El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, aceptó un plan para recortar desde 2015 el impuesto a las empresas del país, uno de los más altos del mundo, que a su vez apremia a su Gobierno a mejorar el sistema recaudatorio para no incrementar más la gigantesca deuda nipona.

Abe aceptó la propuesta para rebajar el gravamen esbozada en la víspera por el comité fiscal de su formación, el Partido Liberal Demócrata (PLD), según informa este miércoles el diario Yomiuri.

El impuesto de sociedades nipón es uno de los más altos del mundo y se sitúa en torno al 35%, muy por encima de otros países de su entorno como China o Corea del Sur, donde está en torno al 25% y el 24%, respectivamente.

No obstante, el comité insta al Ejecutivo a efectuar el recorte siempre y cuando amplíe a su vez la recaudación del sector corporativo basándose en "estándares externos", tales como nóminas o capitales.

Según el panel, estos parámetros ayudarían a estabilizar los ingresos fiscales al abarcar tanto a las empresas rentables como a las que pierden dinero, dado que con el sistema actual un 70% de las empresas niponas no están pagando el impuesto de sociedades debido a sus malos rendimientos.

Al mismo tiempo insta también al Ejecutivo a que logre superávit fiscal para 2020 de cara a no seguir incrementando la gigantesca deuda pública nipona, que es la mayor del mundo desarrollado y que supone más del doble de su producto interior bruto (PIB).

Para lograr estos objetivos, Abe ha pedido por su parte al comité que desarrolle con precisión junto al ministro de política económica, Akira Amari, los pormenores de esta reforma para asegurar esas vías recaudatorias adicionales.

El primer ministro conservador quiere tener listo el plan de reforma para final de este año y así poder aplicarlo al inicio del próximo ejercicio fiscal, que en Japón arranca en abril de 2015.