguro de los envíos.

El combustible iraní, venezolano y ahora ruso se almacena en el centro comercial de Fujairah y se disfraza intencionadamente, según los comerciantes de petróleo. Un comerciante de Suiza señaló que le ofrecieron fuel-oil que, por características como su contenido de azufre, era claramente ruso. Sin embargo, la etiqueta decía lo contrario.

La reconfiguración del mercado del petróleo estabilizó la industria energética rusa tras el temor a las sanciones que se impusieron al principio de la guerra. Los compradores occidentales y los prestamistas europeos que financian los mercados de materias primas congelaron a Rusia. A principios de este año, los operadores predijeron que las exportaciones rusas diarias caerían hasta en 3 millones de barriles.

China, Turquía y los países de Medio Oriente no tardaron en aumentar sus compras, aprovechando los precios rebajados y abriendo nuevas y lucrativas rutas comerciales para el crudo ruso. Algunos refinan el petróleo ruso y obtienen beneficios exportándolo a Occidente en forma de gasolina y gasóleo.

India es ahora el mejor cliente de Rusia. Las empresas de ese país, bajo las órdenes del gobierno, pasaron de importar casi nada de petróleo ruso a casi un millón de barriles al día, a las pocas semanas de la invasión a Ucrania.

Las importaciones han disminuido recientemente debido a los trabajos de mantenimiento de las refinerías, comentó un ejecutivo de la empresa estatal Indian Oil Corp., pero la compañía firmó un contrato con Rosneft para asegurar el suministro hasta 2028.

“El petróleo ruso se abrirá paso en la India, China y otros mercados”, declaró Evgeny Gribov, que en marzo renunció como ejecutivo de Lukoil PJSC, el segundo mayor productor de petróleo de Rusia. “E incluso vendido con descuento es más que suficiente para seguir alimentando la guerra”, agregó.

Guerra en la sombra

A largo plazo, Rusia tendrá dificultades para seguir siendo un proveedor de petróleo de primer orden, según los analistas y los ejecutivos actuales y anteriores del sector energético. Existen límites físicos a la cantidad de crudo ruso que pueden aceptar las refinerías de India y China. Y, a medida que la maquinaria rusa envejece y se pierde el acceso a los programas informáticos occidentales, las sanciones que prohíben las importaciones de tecnología nublan las perspectivas energéticas futuras.

El invierno pondrá a prueba la determinación de Moscú y sus adversarios. El 5 de diciembre, la UE debe introducir un embargo sobre el petróleo ruso y una prohibición potencialmente punitiva de asegurar y financiar los cargamentos de petróleo ruso. Si se aplican, lo que algunos comerciantes y analistas dudan, las medidas aumentarían significativamente los esfuerzos para perjudicar a la economía rusa.

Estados Unidos y sus aliados se han ahorrado en gran medida este tipo de restricciones para evitar que suban los precios de la energía.

Por su parte, Arkady Gevorkyan, analista de Citigroup, dijo que Rusia podría tener problemas para encontrar nuevos compradores para unos 1,25 millones de barriles de las exportaciones de crudo y combustible que actualmente se dirigen a Europa cada día. Livia Gallarati, de Energy Aspects, comentó que la producción diaria de crudo y de un combustible relacionado, conocido como condensado, podría caer unos 2 millones de barriles para marzo del año que viene.

A su vez, Washington intenta convencer a Bruselas de que imponga restricciones que limiten los ingresos petroleros rusos sin hacer subir los precios. Estados Unidos quiere que la UE prohíba asegurar los cargamentos sólo si no cumplen con un límite de precio por barril. El objetivo es reducir los ingresos de Putin y evitar que los precios alcancen nuevos máximos.

“No queremos que se vendan Big Macs en Moscú”, señaló un alto funcionario del Tesoro. “Queremos que el petróleo barato fluya por el Báltico”, agregó.

Ahora bien, algunos operadores y analistas se muestran escépticos y no se ha avanzado mucho desde que el Tesoro propuso la idea del tope de precios en junio.

La aplicación de las restricciones propuestas por la UE revelaría la voluntad del continente de absorber el dolor económico en nombre de Ucrania. Muchos creen que Moscú respondería reduciendo a cero el suministro de gas natural de Europa, que últimamente ha fluido a un 20% de su capacidad en el gasoducto Nord Stream.

“Vladimir Putin ha puesto sobre la mesa la destrucción mutua asegurada”, manifestó Helima Croft, jefa de estrategia de materias primas de RBC Capital Markets.

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