El debate por cobro en estacionamientos
Recientemente me tocó analizar, en el marco de un estudio encargado por uno de los actores afectados, las ventajas y desventajas del proyecto de ley que regularía el cobro de estacionamientos en los centros comerciales.
Por la discusión en la Cámara de Diputados, el principal argumento de los que están a favor de la medida parece ser la sensación de abuso contra los consumidores por parte de los centros comerciales. Para que haya abuso, sin embargo, debe haber un uso indebido de la facultad de cobrar por un servicio.
Al respecto, resulta extraño observar que en los argumentos presentados no se haya hecho mención alguna a los costos de mantención, operación y sobre todo a los costos de inversión involucrados en la provisión del servicio. Por otro lado, para resolver problemas de abuso existen mejores vías de solución, tales como el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) o las denuncias al Sernac.
Una crítica general al proyecto de ley es que no trata para nada los problemas ambientales que dicha ley afecta. La gratuidad, aunque sea parcial como en este proyecto, incentiva el uso del automóvil, con claras consecuencias sobre la congestión y la contaminación.
El cobro fraccionado por minuto, por su parte, si bien tiene sentido ya que se cobra por uso efectivo, tiene efectos ambientales negativos que pueden ser de consideración si las calles cercanas tienen congestión. La congestión de las calles es función de los vehículos que la usan. Si una plaza de estacionamiento se usa varias veces en un día significa que varios autos usaron la calle dicho día.
La otra dificultad con el proyecto tiene que ver con los subsidios cruzados que se producirían. Por una parte, aumentaría el precio de los bienes y servicios ofrecidos en el centro comercial, lo cual implicaría una transferencia a aquellos que llegan en automóvil de parte de aquellos que llegan en transporte público u otros medios que no usan el estacionamiento. Así la medida sería regresiva.
Por otra parte, habría un subsidio cruzado desde los que compran hacia los que no compran y que usan el estacionamiento sin comprar y muchas veces sin siquiera tener la intención de hacerlo. Esto último ocurre principalmente en centros comerciales de zonas urbanas, donde los estacionamientos se usan para ir a oficinas u otros lugares cerca de los centros comerciales.
A modo de conclusión, parece que a la sensación de abuso de algunos se debe sumar la sensación, equivocada, de que los estacionamientos de los centros comerciales son un bien público que debe ser ofrecido por dichos centros a la comunidad en forma gratuita. Desgraciadamente, para construir estacionamientos se debe incurrir en grandes gastos tanto de inversión como de mantención y operación.
El hecho de que el parque automotor esté creciendo en forma exponencial -el año 2000 el parque automotor en el país era de alrededor de 1,14 millones de unidades, el año 2010 era de 1,98 millones y el año 2014 de 2,79 millones de unidades (cifras del INE)- hace pensar que el problema de estacionamientos va a ser cada vez más grave.
La solución no es la gratuidad de los mismos, sino la implementación de políticas de gestión de la demanda, entendidas como el conjunto de estrategias encaminadas a cambiar el comportamiento de viaje de las personas con el fin de aumentar la eficiencia de los sistemas de transporte y lograr objetivos específicos de política pública encaminados al desarrollo sostenible. P
*El autor es profesor titular, Instituto de Economía, Pontificia Universidad Católica de Chile.
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