Los nuevos monopolios (que buenos que son)

Nada bueno se dice de los monopolios. Empresas que hacen lo que quieren con la calidad y el precio al que comercializan sus productos. Ellos tienen el sartén por el mango, y usted como consumidor está literalmente en el sartén: frito.
Dado lo anterior, es bastante entendible que hace ya más de un siglo se busque regular, y en casos extremos desmantelar, los monopolios que aparecen. En algunas situaciones en que los costos medios decrecen al aumentar el nivel de producción (como ocurre con las utilities), la sociedad entiende que la manera más eficiente de proveer ese servicio es a través de un monopolio (nadie quiere cuatro postes de luz donde ya nos molesta el único que hay), y lo que en ese caso se hace es regular las condiciones de precio y calidad para los usuarios finales. A estas industrias los académicos le llaman monopolios naturales, y aún cuando no tienen la mala reputación de un monopolio no tan natural como un Standard Oil a comienzos del siglo veinte, tampoco son particularmente queridos por sus clientes.
Dicho lo anterior, creo que la era de los mega monopolios no está muerta, ni siquiera muriendo. Monopolios como quizás nunca han sido vistos están naciendo, bajo nuestras narices, y más encima nos gustan, y mucho, ni siquiera tienen olor a monopolio. Son los Facebook, Twitter, Ebay, LinkedIn, etc; y cambie la palabra “los” por “el”. Cada uno de ellos es único en su liga, no tienen competencia. ¿Qué podría usted hacer si alguien le diera recursos ilimitados para crear un competidor de Facebook? Le respondo: nada.
¿Qué hace a estas empresas tan especiales?
Algo propio de esta nueva economía: el efecto de red. Pero en un sentido más económico que informático. La gracia de estas compañías no radica en que su valor aumenta con su nivel de producción (como ocurre con los monopolios naturales gracias a sus costos medios decrecientes) sino que el valor de la empresa para sus usuarios aumenta con el número de usuarios. El usuario de Facebook lo hace porque sus amistades están en Facebook, y mientras más gente haya mejor. El que busca empleo se mete en LinkedIn porque el que busca contratar está ahí, y viceversa. Esta lógica no permite un competidor, lo que se creó es un mercado, no una empresa. Luchar contra esto no es del interés de nadie ni tampoco posible. Sería como pretender tener una Bolsa de Comercio para cada comuna para que compitan entre ellas.
Cuando piense en invertir gaste unos minutos pensando en el efecto de red que tiene esa empresa. Si anda buscando una ventaja competitiva de verdad, no hay mayor ventaja que aquella dada por clientes que libremente optan por un monopolio.
*El autor es ingeniero civil PUC y MBA The Wharton School.
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